Lo que parecía una posibilidad se terminó de confirmar este sábado, cuando venció el plazo para la presentación de las candidaturas para las elecciones internas del PJ nacional: hubo denuncias cruzadas y la pulseada entre Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador riojano Ricardo Quintela podría terminar en la Justicia.
La junta electoral del PJ nacional no oficializó a la lista que encabeza Quintela, con el argumento que le faltan más de 14 mil avales, para llegar al piso de 62.500 que exige la carta orgánica del partido que fundó Juan Domingo Perón.
En cambio, fue oficializada la lista que encabeza Cristina Kirchner, que presentó casi 140 mil firmas de afiliados peronistas de todo el país.
La junta electoral le dio plazo al sector de Quintela hasta este domingo a las 11, para que presente los avales que faltan para participar de la interna prevista para el 17 de noviembre.
Denuncia contra los K
Sin embargo, desde el entorno del gobernador riojano acusaron a la junta electoral de trabajar en favor de Cristina Kirchner, y amenazan con recurrir a la Justicia.
Según los dirigentes que responden al gobernador riojano, el cristinismo quiere impedir que haya competencia en las urnas para elegir al nuevo titular del PJ nacional.
“Nos robaron documentación y adulteraron los avales. Presentamos todo en tiempo y forma, con las correcciones posteriores en tiempo de sustituciones, y todo eso quedó en poder de ellos. Con lo cual no tenemos la más mínima garantía de lo que pasó”, indicaron a Infobae desde el equipo de Quintela.
El gobernador riojano mantuvo el sábado al mediodía una reunión –por Zoom– con dirigentes de todo el país que apoyan su candidatura. Por Córdoba participó el exsenador nacional Carlos Caserio.
En esa reunión virtual, Quintela acusó a la junta electoral del partido de no brindar las “garantías mínimas” para votar el 17 de noviembre.
Hubo gestiones reservadas. Según dirigentes que responden al riojano, en la mañana del mismo sábado, Juan Manuel Olmos, un exalbertista que integra la junta electoral partidaria, habló con Quintela. Le ofreció una lista de unidad para conducir al partido, pero encabezada por Cristina Kirchner.
Siempre según la versión de los quintelistas, el gobernador riojano rechazó un acuerdo con la expresidenta y pidió “garantías” para competir en la interna.
Todo indica que la pulseada terminará en el juzgado de la jueza electoral María Servini de Cubría. La junta electoral del PJ mantendrá su postura de no oficializar la lista de Quintela, con el argumento de las irregularidades en los avales, mientras que el riojano llevará sus cuestionamientos a los tribunales federales.
Lo concreto es que no habría interna el tercer domingo de noviembre para elegir al nuevo presidente del PJ.
Iban a ser los primeros comicios para elegir a una conducción partidaria. La anterior interna fue en 1989, pero en aquel momento se decidió al candidato presidencial, cuando Carlos Saúl Menem derrotó al bonaerense Antonio Cafiero.
El último antecedente de una interna para elegir cargos partidarios, data de 1946, en el comienzo del poder de Juan Domingo Perón.
En aquel momento se eligieron a delegados para el congreso partidario, que terminó votando de manera masiva a Perón como nuevo titular del partido que él mismo fundó.
La conducción nacional del PJ siempre se resolvió a través de masivos congresos partidarios. Los últimos se realizaron el amplio predio del Parque Norte en Capital Federal.
Detrás de la pulseada entre el cristinismo y Quintela asoma la pelea más fuerte dentro del PJ: la de Cristina Kirchner con Axel Kicillof, en la decisiva provincia de Buenos Aires, el distrito electoral que aglutina al 38% del padrón nacional general de votantes en nuestro país.
Si bien el gobernador bonaerense dijo que no apoyaba al riojano, todo indica que lo impulsó para enfrentar a la expresidenta.
En el caso de no haber interna, Kicillof y CFK deberán ahora acordar una convivencia en el peronismo nacional.
El gobernador aspira a ser el candidato presidencial del PJ, en el 2027, mientras que no se saben las aspiraciones políticas de Cristina Kirchner, quien sorprendió a mostrarse para presidir al partido, cuando ni siquiera en el apogeo de su poder, se interesó por el funcionamiento de su partido.
En realidad, la pulseada entre CFK y Kicillof es por la lapicera, es decir, quien tendrá la última palabra el año que viene, cuando en Buenos Aires se elijan diputados nacionales, y se renueven la mitad de todos los concejos deliberantes.
En esta cuestión se fundamenta la fuerte pelea entre el gobernador bonaerense y Máximo Kirchner, referente de La Cámpora, quien pretende seguir teniendo una voz decisiva en la elección de los candidatos bonaerenses.
