Afirmar que Martín Llaryora y Luis Juez están cerca de Javier Milei es describir una parte de la realidad. Ambos dirigentes cordobeses, por distintos caminos y por diferentes razones, por ahora están próximos al Presidente. Nadie puede asegurar hasta cuándo.
Claro que el vínculo con el Presidente tiene marcadas diferencias. Juez construyó una relación personal con Milei, mientras que el gobernador pasó de una postura de enfrentamiento con el gobierno libertario a ser “dialoguista”.
Hasta dos meses atrás, Llaryora no ocultaba sus diferencias con Milei. En público remarcaba que su gestión se basa en un “Estado presente”, cuando el Presidente definía al Estado como “criminal”.
En privado, el mandatario provincial era aún más duro. Amagaba con insistir ante la Corte Suprema con el reclamo que el año pasado ya había hecho su antecesor Juan Schiaretti, cuando demandó a la Anses por la deuda con la Caja de Jubilaciones.
Llaryora solía terminar sus definiciones políticas con un contundente “Jamás seré un libertario”.
Sigue pensando lo mismo, pero algo cambió. En conversaciones reservadas, el gobernador ya no es tan punzante contra el Presidente.
Este cambio de actitud quedó demostrado en la reunión que mantuvo hace dos semanas con el ministro de Economía, Luis Caputo, cuando el funcionario libertario lo visitó en el Centro Cívico. Hablaron de gestión y muy poco de la deuda con la Caja.
Se contó en esta columna que Llaryora tiene otras urgencias en su cambiante relación con la Nación: financiamiento para obras y aval para salir a tomar deuda en pesos en el mercado local para cumplir con los vencimientos en dólares que le dejó Schiaretti, producto del ambicioso plan de obras que este ejecutó.
En este clima de mejor relación, entre los libertarios generó satisfacción una declaración de Llaryora: “No tengo objeciones contra Lijo”, dijo el gobernador la semana pasada, en un contexto de fuertes críticas hacia el controvertido juez federal Ariel Lijo, cuestionado hasta por la propia vicepresidenta Victoria Villarruel.
En el Centro Cívico lo niegan con esmero, pero hay versiones insistentes sobre contactos con gobernadores para buscar votos para los dos postulantes del Presidente para la Corte Suprema.
En privado, el propio Llaryora le baja el perfil a este supuesto plan. “La negociación del Gobierno es con el kirchnerismo. Cristina (Kirchner) tiene la llave para nombrar los jueces en la Corte”.
Ante la posibilidad concreta de no tener los votos (los dos tercios de los presentes en el Senado), los libertarios evalúan negociar con los K una ampliación de la Corte Suprema, que pasaría de cinco a nueve miembros.
Como dice Llaryora, la negociación es con la exvicepresidenta. Pero el gobernador avalaría, a través de la senadora Alejandra Vigo, la idea de ampliar el máximo tribunal, siempre y cuando haya lugares para al menos dos mujeres.
En ese hipotético caso, el gobernador elevaría los nombres de alguna de las dos vocales del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Córdoba: Aída Tarditti y María Marta Cáceres de Bollati.
Si alguna de las vocales del TSJ va a la Corte, Llaryora se beneficiaría por partida doble: tendría un oído “amigable” en el Poder Judicial federal y generaría otra vacante en el máximo tribunal de justicia provincial.
Es una idea incipiente que sobrevuela en el Centro Cívico. Aunque Milei y Cristina Kirchner tienen la última palabra respecto de la Corte.
Las señales de acercamiento no modificaron un convencimiento político de Llaryora: el año que viene enfrentará a los libertarios en la provincia en las elecciones legislativas.
Medialunas en Olivos
En otra vereda del escenario político provincial, Luis Juez sigue aceitando su vínculo con Milei.
Hubo algunos mensajes destemplados del Presidente al celular de Juez cuando el senador cordobés respaldó la ley de aumento a los jubilados que impulsó la oposición.
Las diferencias se habrían limado en un desayuno que Milei y Juez compartieron el último jueves, en Olivos.
No hay detalles de esa conversación. Pero hubo un cambio en la actitud del Presidente respecto del Congreso. Convocó a Juez para hablar otra vez a solas, y este viernes se reunió con diputados oficialistas y del PRO.
En la última cena que mantuvieron en Olivos, en mayo pasado, Juez le recomendó al Presidente “involucrarse más” en la actividad del Congreso.
“Si no hablás con tus legisladores y con los que queremos colaborar, vas a seguir sufriendo derrotas en el Congreso”, le dijo en mayo. Se lo repitió el jueves.
Dicen que Mauricio Macri le viene diciendo lo mismo. Al menos ahora el Presidente escuchó a sus legisladores y a los “dialoguistas”.
La relación personal de Juez con Milei genera una gran incógnita política en Córdoba. No escapan a esta inquietud los libertarios, peronistas, radicales y hasta los propios juecistas.
Juez les repite a sus íntimos y también a su principal socio político local, Rodrigo de Loredo: “No se hagan los rulos. No se puede hablar ahora de candidaturas. Eso recién ocurrirá en marzo del año que viene. Falta un siglo y pueden pasar tantas cosas”, repite el senador –emulando a Cristina Kirchner– a sus atribulados interlocutores, propios y ajenos.
Marzo será un mes de definiciones en Córdoba. Si Schiaretti será candidato y si Juez acordará con los libertarios o con los radicales, entre otras cosas.
Aunque para pasar el verano, antes hay que pasar la primavera. Es en lo que están pensando Llaryora y, sobre todo, Milei.
