La espuma de la ola opositora que arrasó en las urnas el 14 de noviembre en Córdoba tardó apenas dos semanas en aplacarse. Impactado por el resultado adverso, el peronismo cordobés retomó su agenda de gestión tanto en la provincia como en la Capital. Además de ser su obligación, en filas de Hacemos por Córdoba confían en ese activo como el pilar fundamental para defender la doble conquista de 2019.
Incluso quienes salieron victoriosos sabían que los flashes de ese domingo de celebración y los de los días posteriores tenían límite.
Sin embargo, hay inquietud en algunos sectores del armado opositor –en especial, de espacios que terminaron por debajo de sus expectativas– por los primeros pasos que está dando la coalición. Se reprocha una mezcla que suena contradictoria: cuota de beligerancia y destrato mechada con inacción para enviar señales internas de cómo caminar hacia 2023. Al combo lo corona una carrera a toda velocidad por un puñado de cargos: quienes ganaron quieren dejar huella ahora; quienes perdieron resisten esos embates.
Influye el recuerdo aún fresco de la guerra de roces que terminó en eclosión hace más de dos año y medio. La victoria ayuda a disimular la desconfianza, pero no la elimina.
Luis Juez y Rodrigo de Loredo, los dos grandes emergentes de Juntos por el Cambio empujados por la fuerza de los votos, aseguran que, pese a los coletazos de las discusiones nacionales que marcan estas horas, la sociedad política avanza. Sus socios/rivales internos tienen una mirada menos romántica del estado de cosas.
De Loredo tensó fuerte hacia dentro del radicalismo para intentar terminar con la hegemonía de Mario Negri en el bloque de la UCR en Diputados. Negri contestó con una mayoría amplia, que refleja que el resultado adverso de las Paso en Córdoba tiene impacto sólo fronteras adentro.
De los seis diputados radicales cordobeses, cuatro optaron por la continuidad de Negri –incluido el propio postulante–, todo un reflejo de anticuerpos del acuerdo Negri-Ramón Mestre. De Loredo y Gabriela Brouwer de Koning tributaron en la vasija del porteño Emiliano Yacobitti, el contrapeso de la línea nosiglista en la que sobresale el senador Martín Lousteau.
Ese round en la escena nacional tendrá sus réplicas provinciales. La vacante opositora que se generará en una vocalía del Ersep y que le corresponde a la UCR podría quedar en manos del negrismo. De Loredo y sus socios internos pretenden que la ubicación la ocupe el inoxidable Miguel Nicolás, pero, como el trono radical en Diputados, al voluntarismo habrá que refrendarlo con votos.
La otra definición en el almanaque de los radicales es la titularidad del Foro de Intendentes. Los ganadores de las Paso aseguran que habrá señales hacia otros sectores internos para mostrar amplitud y no dinamitar puentes. El nombre del ¿mestrista? Matías Gvozdenovich, intendente de la localidad de Arias, asoma como una posibilidad concreta.
Las caras de Juez
Juez obtuvo ayer la foto que evitó que hace menos de una semana lograse el macrista Gustavo Santos, como anfitrión de un evento nacional del PRO en Córdoba. Horacio Rodríguez Larreta lo recibió en su despacho de la sede de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El líder del Frente Cívico cultiva en la faz pública un discurso de diálogo y de unidad que contrasta con los gestos descorteses que le adjudican sectores del PRO.
En la construcción provincial que imaginan para Juez sus allegados, sobresale la idea de mostrar una versión mejorada respecto de los últimos años y arropada de sectores, como el empresarial, que antes lo consideraban casi una mancha venenosa.
Su foto de la semana pasada con el diputado electo Rogelio Frigerio y con Carolina Losada, senadora por Santa Fe desde el 10 de diciembre, contribuye a reforzar la idea de un Juez con juego más federal. Esa construcción está por verse y hacerse.
Los reclamos de una urgente institucionalización de Juntos por el Cambio Córdoba también forman parte de la agenda que se le reclama a Juez y a De Loredo. Por ahora, sin embargo, sólo hay promesas de una reunión de todos los diputados y senadores del espacio, como gesto y demostración de unidad para cerrar el año con las tensiones algo más relajadas.
Las disputas por las posiciones por venir se esperan para el primer semestre de 2022. Las especulaciones sobre posibles fechas que dispondría Juan Schiaretti para los comicios de 2023 ya son parte del menú en todas las mesas de café en las que se proyectan fórmulas y binomios. Aunque parezca apresurado y entre pujas intestinas por cargos y ubicaciones, los tiempos corren rápido para la política cordobesa.
