Los 10 candidatos a intendencia de Río Cuarto aceptaron debatir en la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). Será el 14 de junio, a partir de las 10, en el Aula Magna.
La capital alterna vota el 23 de junio. Desde que dictó su Carta Orgánica y separó su calendario electoral, las elecciones de Río Cuarto son el primer test electoral para las nuevas gestiones provinciales y nacionales.
Para el gobernador Martín Llaryora, la división interna del peronismo en Río Cuarto es una piedra en el zapato, porque reduce la probabilidad de retener el poder en la segunda ciudad de la provincia.
Tres justicialistas encabezan listas: Guillermo De Rivas, de Hacemos Juntos por Río Cuarto (impulsado por el intendente Juan Manuel Llamosas, presidente del PJ); Adriana Nazario, delasotista candidata de “La fuerza del Imperio del Sur”, y Gustavo Dovis, candidato del Partido Humanista.
Llaryora admite que “a los vecinos no les gusta que de afuera vengan a decirle a quien votar” y prometió esta semana “acompañar al intendente que elijan”. Pero en medio de fotos e inauguraciones con Llamosas y De Rivas (que aún no tomó licencia) afirmó: “Somos parte del mismo equipo con Juan Manuel y Guillermo, nos entendemos de memoria”. También advirtió, como al pasar, que “las diferencias personales traban la gestión e impiden velocidad”.
Esta semana causó gran revuelo un audio de Julián Oberti, designado por Llaryora, en enero, secretario general del Centro Cívico local. Oberti insta a trabajar por “el Guille” De Rivas. Sin medias tintas, apela a “la lealtad” de quienes tienen empleo “no porque rendimos un examen o salimos primeros en Harvard (…)”, sino “por una cuestión política”.
El gobernador hizo cuatro visitas en la ciudad en las últimas cuatro semanas. Su pedido para que el PJ busque el consenso, aunque sea por encuestas, fue considerado “una presión” por los nazaristas. “Minga que me voy a bajar”, declaró la empresaria, expareja de José Manuel de la Sota.
A todo esto, el radical Gonzalo Parodi, candidato a intendente de Primero Río Cuarto, parece haber acrecentado sus chances al sumar, como cabeza de la lista de concejales a su exadversario interno, Gabriel Abrile. Esta vez, no se unieron al PRO, que postula a Rolando Hurtado para la intendencia.
Los demás candidatos al gobierno municipal son: Lorena Rojas, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores; Mario Lamberghini, candidato del Partido Libertario; Nicolás Forlani, del Partido Respeto y Viva Río Cuarto; el exconcejal Pablo Carrizo, de Conciencia Desarrollista, y Andrea Casero, postulante del Encuentro Vecinal Córdoba.
La Libertad Avanza no presenta candidato, aunque el discurso “mileista” impregna diferentes propuestas. En noviembre pasado, el Presidente tuvo un respaldo del 74 por ciento del electorado riocuartense. Ganó incluso en el Alberdi, tradicional bastión del PJ.
Lecturas y datos históricos
En el 2016, cuando Juan Manuel Llamosas recuperó el gobierno municipal para el peronismo con casi el 47 por ciento (más de 13 puntos por encima del radical Eduardo Yuni), el resultado fue leído como la primera derrota del macrismo, a nivel nacional.
En el 2019, a contramano del país, un 56 por ciento de los riocuartenses votó por Mauricio Macri. Al año siguiente, delasotistas, schiarettistas y kirchneristas celebraron juntos la reelección de Llamosas con el 41 por ciento de los sufragios (el radical Gabriel Abrile, obtuvo entonces el 35 por ciento).
Una elección que nadie olvida en el Imperio es la del 2012, cuando el gobernador José Manuel de la Sota, recientemente radicado en la ciudad, se jugó el todo por el todo en la campaña a la intendencia del candidato Miguel Minardi. Y perdió. El radical Juan Jure, con una alianza radical, juecista y socialista, logró la reelección por tres puntos, con el 47 por ciento de los sufragios.
“Los de afuera son de palo” solía repetir el gobernador Juan Schiaretti. “Los votos no se transfieren”, dicen unos. “Pero pueden dar envión”, acotan otros.
Por más que se municipalice la campaña, las políticas nacionales, provinciales y la situación económica y social general también impactan en el ánimo electoral. ¿Qué pensará el vecino común que no llega a fin de mes ante el creciente despliegue propagandístico?. ¿Con qué escenario se encontrará y qué promesas podrá cumplir quien resulte electo?
