“Mirá, Mauricio, ya estoy grande para tener patrón. Voy a hacer mi camino, luchando contra la maldita grieta política”, le dijo cortante Juan Schiaretti a un sorprendido Mauricio Macri, quien apuró el final de la comunicación telefónica con un seco “bueno, ‘Gringo’, seguimos hablando en otro momento”.
Según fuentes schiarettistas, esta comunicación se produjo un par de días después de la sorpresiva reunión entre Macri y Martín Llaryora, que se concretó el 17 de noviembre del año pasado.
Detrás del encuentro entre Macri y Llaryora, muchos creyeron ver una gestión mediadora de Schiaretti. Pero desde el entorno del ahora gobernador electo siempre se dijo que fue una reunión solicitada directamente por el propio expresidente.
Claro está que fue a Schiaretti el primero a quien Llaryora le avisó cuando recibió la convocatoria del expresidente.
Reservado en sus relaciones políticas, Schiaretti les contó a unos pocos íntimos aquella tensa charla telefónica con Macri.
Fue el primer indicio para comenzar a escudriñar cuándo y por qué se produjo el distanciamiento que hoy ninguno de los dos disimula.
A fin del año pasado, Macri amagaba con buscar un “segundo tiempo”, parafraseando su libro Primer tiempo, que escribió después de dejar el poder, en 2019.
En aquel momento, el expresidente se resistía a dejar el liderazgo de Juntos por el Cambio. Su hasta entonces posible candidatura presidencial lo mantenía en el centro de la escena política, sobre todo en la oposición.
Unos meses después, el domingo 26 de marzo pasado, Macri sorprendió con su paso al costado en la carrera presidencial a través de un mensaje en sus redes sociales.
Después de confirmar que no intentaría volver a la Casa Rosada, Horacio Rodríguez Larreta le planteó al expresidente un desafío fuerte: desalojarlo del liderazgo del PRO.
El jefe de Gobierno porteño lanzó su precandidatura presidencial sin esperar la bendición de Macri, quien empezó a acercarse a Patricia Bullrich, su exministra de Seguridad.
Mientras el expresidente y Bullrich comenzaron a tejer relaciones dentro de Juntos por el Cambio, Rodríguez Larreta apostó por ampliar la alianza opositora. Comenzó a construir una relación con Schiaretti, con el también peronista Miguel Ángel Pichetto, con los radicales Martín Lousteau y Gerardo Morales y con el liberal José Luis Espert, entre otros.
Por una gestión del mandatario cordobés, la progresista Margarita Stolbizer y los socialistas santafesinos también querían participar del “frente de frentes” que proponía Schiaretti.
Esas negociaciones entre el gobernador y Rodríguez Larreta se dieron en el mismo momento en que Macri –para sorpresa de muchos– se esmeraba en respaldar a Luis Juez como candidato a gobernador en Córdoba.
Schiaretti –quien casi fue un ministro del Interior en las sombras durante la gestión macrista, por su mediación con los gobernadores peronistas– ya transitaba un camino político paralelo con Macri.
El expresidente creyó ver casi una traición de Schiaretti cuando este se encolumnó con Rodríguez Larreta, quien lo quería “jubilar” como líder del PRO.
El gobernador, en tanto, se convenció de que el expresidente venía por él cuando apostaba fuerte por Juez en Córdoba.
Fuera de juego
Para el expresidente, hay un cuarteto que intentó sacarlo del escenario político: Larreta, Schiaretti, Morales y Lousteau.
En los últimos días de la pasada campaña para las Paso, se sumó a ese grupo María Eugenia Vidal. Y Macri lo dejó en evidencia.
Ta vez por eso, el domingo pasado el expresidente fue el más efusivo durante el mesurado festejo de Bullrich por el triunfo sobre Rodríguez Larreta en la interna de Juntos por el Cambio.
Macri festejó por partida doble: además de Bullrich, celebró la victoria de su primo Jorge Macri sobre su “enemigo” Lousteau. Su liderazgo sigue intacto, al menos en el PRO.
Como para seguir las raíces del distanciamiento con Schiaretti, el domingo pasado –cuando fue a votar– Macri disparó munición gruesa contra el consultor Guillermo Seita, un aliado de Larreta y de Lousteau y amigo personal y principal operador político nacional de Schiaretti.
“Lamentablemente, la agencia que lo hizo es la de este operador oscuro que no sé por qué a tanta gente de Juntos por el Cambio le gusta usar. Es otra de esas mugres de este operador, Seita, un paseador de perros”, fustigó Macri, en referencia a mensajes que llegaron a los celulares de muchos porteños para pedir el voto por Lousteau en la interna de Juntos por el Cambio por la candidatura a la Jefatura porteña.
Como para que sea más doloroso para Schiaretti, el expresidente utilizó una definición de Juez para cuestionar a Seita. El senador cordobés fue quien lo bautizó hace tiempo como “paseador de perros”.
En este contexto, el miércoles pasado, Schiaretti salió a refutar un rumor generado en Capital Federal, según el cual analizaba bajar su candidatura presidencial para acordar con Patricia Bullrich.
El candidato de la alianza Hacemos por Nuestro País creyó ver a operadores macristas detrás de esta versión y se encargó de negarla en su cuenta personal de Twitter.
Por todo lo expuesto, Macri y Schiaretti pasaron sin escalas de la sintonía fina a una grieta profunda.
La duda es si este distanciamiento entre ambos es definitivo.
