Contundente, el economista Ricardo Arriazu, uno de los especialistas más escuchados por los empresarios, considera que las recientes medidas tomadas por el Ministerio de Economía, que encabeza Sergio Massa, no sirven.
“Es un acto de desesperación para acordar con el Fondo. En mi experiencia, estas cosas no funcionan. Es aguantar hasta el acuerdo para que me den plata”, señaló durante una charla virtual con inversionistas, organizada por la firma cordobesa S&C Inversiones, que encabeza Aníbal Casas Arregui.
Arriazu fue suspicaz al hablar de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que consideró que la manera en la que se comunicaron los avances fue poco tradicional.
En esa línea, aclaró que lo que se informó “no es un acuerdo” y opinó que posiblemente las recientes medidas hayan sido pedidas antes de cualquier tipo de entendimiento.
“El directorio (del FMI) se va de vacaciones. Hay un acuerdo de palabra para seguir negociando y no será aprobado ahora. Mi cálculo es que todo queda para después de las Paso”, apuntó el especialista.
Alarmas encendidas
Arriazu calcula que las reservas netas del Banco Central son negativas en U$S 7.800 millones, cifra que se estira a más de U$S 11.700 millones si se detraen las tenencias de oro (reservas líquidas).
“Se está usando plata que no le pertenece al Gobierno. Todos los días se están perdiendo yuanes y a veces se pierden o ganan dólares. Pero, en definitiva, estamos perdiendo divisas todos los días”, expresó.
Por lo tanto, además del swap chino, indicó que la situación “se aguanta con los encajes (bancarios), con la suerte de que no caen los depósitos en dólares”.
¿Por qué pasa eso en medio de un clima de desconfianza? Para Arriazu, ese segmento refleja “el chiquitaje” (suman alrededor de U$S 15.500 millones).
De los escenarios planteados, opinó que “no hay otra alternativa al acuerdo con el FMI”, al señalar que, sin un nuevo entendimiento, “es difícil que no haya un salto cambiario antes de las elecciones (generales)”.
En ese marco, fue tajante al argumentar que la implementación de tipos de cambio múltiples son “la peor de las soluciones”. Y apuntó que la reciente devaluación selectiva que se realizó vía impuestos es producto del “ingenio para minimizar los impactos”, aunque dejó en claro que “aumenta el riesgo de aceleración de la calesita en los precios relativos”.
Inflación
¿Habrá traslado a la inflación? Arriazu cree que eso depende de las expectativas del costo de reposición. “Si se piensa que la medida es de corto plazo, habrá subas (de precios)”, señaló.
Aunque no arriesgó una ponderación de esa incidencia, sostuvo que el movimiento se verá reflejado en los números de agosto, en un entorno en el que “la inflación rebotará” en comparación al relevamiento del mes pasado.
El economista mantiene su proyección de una evolución de precios de entre 130% y 140% al cierre de este año, pero aclaró que, en rigor, “nadie sabe cómo terminará, porque depende del mercado cambiario, que a su vez depende del acuerdo con el FMI”.
Agregó que no espera “una devaluación formal (del tipo de cambio oficial) de acá a las Paso” y calculó que ese indicador (el dólar oficial) tiene un atraso de alrededor de 30%.
De todos modos, aclaró que devaluar por devaluar “no resuelve los problemas estructurales”. También advirtió por el deterioro de la balanza comercial, y opinó que ”es peor que el esperado”, aunque anticipó un alivio hacia fin de año, al igual que con el nivel de actividad.
A mediano plazo, fue optimista por cambios positivos en las previsiones climáticas de cara a la nueva campaña agrícola y por la incidencia que tendrá la balanza energética a través de Vaca Muerta. En tal sentido, consideró que ese escenario facilitará la implementación de cambios con menos sufrimiento.
