La conciliación obligatoria que dictó el secretario de Trabajo provincial, Omar Sereno, le brinda un respiro por casi un mes al intendente de la Capital, Daniel Passerini en el conflicto con el gremio de los municipales (Suoem). Sin embargo, la disputa entre el intendente y el titular del gremio, Rubén Daniele, parece que se puede profundizar en el tiempo.
Passerini está dispuesto a enfrentar al gremio como lo hizo su antecesor, Martín Llaryora.
En el municipio comentan que el intendente está dispuesto a controlar las tareas de los delegados del Suoem que, según dicen en el despacho principal del Palacio 6 de Julio, “no trabajan”.
Viejo zorro de la política, Daniele percibe que Passerini buscará el enfrentamiento. En un bar junto a la Cañada, donde suele compartir varios cafés con otros miembros de su gremio, se le escuchó una frase al histórico dirigente sindical.
“Passerini se hace el zonzo, pero él como viceintendente fue partícipe necesario de la decisión de Llaryora de sacarnos la séptima hora. Los municipales no se lo perdonaremos nunca. Si quiere guerra, tendrá guerra”, asegura en privado el gremialista, que el año que viene irá por otro mandato al frente del Suoem.
Daniele ya lanzó críticas por la cantidad “excesiva” de cargos de la planta política del municipio. En el Suoem aseguran que hay contratos con empresas privadas que si se hacen públicos serían “un escándalo”.
Lo concreto es que la conciliación frenará por unos días las protestas, pero no el enfrentamiento entre el intendente y el titular del gremio de los municipales.
Una relación rota que parece no tener vuelta atrás
La que pasó fue otra semana que marcó un nuevo capítulo en la serie de desencuentros entre Luis Juez y Juan Pablo Quinteros, hasta hace algunos años socios inseparables y amigos de toda la vida.
Cuando Quinteros rompió con Juez, en 2019, dijo: “Dejo de hacer política con Juez para seguir siendo amigo de Luis”. Bueno, no pasó. De hecho, en la pelea con Quinteros, Juez parece haber arrastrado a Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad de la Nación –de buena imagen en Córdoba– y Quinteros, su par en la Provincia, juegan en tándem en lo institucional.
El lunes, cuando la última candidata a presidente de Juntos por el Cambio inauguró la sede de la Prefectura Naval Argentina en Embalse, Juez no sólo faltó al acto, sino que criticó con dureza la medida. Dijo que se trataba de un “show mediático” el acto de desembarco de la fuerza federal, que Quinteros presentó como un logro de interacción entre la Provincia y la Nación.
Además, el acto oficial le sirvió a Bullrich para cederle a los libertarios auténticos y aliados el micrófono: en Embalse, hablaron Laura Rodríguez Machado, cuya terminal es Patricia; Gabriel Bornoroni, empoderado por Karina Milei como referente de La Libertad Avanza en Córdoba; la senadora Carmen Álvarez Rivero, compañera de bancada de Juez y prima de Sebastián García Díaz, quien se anota como precandidato a intendente de la Capital provincial.
Massa abrió su primer local en el interior de Córdoba
El Frente Renovador de Sergio Massa abrió su primer local en el interior provincial. Y lo hizo en... San Francisco, la patria chica del gobernador Martín Llaryora. La dinámica de esta casa partidaria es similar a la de la ciudad de Córdoba, ubicada frente al Parque Las Heras.
Además del local partidario, funciona la Fundación Encuentro, el think tank de Massa para la formación de los cuadros políticos.
El massismo cordobés entiende que es el momento de poner en marcha la ambulancia para buscar los heridos peronistas del “partido cordobés”; y también a los delasotistas desencantados con el “alineamiento” de Llaryora con Javier Milei.
La sede de San Francisco quedó en manos del exconcejal de esa ciudad Andrés Romero, quien en la última elección municipal puso el cuerpo a la campaña de Massa. Desde el espacio, anuncian la apertura del local en San Francisco como “el puntapié del despliegue territorial que están desarrollando en toda la provincia”.
El massismo busca quedarse con la mayor cantidad de bancas posibles en todo el país y construir desde el Congreso Nacional una nueva oportunidad electoral para su jefe, en 2027. En Córdoba, la banca en disputa es la que históricamente ocupa el peronismo nacional. Se vaticina una interna abierta con el kirchnerismo por esa representación.
Un concejal peronista que muestra juego propio
Un peronista que parece decidido a aprovechar las oportunidades que le presenta la agenda es el concejal llaryorista puro Nicolás Piloni, quien representa a la Municipalidad de Córdoba en Adec, la agencia para el desarrollo económico de la ciudad.
El concejal expuso en dos congresos internacionales (en Chile y Brasil). Primero lo hizo sobre “la implementación de políticas de fomento del turismo y la cooperación binacional”. Luego, en Brasil, avanzó con la “experiencia público-privada como modelo de desarrollo”.
En el entorno de Piloni, promueven que con él la Adec “ha levantado vuelo”. “Tanto en Chile como en Brasil, Piloni logró transmitir el valor del modelo cordobés”, difundió su equipo al apropiarse de uno de los sellos de la gestión llaryorista.
Piloni es un odontólogo entrerriano radicado en Córdoba desde que llegó a estudiar. En pandemia, integró equipos sanitarios junto a Daniel Passerini, por lo que afianzaron una relación. En el último tramo de Llaryora como intendente, intentó conducir el bloque oficialista, pero ante su falta de peso territorial, debió ceder frente a Marcos Vázquez. Desde la Adec, parece buscar una vuelta de tuerca a su rol en el esquema de gobierno y alejarse de la rosca del Concejo Deliberante.