Una de las noticias más duras de 2024 se conoció cuando el Indec le puso número al salto récord que marcó la pobreza en el primer semestre del año: hundió al 52,9% de los argentinos y aquí, en el Gran Córdoba, alcanzó al 49,5% de la población.
Los índices (lo más altos en 20 años) acusaban así el enorme impacto que tuvo la aceleración de la inflación en 2023 y la devaluación del 118% dispuesta por Javier Milei el 13 de diciembre. Vale mencionar que la metodología oficial utilizada para medir la pobreza cruza los ingresos de la población, que el Indec releva a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), con el valor de la canasta básica total (CBT), es decir, el costo mensual del combo de bienes y servicios necesarios para una vida digna. Quien no llega a cubrirla, se considera pobre.
Varios escalones más abajo, en el sustrato de la pobreza, se mide la indigencia: allí están quienes tienen ingresos insuficientes para cubrir la canasta básica alimentaria (CBA) o gasto indispensable para la supervivencia.
La profunda y generalizada erosión de ingresos que se dio entre los últimos meses de 2023 y el arranque de 2024 disparó ambos índices en la primera mitad del año pasado. La situación se potenció por el parate de la economía y su afectación sobre el mercado laboral.
Sin embargo, proyecciones de distintos especialistas anticipan que habría sucedido algo muy distinto en el segundo semestre, lapso en el cuál la pobreza habría retrocedido de manera importante. Un nuevo cálculo, realizado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) a pedido de La Voz, confirmó el mismo retroceso en Córdoba: habría bajado 12,6 puntos durante 2024.
El Indec difunde esos indicadores por semestre y los dará a conocer recién el 31 de marzo. Pero en diciembre publicó información parcial de la EPH y es sobre esos datos que los investigadores estiman la merma.
“A todos nos llamó la atención la magnitud de la caída porque sitúa a la pobreza en niveles similares a los que tenía antes del comienzo de este Gobierno”, señaló Leopoldo Tornarolli, economista, docente e investigador senior del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de La Plata.
Su cálculo fue uno de los que causó sorpresa y debate en los últimos días: entre julio y septiembre, el nivel de pobreza a nivel nacional habría descendido a 38,5%. Y las proyecciones indican que habría cerrado el año “en la zona del 40% o algo por debajo, inferior al nivel de 2023 (ese año cerró en 41,8%)”, explicó Tornarolli a La Voz.
Martín González Rozada, econometrista referente en el tema e investigador en la Universidad Di Tella, obtuvo cifras muy similares: según su estimación, la pobreza bajó al 36,8% para el semestre julio-diciembre de 2024 en el país. El índice surge de la combinación de los cálculos para el tercer trimestre (38,8%) y el último del año (34,8%) y se ubica varios puntos por debajo del 41,8% de la segunda mitad de 2023.
El descenso de la indigencia también es significativo: habría pasado del 12,2% al 9,2% entre ambos años.
Menos pobres en Córdoba
Tomando una metodología similar a la usada por los economistas a nivel país, Idesa calculó la evolución de la pobreza en Córdoba.
En la provincia, los indicadores son similares al promedio nacional. En el tercer trimestre de 2024, el 38,3% de los cordobeses se encontraba por debajo de la línea de pobreza, y 8 de cada 100 no logró cubrir el costo de la CBA, esto es, estaba en situación de indigencia.
Esos niveles de pobreza son similares a los registrados en el tercer trimestre de 2023. “Esto indica una estabilización de las condiciones sociales en comparación con el mismo período del año anterior, sin cambios significativos en las tasas de pobreza e indigencia”, precisó Catalina Serena, economista de Idesa que trabajó en las proyecciones. Vale destacar que en el medio la administración Milei aplicó un inédito ajuste sobre el gasto público que puso en pausa a la actividad económica.
Respecto a lo sucedido a lo largo de 2024, analizó: “A principios de año, los indicadores se deterioraron considerablemente, llegando a una tasa de pobreza límite del 51%. Eso se debió al impacto de los fuertes aumentos de precios en diciembre de 2023 y enero, que redujeron considerablemente el poder adquisitivo de los hogares”.
Sin embargo, a lo largo del año, la estabilización de variables macroeconómicas, en especial es descensos sostenido de la inflación, permitieron una recuperación en los indicadores sociales. Serena explicó: “La combinación de alta informalidad con inflación suele disparar las cifras de pobreza. En estos últimos meses, los ingresos de los informales (que suelen estar sobre o debajo de la línea de pobreza), comenzaron a recuperar fuertemente, mientras que muchos sectores formales lograron volver a niveles previos a de 2023″.
Idesa proyectó las tasas de pobreza del primero y tercer trimestre de 2024 a la población cordobesa: en el lapso, la baja del 50,9% al 38,3% de la tasa –son 12,6 puntos menos– implica que unas 480.000 salieron del contingente de pobres. Si, tal como sucedió en ese lapso, en Córdoba se sigue registrando la misma tendencia que a nivel nacional; los números habrían continuado mejorando sobre el cierre del año.
Los especialistas coinciden en que la desaceleración del IPC, y en especial de la inflación de alimentos que equivalen a una cuota muy mayor del gasto en los hogares más humildes, es la explicación central al descenso de la pobreza incluso; registrado en paralelo a fenómenos que pueden parecer contradictorios como la retracción del consumo.
En pocos días, el Indec difundirá el último IPC del año, correspondiente a diciembre. El promedio de las consultoras privadas lo ubica en 2,6%, algo apenas por encima (por motivos estacionales) del 2,4% oficial de noviembre. Hasta ese mes, los precios acumulaban un incremento del 122% en 2024, pero con un comportamiento muy dispar entre trimestres. Desde diciembre de 2023, cuando marcó un rebote del 25,5%, los precios fueron recorriendo una escalera descendente del 20,6% en enero, 13,2% en febrero, 11% en marzo, 8,8% en abril; en torno al 4 de mayo a agosto para caer del 3,5 al 2,4 entre septiembre y noviembre.
Impacto de la AUH
Otro factor secundario que puede haber impactado –de manera muy marginal– en mejorar los ingresos de los sectores pobres son los programas sociales de mayor alcance: la Asignación Universal por Hijo y la tarjeta Alimentar.
Una medición de Fundar sobre las remuneraciones más abarcativas entre la población (salarios del sector público, docente, privado, jubilaciones, etc.) ubicó a la AUH como el ingreso de mayor crecimiento real entre septiembre de 2023 y 2024: subió 27%. El propio Milei destaca cómo el programa focalizado en menores de edad incrementó la cobertura de canasta básica en su gestión.
De todas maneras, Tornarolli aclara que la baja en la pobreza no se explica por esto. Según señala, para que caiga tanto la incidencia debe suceder un cambio fuerte en los ingresos de sectores cercanos a la línea de pobreza, que viven mayoritariamente de “ingresos laborales”. Además, aclara, AUH y Alimentar no se captan bien en EPH, por eso su efecto en pobreza es aún menor al que tienen en la práctica. “Esto no implica que no tengan efectos positivos: impactan en indigencia, y mejoran condiciones de vida de beneficiarios, aun si no los sacan de pobreza”, valora el especialista.
Tanto él como Serena subrayan algo central y evidente: a pesar del descenso que anticipan las proyecciones, Argentina registra niveles de pobreza altos y preocupantes. Por caso, la tasa del 38,3% en Córdoba implica algo menos de 1,5 personas en situación de privación en la provincia.
“Lo que se concluye es que sólo se redujo la pobreza coyuntural. Argentina tiene el desafío de ingresar en un sendero de crecimiento que le permita perforar, por ejemplo, el 30% que hace años no logra. Para graficar, el PBI per cápita de Argentina no crece desde 2007. Si cada argentino no produce más es imposible sacar a la gente de la pobreza”, remarca la economista de Idesa.
En la misma línea se pronuncia la mayoría de los analistas de indicadores sociales.