Fiel a su estilo, Cristina Kirchner no defraudó las expectativas que se habían creado por su reaparición pública, el viernes pasado en Chaco.
La vicepresidenta reafirmó todo lo que sus dirigentes más cercanos habían dicho en los días previos, marcando la profunda grieta en el Gobierno entre el presidente Alberto Fernández y el cristinismo duro.
La síntesis de la postura de la vicepresidenta en este clima de tensión con el Presidente que ella propuso, la reflejó en la frase final de su discurso de casi una hora y media: “No le estamos haciendo honor a tanto apoyo de la gente”.
Todo sobre la interna del Frente de Todos
En otras palabras, para la influyente vicepresidenta de la Nación el gobernante Frente de Todos que ella fundó no está cumpliendo sus promesas electorales.
Alberto, Cristina y los gobernadores
Para los peronistas, sobre todos los gobernadores que tenían alguna esperanza de que hubiera un acercamiento entre el Presidente y su vice, ahora la grieta –que es un abismo político– tiene nombre y apellido: mientras Martín Guzmán siga al frente del Palacio de Hacienda, no hay posibilidades de convivencia pacífica en el oficialismo nacional.
La permanencia o no del ministro Guzmán es el dato más superficial de esta pulseada. Lo que Cristina Fernández reclama es un cambio de rumbo de la política económica.
No obstante, la vicepresidenta no ofrece una receta alternativa, más allá de algunas definiciones sueltas, del estilo “hay que defender a los trabajadores”.
Aunque los elogios de Cristina Fernández al economista camporista Augusto Costa es un indicio sobre a quién preferiría en el sillón de Guzmán. O al menos un perfil de economista, que por ahora, Alberto Fernández descarta de plano.
En su visita a la ciudad de Córdoba, el 29 de mayo pasado, uno de los funcionarios albertistas que lo acompañaron reafirmó algo que marca la realidad.
“El Presidente, con el apoyo de gran parte de la oposición, firmó un acuerdo con el FMI. Ese es nuestro plan económico hasta el fin del mandato. Quien quiera volver atrás y meternos en una crisis económica de impredecibles consecuencias, que lo diga con todas las letras”.
El mensaje del funcionario albertista apuntaba al cristinismo puro, que en aquel momento ya criticaba el rumbo económico del Gobierno, aunque la vicepresidenta aún no lo había oficializado con un discurso público, como fue el del viernes pasado en Chaco.
Guzmán y el otro problema: lo cuestionan los albertistas
En el albertismo no son pocos los que también cuestionan a Guzmán, por motivos distintos a los del cristinismo. Algunos de los funcionarios más cercanos al Presidente consideran que el ministro de Economía cumplió un “ciclo valioso”, pero ya terminado.
En el entorno de Alberto Fernández no son pocas las voces que admiten que a Guzmán sólo lo sostienen las críticas de la vicepresidenta.
El ministro de Economía cerró el acuerdo con los bonistas (holdouts); con el FMI y está cerca de refinanciar un vencimiento de 2.000 millones de dólares con el Club de París.
Tiene plazo hasta el 30 de junio para cerrar la refinanciación con el Club de París. Hasta los propios albertistas creen que esa podría ser la última gestión de Guzmán al frente de Economía.
El Presidente viene analizando una renovación de su gabinete, que incluiría el Ministerio de Economía. Aunque fue negado, se sabe que hubo conversaciones con el exministro Roberto Lavagna.
Puede que en esas charlas con el exministro de Néstor Kirchner no se haya llegado a un ofrecimiento concreto, pero alguien cercano al Presidente sondeó el pensamiento de Lavagna, que siempre amaga y da consejos, pero parece que no tiene pensado volver al Palacio de Hacienda.
Quienes están cerca coinciden en que Alberto Fernández está “muy agradecido” a Guzmán y que le tiene un gran respeto intelectual. Pero, entre sus íntimos el Presidente admitiría que su gestión “está desgastada”, sobre todo, por las embestidas del cristinismo.
“El problema no es Martín. El problema es Alberto. Cristina quiere que sea su delegado y no será así, más allá de que el Presidente intenta consensuar siempre. El quiebre fue el acuerdo con el FMI. Era urgente acordar para no caer en default y la verdad que Alberto nunca esperó que Cristina y su entorno siguiera resistiendo el arreglo, aún después de firmado”, argumentó un albertista con acceso libre a la Quinta Presidencial de Olivos.
Más allá de que ha dicho en público que Guzmán será su ministro de Economía hasta el final de su mandato, en privado, el Presidente no descarta una renovación de nombres.
Lo que no está dispuesto a cambiar es el rumbo de la gestión económica. Es decir, respetar y tratar de cumplir el acuerdo con el FMI.
El fondo de las diferencias del Presidente y su vice no es Guzmán, es el rumbo del Gobierno y el poder de decisión.
Cristina Fernández está convencida de que ella lo convirtió en Presidente y que ahora Alberto Fernández debe responderle, renunciando a su tibio plan de reelección de lanzó a fines del año pasado.
Este lunes, Guzmán salió a responder las críticas de Cristina Fernández. El ministro apuntó contra la política económica del último mandato del cristinismo. Con pocas fichas, Guzmán jugó fuerte para defenderse.
El desafío de Martín Guzmán
Además de las embestidas de Cristina Fernández y sus dirigentes más cercanos, Guzmán tiene otro enemigo implacable: la inflación. La suba de los precios puede ser más letal para Guzmán que las críticas de los cristinistas.
El jueves se conocerá el índice de abril, que en el Gobierno ya admiten que será “alto”.
Alberto Fernández exige resultados en la “guerra contra la inflación” que él mismo declaró. Ya dijo de manera pública que espera que bajé a partir de este mes.
El propio Guzmán se comprometió con sus pares, en la sorpresiva reunión de gabinete de la semana pasada. “Lo peor ya pasó”, dijo el titular de Economía sobre la inflación, tratando de tranquilizar a sus colegas.
Cada mes será un desafío para Guzmán. La inflación de abril será alta, alrededor del 6%, pero inferior al 6,7% de marzo.
Aplicando un lenguaje futbolero, que suele utilizar el Presidente, hincha fanático de Argentinos Juniors, Guzmán tiene un partido decisivo este mes. La inflación de mayo deberá marcar un descenso “importante” respecto a abril.
Mientras tanto, seguirán las tensiones entre el Presidente y la vicepresidenta. Los albertistas se preparan para una convivencia no pacífica hasta 2023.
Aunque habrá que ver cuál será la próxima movida de la influyente Cristina Fernández.
