Horacio Rodríguez Larreta estuvo durante el jueves recorriendo varias ciudades del interior cordobés, y el viernes hizo base en la Capital. Como Mauricio Macri y Patricia Bullrich días atrás, el jefe de Gobierno de Ciudad de Buenos Aires también se metió en la campaña de Marcos Juárez (que vota el domingo) y, también sumó un nuevo capítulo a su propia campaña rumbo a 2023.
Ayer, luego de una breve caminada por la peatonal, atendió a Voz y Voto en la sede del PRO y, entre otros temas, apuntó directo a la inseguridad en Córdoba para criticar al gobierno de Juan Schiaretti, con tiro por elevación a Martín Llaryora.
–Junto a la visita a Marcos Juárez realizó otras actividades en Córdoba, algo que viene haciendo en otras provincias. Es el comportamiento de alguien que quiere ser candidato a presidente. Pero usted sigue siendo muy prudente para decirlo. ¿Por qué?
–Por varios motivos. Primero, porque tengo una responsabilidad primaria, y la más importante, que es la Ciudad de Buenos Aires. Trabajo todos los días y largas horas en la gestión de la ciudad. Porque, más allá de que estamos muy orgullosos de la transformación que todos ven y que la gente valora, hay mucho para seguir trabajando. Hay un día a día en el que hay que administrar la ciudad. Soy un obsesivo y me tomo con mucha responsabilidad la gestión. Segundo, creo que en este momento, cuando hay una angustia en la gente porque el pan aumenta, por el precio de la ropa... El otro día, le quise comprar un paquete de figuritas a mi hijo y me quisieron cobrar 200 pesos. Bueno, esa es la angustia de la gente. Y además, y no te digo que me sorprendió, pero me preocupó mucho fue el tema de la inseguridad en Córdoba. En San Francisco mucha gente me hablaba del problema de la inseguridad...
–Es la ciudad de quien probablemente sea el candidato a gobernador del peronismo.
–Me sorprendió mucho los niveles de preocupación... de miedo. La gente tiene miedo en San Francisco, en particular, y en Córdoba, porque acá también pasa. Caminando por la peatonal, tomamos un café y dos o tres personas que se acercaron, nos plantearon el tema de la seguridad.
–¿Le parece que va a ser un tema fuerte en la campaña provincial?
–Es que esa es la preocupación de la gente. Es el miedo, es la angustia que tienen los cordobeses hoy. El tema de la inseguridad está muy arriba. Ahí nosotros tenemos una experiencia para compartir desde Buenos Aires, donde tenemos las tasas de delito más bajas de su historia. Es decisión política más un plan muy en detalle. No es que voy a venir acá para decirle a los cordobeses qué tienen que hacer, ni nada por el estilo.
–Está entrando en la campaña cordobesa...
–Yo tengo para ofrecer la experiencia de la Ciudad de buenos Aires. No es la idea de imponer, ni nada. Pero esa experiencia siembre es válida.
Macri y el “populismo light”
–Hace pocas semanas estuvo Mauricio Macri en Córdoba y habló de Juntos por el Cambio. Dijo que había dirigentes que tenían “populismo en sangre” y de “populismo light”. ¿Se siente aludido?
–Sí, me siento aludido porque coincido con él. Coincido en que tenemos que proponer un cambio muy profundo en la Argentina. Si no cambiamos al país, seguimos en un deterioro que lleva muchas décadas ya. Coincido con la necesidad imperiosa del cambio.
–¿Pero usted se identifica con los más dialoguistas, y no con el lado de los más radicalizados dentro de Juntos por el Cambio, como Patricia Bullrich, por ejemplo?
–Yo nunca me identifico con los extremos. Los extremos no son buenos para la Argentina en ninguna circunstancia, nos llevaron al fracaso. La pelea de los extremos, llamada “grieta”, nos generó más inflación, más pobreza, menos educación... Sí creo que hay que tener mucha determinación, mucha convicción para buscar el consenso con el que piensa distinto. Eso es mucho más difícil.
–¿Es posible eso hoy, sobre todo a partir del fallido ataque contra la vicepresidenta y los ataques que ha habido desde el kirchnerismo sobre su figura, por ejemplo?
–Es difícil... Te diría que muy difícil con el kirchnerismo. Pero esa es una representación de un sector de la sociedad. Hay mucha otra gente: independientes, o gente que hoy se referencia con partidos provinciales o locales con los cuales perfectamente podemos hablar. Y puedo poner nombre y apellido: nosotros, en la última elección, sumamos de la llamada “centro-derecha” a Ricardo López Murphy, del progresismo a Margarita Stolbizer, y del peronismo hubo cuatro candidatos en el interior... Y se sumó Facundo Manes, y Carolina Lozada. Hubo un avance en esto de ir sumando para buscar un consenso más amplio. Ese es el camino. Con cada uno de ellos no es que pensamos exactamente lo mismo. En la Ciudad de Buenos Aires tenemos un acuerdo que incluye desde la gente que apoyó a (José Luis) Espert en 2019, la gente de López Murphy, hasta el socialismo. Todos somos parte de un espacio que, obviamente, tiene discusiones, idas y vueltas, en el que hay que consensuar todos los días. Pero con esa actitud es que hicimos una transformación de la ciudad.
–¿No cree que hay “populismo light” dentro de su espacio? ¿Usaría ese rótulo?
–No creo que haya rótulos.
–O gente a la que le falta decisión para confrontar con el kirchnerismo.
–No califico públicamente a la gente de nuestro espacio. En todo caso, hablo de mí y de lo que yo creo. Cuando yo tuve que dar la pelea, la di por los temas que realmente son importantes para la gente. Cuando tuve que pelearme para mantener las escuelas abiertas fui el primero, me planté, me denunciaron, terminamos en la Corte Suprema y la Ciudad no perdió un solo día de clases, porque la Corte me dio la razón. Cuando me tuve que pelear por los fondos de la coparticipación, también. Me planté y fui a la Corte. Y estamos esperando a ver qué dice. El otro día peleé con el Gobierno nacional porque nosotros le pusimos un freno a las manifestaciones alrededor de la casa de la vicepresidenta, porque era un caos para el barrio. Fui, me planté, nos peleamos y la cosa descomprimió bastante. Lo importante es la firmeza para defender valores. Hay que tener mucha firmeza, mucha convicción para consensuar con el que piensa diferente. El ejemplo de la ciudad es clarísimo.
–Con esa postura, si hay un llamamiento franco al diálogo de parte del Gobierno nacional, ¿estaría dispuesto a ir y sentarse con los dirigentes del Frente de Todos?
–Un día dicen que van a convocar al diálogo, pero a la mañana siguiente la vocera del Presidente dice que no hay diálogo. Llevan dos años y nueve meses en el gobierno y no hay mostrado ninguna vocación de consenso. Dijiste una palabra muy clara: “franco”. Y la verdad es que no se ve ninguna franqueza, ninguna convicción por parte del gobierno de iniciar un diálogo. Pero como dije antes, los consensos no es posible con todos. Y seguramente con el kirchnerismo, que cree que hay que amordazar al periodismo con el discurso del odio; o con el kirchnerismo que cree que nuestros únicos aliados en el mundo son Venezuela, Nicaragua; o el que cree que va a bajar la inflación mandando militantes de La Cámpora a los supermercados... Ahí no va a haber consenso, definitivamente. Pero no son los únicos. Hay muchos otros en el espectro político, gente con otra representación social.
Interior vs. Caba
–Hay gobernadores, como Schiaretti, que están haciendo planteos por mayor federalismo. Se habla de una mala distribución de los subsidios que beneficia a Caba. Usted planteó que la solución de fondo sería un nuevo esquema de coparticipación. ¿El próximo presidente puede impulsar esa discusión?
–Primero, la discusión no es entre el interior y la Ciudad de Buenos Aires. Esa discusión se zanjó hace 150 años. La discusión es entre las provincias, donde está Buenos Aires porque es una de ellas, y el Gobierno nacional. Hoy la Argentina es un país unitario. Y un país unitario producto de la concentración de recursos que, en estas últimas décadas, promovió el kirchnerismo. Macri tuvo un paso importante al federalismo cuando le devolvió el 15% de los fondos de Anses a las provincias (nota: fue por un fallo de la Corte suprema), que es muy significativo. Pero venimos con un proceso de centralización, promovido por el kirchnerismo, y yo no escuché que el gobernador de Córdoba lo haya cuestionado alguna vez. La decisión de los subsidios para el transporte, para ir al hueso, es del Gobierno nacional. Yo no decido el valor del boleto de transporte de la Ciudad de buenos Aires. Es más: es un tema del área metropolitana.
–¿Está dispuesto a cambiarlo a eso si es Presidente?
–¡Es que hay que discutir todo!
–Es una discusión muy compleja la de la coparticipación. ¿Instalaría un proceso así como Presidente?
–Definitivamente sí. Sí. Las transformaciones que Argentina necesita son muy complejas; pero hay que encararlas. Para mí también era muy complejo mejorar la seguridad en la Ciudad de Buenos Aires, pelearme por la educación. Y lo encaramos. Una de las transformaciones que Argentina necesita es volver a construir un país federal y esa es una discusión con el Gobierno federal. Y repito: no escuché al gobierno de Córdoba dar esa discusión con la Nación. La reforma de la ley de coparticipación está en la Constitución, no es una idea mía. Y no se avanzó ni un centímetro en 25 años. Por lo cual, definitivamente hay que hacerlo. La madre de todo el problema del federalismo es la ley de coparticipación y eso hay que discutirlo. Dándole más recursos a las provincias, más fuentes de recursos. Pero también más responsabilidades.
–¿Qué significa eso de “más responsabilidades”?
–Que no puede ser que cuando haya que pavimentar una ruta, desde Córdoba o desde cualquier provincia, hay que ir a pedirle a la Capital Federal; o para un plan de vivienda, hay que ir a golpear la puerta a los ministerios nacionales. La contracara de eso es que le da mucho poder al Gobierno nacional e injerencia política sobre las provincias. Eso va construyendo el unitarismo que hoy vivimos y sufrimos. Tenemos que volver a construir un país federal, en el que sean los cordobeses los que definan su destino y sus proyectos.
Marcos Juárez
–¿Por qué es tan trascendente para los dirigentes nacionales de Juntos por el Cambio la elección de Marcos Juárez?
–Primero, porque estamos muy orgullosos de la gestión municipal de Pedro Dellarossa. Viene trabajando muy bien, con mucha seriedad. Es una ciudad que es un ejemplo para la Argentina. Ojalá hubiera muchas ciudades como Marcos Juárez a lo largo de todo el país. Es importante que, a través de Sara (Majorel), se le dé continuidad al proyecto municipal. Y también es importante porque tiene su simbolismo a nivel nacional. La llaman el “kilómetro cero” (de Juntos). Y en nuestra discusión con el kirchnerismo, cuando estamos buscando una alternativa al kirchnerismo, ganar en Marcos Juárez es importante y simbólico. Nos da un impulso inicial. Estamos convencidos de que Argentina quiere un cambio, que no quiere más gobiernos kirchnerista que, como ahora, quieren sacar una ley que amordaza a la prensa. Necesitamos un cambio. Y justamente para iniciar esta discusión con el kirchnerismo Marcos Juárez es importante.
–Pero en el caso de Marcos Juárez es contra el schiarettismo.
–Pero es ganar la elección. Lo que significa ganar tiene un mensaje nacional. Y la discusión nacional hoy es con el kirchnerismo.
–¿Y qué pasa si no hay triunfo?
–En la política se gana y se pierde. Hay que seguir trabajando... Pero estuve ayer (por el jueves) y vi mucho entusiasmo. Veo muchas ganas y mucho reconocimiento al trabajo de Pedro Dellarossa. Hizo un muy buen trabajo. Eso la gente lo valora y quiere garantizar que seguiremos trabajando en la ciudad. Y el símbolo nacional contra el kirchnerismo también es importante.