“Desde el hocico hasta la cola, está faltando todo”. La frase pertenece a un industrial cordobés del rubro de los chacinados y sirve para describir el difícil momento que atraviesa la producción por el impacto del cierre de las importaciones y la suba de costos en los insumos.
Otro fabricante, de escala nacional, describía así el momento en un mensaje de WhatsApp a un cliente: “Tengo restricción de importaciones para tripas, los delegados con medio turno de paro por aumento extra paritarias, acabo de llegar a mi casa y estoy destruido”.
La situación es una olla a presión que ya tuvo un primer correlato con una suba promedio en el precio al público de los fiambres y embutidos del 10 al 15 por ciento. Puede haber más en los próximos días. “La realidad, ya dejó vieja la última lista”, confiesan en el sector.
Pero más allá de los precios, lo más probable es que comiencen a verse faltantes de productos de alto consumo popular, como el caso de las llamadas salchichas de viena, mortadela o jamón cocido.
Hasta las tripas
En el primer caso, las salchichas, el quiebre de oferta se vincularía con la falta de insumos esenciales. Se estima que el 35 por ciento del producto final está atado a elementos que vienen del exterior. Las tripas sintéticas están en esa canasta de difícil acceso para la industria.
A nivel sintético, existen tres tipos de envolturas industriales: las tripas de colágeno, celulosa y plástico. Faltan todas y los frigoríficos están agotando sus existencias y la de los principales proveedores.
Para el caso de las salchichas de viena, esa cobertura resulta vital para elaborar el producto, pero es retirada antes del empaquetado final con el cual llega al consumidor.
Otro factor que agrava la obtención de los insumos es el virtual cierra a la importación de pulpa y paleta porcina proveniente de Brasil.
“No tengo dudas de que el valor del cerdo se va a disparar porque lo que producimos en el país no alcanza y por las dificultades para alimentarlos”, dijo a La Voz uno de los industriales.
Vitaminas claves
Los complejos vitamínicos importados que se requieren para producir el alimento balanceado también escasean y subieron de precio, como mínimo, a dólar Rofex o inclusive al MEP.
“Todos los alimentos balanceados que se producen, ya sea para vacunos, porcinos, aves, peces o mascotas, tienen componentes importados que son los microingredientes como vitaminas y minerales, además de aditivos, saborizantes, estabilizantes, acidificantes, emulsionantes y otros que no se fabrican en Argentina”, había dicho Juan Pablo Ravazzano, presidente de la Cámara de Empresas de Nutrición Animal (Caena).
En el caso de las vitaminas, existen unas pocas plantas en Europa y Asia, y ninguna en el continente americano, explicó el dirigente.
En cuanto a la carne de cerdo brasileña, venía a todo vapor hasta fines de junio, al punto que motivaba quejas de parte de los productores argentinos que aseguraban estar “cambiando la plata” con las ventas.
Pero el cierre total puso el fiel de la balanza en la otra punta y los stocks producidos en el mercado interno no alcanzarían para cubrir el faltante.
La culpa no es del chancho
Sin embargo el consultor Juan Luis Uccelli, de la consultora especializada JLU, pone en tela de juicio esa apreciación.
“En los primeros seis meses del año se hizo una importación record. La producción nacional estuvo bastante complicada por el exceso de mercadería”, describió.
El Gobierno dispuso licencias no automáticas “en algunos productos, pero en ningún momento se puso un cepo, decir eso es una estupidez”, recalcó Uccelli, quien tampoco le encontró razonabilidad a las subas de precio.
“En lo que va del año el cerdo subió 16%, menos de la mitad que la inflación”, relevó el consultor.
Pero finalmente desdramatizó la posibilidad de que falta carne en el mercado. “La mercadería que hay alcanza para lo que se consume. Si hubiera necesidad de importar habría que traer lo que en su momento se hacía que eran cantidades menores sin perjudicar al productor”.
