En 2009, el nombre de Jessica Valentini sonaba para acompañar a Ramón Mestre como candidato a senador nacional en una lista de unidad del radicalismo. La dirigente representaba a Identidad, el núcleo de Carlos Becerra. Algo que, al final, no ocurrió.
Pero Valentini no se rindió y en 2011, la UCR fue a internas para elegir a sus candidatos a gobernador y a intendente de Córdoba. Eran abierta, por lo que podían participar también los independientes. En aquella disputa, Valentini fue precandidata a viceintendenta de la Capital, junto a Sergio Piguillem, también en una lista de Identidad Radical (que encabezó Dante Rossi, hoy legislador).
La fórmula terminó tercera, detrás de la lista que encabezaba Mestre, que ganó; y de Mario Rey, que quedó segundo.
Aquella postulación fue recordada el domingo por la noche por Olga Riutort, quien en su cuenta de Instagram compartió un flyer en la que se ve a Valentini como candidata.
Lo hizo luego de saber que el gobernador Martín Llaryora había postulado a Valentini para ocupar una vocalía en el Tribunal Superior de Justicia. El pliego ingresó sorpresivamente en la noche del domingo, y sería tratado antes de fin de año.
Como se ve, el nombre de Valentini no es desconocido en la política. Es que esta abogada, nacida el 21 de septiembre de 1961 en San Francisco, lleva una larga carrera en la administración pública y ha trascendido el color de su partido.
Llegó a la ciudad de Córdoba con la democracia. “Puedo decir que los años ‘80 para mí fueron los más lindos de mi vida”, contó en una entrevista con El Objetivo. En aquella época, además de estudiar, abrazó la militancia política en Franja Morada, admirando al presidente Raúl Alfonsín.
“En realidad siempre fue un cuadro técnico del partido, pero nunca tuvo una militancia muy activa. Estaba más ligada al angelocismo”, cuenta alguien que compartió los días de la interna radical, versión que desmiente otro radical histórico: “No es así, Jessica siempre fue alfonsinista. Y era de salir a la calle a pintar paredes y pegar afiches”.
Según su curriculum, se recibió de abogada en 1987, en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional de Córdoba.
Luego, en la UNC fue adscripta a la cátedra de Derecho Constitucional, adscripta a la cátedra de Derecho Público Provincial y Municipal, y coordinadora académica y docente de la cátedra optativa “El Defensor del Pueblo”.
En la función pública
En 1991, Valentini inició su paso por la función pública como secretaria Relatora de la Comisión de Justicia y Prevención del Delito, en la Cámara de Diputados de la Legislatura, cargo que tuvo hasta 1994.
Paralelamente, entre 1992 y 1993, fue asesora legislativa externa de la Municipalidad de Villa Carlos Paz.
Desde 1994 a 1999, se desempeño como secretaria de Relaciones Institucionales y Derechos Humanos, de la Defensoría del Pueblo de Córdoba.
También tuvo participación en la Convención Municipal Constituyente de Córdoba, ya que 1995 participó como consultora sobre “institutos de participación ciudadana”.
Además, entre 1996 y 1998, fue secretaria técnica de la vicepresidencia Tercera de la Federación Iberoamericana del Ombudsman, Región Cono Sur; y luego, secretaria privada del ministro de la Función Pública y Reforma Administrativa de la Provincia.
En 2002, llegó a la Defensoría del Pueblo, adonde fue adjunta hasta que en 2005, por falta de acuerdos parlamentarios para el nombramiento de un sucesor del también radical Nelson Filippi, pasó a ser la titular del organismo hasta 2008.
Según publicó La Voz, aquella vez la designación de Valentini fue cuestionada por el Frente Cívico en la Legislatura, que acusó a Filippi de “autorreemplazarse”.
Valentini estuvo tres años en el cargo (por “tener un trato cordial con el peronismo”): había asumido con 30 empleados (ocho menos que los que dejó Filippi) y se fue con 38. Es decir, un 27% más.
El cruce con Nadia
Aquel paso por la Defensoría tiene una historia que el domingo pasado sumó otro capítulo. Conocida la postulación de Llaryora, la legisladora peronista Nadia Fernández se opuso. “No pongo en duda la capacidad profesional de la Dra. Valentini, pero no estoy de acuerdo con que una militante radical sea propuesta al TSJ. En el justicialismo hay mujeres con gran trayectoria judicial que también podrían ocupar ese lugar”, dijo en X.
El cuestionamiento no es el primero. En el año 2008, Fernández, también como legisladora, presentó un proyecto cuestionando la legitimidad de Valentini al frente de la Defensoría. La iniciativa (con argumentos muy duros) fue rechazada en el recinto.
Pero Fernández llegó a hablar de “una Defensoría del Pueblo cómplice, neutralizada, sumisa” que “garantizaba el pago de algunos contratos” y cerró diciendo que Valentini había estado más de 13 años “enquistada” en el cargo.
Una vez que dejó la Defensoría, fue coordinadora general del Observatorio de Violencia, de la Defensoría de los Niños y Adolescentes de Córdoba; y en 2023 llegó a la Municipalidad, de la mano de Llaryora, para ser Oficial Mayor (sigue en el mismo cargo, aunque bajo la conducción de Daniel Passerini).
“Los cargos ejercidos en la órbita de la administración pública de la provincia de Córdoba fueron en las gestiones de los gobernadores Eduardo Angeloz, Ramón Mestre, José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti”, aclararon desde el Centro Cívico.
Su vida
Los Valentini son tres hermanos, todos oriundos de San Francisco; aunque Jessica es más cercana a Alicia, la mayor de la familia, que hoy es docente jubilada. El padre, Roberto “Chiche” Valentini, fue un reconocido odontólogo de la ciudad y además, un dirigente del básquet local y presidente de la asociación de ese deporte. Y con una relación cercana al papá de Llaryora.
“Su sobrino, Leandro, hijo de Alicia, fue el primer en la familia que le escribió desde Australia, adonde vive”, contó alguien cercano a la abogada.
Cursó el secundario en la escuela normal Nicolás Avellaneda, y algunos la recuerdan, en su tiempo libre, jugando al tenis en el Sport Automóvil Club.
Soltera, y muy religiosa, el domingo Jessica estaba en misa (va mucho a la Iglesia) cuando Llaryora dio a conocer el envío del pliego a la Legislatura. “Por eso no podía atender a nadie... La llamó todo el mundo”, cuenta la misma fuente.
Es más, una de las primeras personas que pudo hablar para felicitarla fue el rabino Marcelo Polakoff, miembro del Comipaz, ya que la candidata fue una de las fundadoras.
Oriundos de San Francisco, igual que Llaryora (con el que tiene un vínculo personal de muchos años), los Valentini son una familia muy reconocida de la ciudad del este cordobés.
Este lunes, el senador Luis Juez dijo en Radio Nacional Córdoba que la abogada era “prima segunda de Llaryora”, algo que desde el Centro Cívico desmintieron. “Hay un parentesco en sexto grado de consanguinidad, que no es causal de apartamiento en las causas. Es irrelevante”, detallaron.
Según su entorno, Valentini “es incorruptible, impoluta” y sabe mucho de Derecho Civil y de la Niñez, y también del Consumidor.
En la actividad privada, trabajó en un estudio jurídico junto a los abogados Marcelo Saint Avit y Carlos Echegaray de Maussion, profesor de Derecho Privado. “Litigó... litigó mucho. Es una excelente profesional”, agrega alguien que ha compartido mucho de su vida.
Fuera de su trabajo, le gusta mucho el mar, viajar y jugar al bridge (toma cursos del juego de cartas, porque, cuentan, le encanta).
Su visión política
En la nota con El Objetivo, Valentini, además de destacar la figura de Alfonsín, también reconoció haber puesto esperanzas en el cristinismo, que luego dejaron paso a la crítica por la grieta.
“Yo era una de las que creía que con el gobierno de Cristina Kirchner hubiésemos podido conseguir un montón de cosas. Bueno, creo que realmente ahí se revirtió todo”, contó.
Y agregó: “Estamos también padeciendo esta grieta que es fruto de eso. Por eso creo que el tema de la impunidad tiene que revertirse inmediatamente”.
La nota era de diciembre de 2023, antes de que asumiera Javier Milei. “No le va a ser fácil al Gobierno que viene, no solamente en lo económico, que eso es fundamental, por supuesto también; pero hablo de la institucional y de lo político y de lo judiciable también”, advirtió.
Y cerró con una definición importante sobre la Justicia. “La independencia de la Justicia tiene que preservarse por sobre todas las cosas, con jueces probos y jugados también por la Patria, porque también de ellos depende justamente que nosotros tengamos una patria distinta, tanto en la patria chica, como es Córdoba; como en lo nacional, por supuesto”, expresó.
Para la abogada, una de las deudas de la democracia, de los partidos políticos, de la Universidad y de las instituciones intermedias como la Defensoría del Pueblo ”es que no se ha construido ciudadanía y eso es una gran falta de la que todavía nadie habla”.