Los datos son poder. Y las encuestas son insumos importantes para los políticos. Por eso, conocer el clima social cada día significa tener herramientas para encarar, diariamente, a la opinión pública. En el caso de Córdoba, el escenario es complejo porque fue en esta provincia donde Javier Milei consiguió números sorprendentes en las últimas elecciones.
Lo sabe el gobernador Martín Llaryora, que debe hacer un delicado equilibrio como opositor al Gobierno nacional en una provincia en la que 1.637.147 de personas votó a Milei en el balotaje.
En el Panal llevan un control diario de la opinión pública. Tienen mucha información para saber qué costo tiene “pegarle” a Milei en Córdoba. Lo saben especialmente desde la caída de la “ley bases” en Diputados, cuando el Presidente decidió cargar contra el gobernador.
Desde el Centro Cívico tienen claro que hoy la gente no mira ideologías y que está aferrada a la esperanza de que le vaya bien a Milei. En ese escenario, se concluye que los ciudadanos esperan ver colaborando al gobierno de Córdoba. Con una aclaración: siempre que las decisiones no afecten ostensiblemente a los cordobeses.
Es algo que el círculo íntimo de Llaryora tiene muy claro y por eso fue tan incómodo que Milei los pusiera como “opositores frontales”.
Al principio del tratamiento de la “ley bases”, la posición de Córdoba, casi durante un mes, fue esa: colaboración con el Gobierno nacional. El propio gobernador recuerda que, después de la primera reunión con el Presidente fue el que tomó el micrófono y habló de lo que había sucedido.
Pero luego Llaryora se plantó contra una de las intenciones del ministro Luis Caputo que buscaba aplicar y subir retenciones al agro y a la producción industrial. El resto es historia: el proyecto de ley no avanzó (hubo votos en contra de los diputados cordobeses en particular) y Milei atacó.
“Nunca imaginamos la reacción y la acusación de traición”, reconocen en el llaryorismo.
Temor
Un encuestador importante de la provincia, en off porque son resultados que no han publicado, asegura que la crítica de Llaryora a Milei en Córdoba no ayudó al gobernador. “Vemos una leve tendencia negativa”, explica sobre las conclusiones que manejan.
Y agrega: “Pero sí le ayudó a nivel nacional, porque le permitió romper barreras entre el peronismo cordobés y el nacional”.
Según el especialista en opinión pública, esa “coincidencia” en la crítica contra Milei acercó a Llaryora a dirigentes del Conurbano bonaerense. Y ejemplifica eso con la visita de Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría.
“La crítica a Milei le permitió a Llaryora crecer a nivel país, pero no le sumó en Córdoba. Y eso es un riesgo porque primero hay que ‘cuidar el pago chico’: él tiene capacidad de reelección”, alerta.
Entre los estudios que le llegaron a Llaryora en las últimas semanas, hay uno que muestra que más del 40% de los cordobeses asegura que debe apoyar a Milei y sus medidas (incluso, sin “peros”), mientras que otro 40% afirma que debe hacerlo pero defendiendo a Córdoba.
La magnitud del apoyo (el 80% espera un acompañamiento, acrítico o crítico) hacia el Gobierno nacional es clave para entender los últimos mensajes de Llaryora.
Otro encuestador, también en off, compartió más datos: luego del primer trimestre de gestión, dice que en la provincia Milei tiene más de 50% de aceptación y en algunas ciudades grandes, como Villa María y Río Cuarto, ese apoyo es superior al 65%.
Como sucedió en Olivia el 2 de abril, cuando marcó que Milei “no era el responsable de la situación actual”, pero que tenía que frenar “las medidas de shock” que, por ejemplo, hacían imposible pagar la boleta de la luz.
En ese marco, la narrativa del “cordobesismo” tiene como eje enfatizar el aspecto “colaboracionista” del Panal, especialmente en todo lo que se refiere al orden fiscal. Pero con la incertidumbre constante de depender de reacciones que no son analizables con parámetros convencionales, según consideran en la Provincia.
Una tercera fuente relacionada con las encuestas asegura que, según números reservados, los porcentajes entre los que apoyan totalmente a Milei y los que sostienen que hay que apoyar, pero defendiendo a Córdoba están “en paridad”.
“Es más o menos entre un 45% para un lado y un 45% para el otro”, explica. “Hoy el costo sigue siendo alto para un Llaryora que no tiene las cuentas en orden en la provincia. Eso nos dan los focus group”, reveló. “Será fundamental saber cómo se mueva con relación al ‘pacto de mayo’ para evitar que Milei termine acusándolo de ser parte de la ‘casta’”.
Con un detalle no menor: la oposición en Córdoba, sobre todo con Luis Juez muy cerca de los libertarios, está muy activa.
La trampa de Milei es efectiva: si alguien se opone a sus reformas, es “la casta”. ¿Cómo se sale de ahí? “Te dice que te gustan los privilegios, y que ‘no la ves’... ¿Cómo salir? No estando nunca ahí... o pareciendo no estarlo”, afirma la consultora.
Encuestas
Hoy por hoy, en el Panal dicen estar “satisfechos” con el resultado de las encuestas en general, a pesar de que por el enojo de Milei tuvieron que salir por un tiempo de la estrategia original.
Y además, porque se realizó un fuerte ajuste a los estatales en los salarios, lo que también ha impactado en la imagen de Llaryora.
En la misma encuesta de Córdoba capital citada antes, la gestión de Milei tenía un 57% de aprobación contra un 51% de Llaryora.
Córdoba, una aliada con matices, resumen en el Centro Cívico, para definir la posición estratégica a la hora de exponer públicamente el camino. Algo que, creen, comienza a dar resultados porque, aseguran, hoy “se puede hablar mejor” (citan como ejemplo la aclaración que hizo el ministro Francos sobre que las partidas para la Caja de Jubilaciones están).
Es el rumbo que quieren mantener ahora hacia el debate y la posible aprobación de la nueva “ley bases”. Todo con un objetivo central para su gestión: llegar al “pacto de mayo”, acuerdo que el propio Llaryora ya dijo que no tendrá problemas en firmar... si los intereses de Córdoba no se ven afectados.
