Dirigentes piqueteros que fueron acérrimos opositores a Mauricio Macri, aunque también negociaron y obtuvieron muchos recursos del Gobierno anterior, y luego apoyaron la candidatura presidencial del Frente de Todos, ahora saltaron el mostrador y se convirtieron en funcionarios nacionales.
Si bien fueron designados por Alberto Fernández, en sus discursos se muestran más cerca de Cristina Fernández.
La mayoría ocupan cargos en el Ministerio de Desarrollo Social que conduce Daniel Arroyo y administran los programas sociales destinados a desocupados, que en muchos casos integran las organizaciones sociales que siguen comandando ellos mismos.
Dos de los piqueteros más destacados son Emilio Pérsico y Fernando "Chino" Navarro, máximos dirigentes del Movimiento Evita. Desde diciembre pasado ocupan despachos en Desarrollo Social y la jefatura de Gabinete, respectivamente.
Pérsico es secretario de Promoción de la Economía Social y Desarrollo Local del ministerio que conduce Arroyo.
Mientras que su segundo es Daniel Menéndez, uno de los líderes de Barrio de Pie. Este dirigente piquero, junto a Victoria Donda -titular del Inadi-, crearon el partido político Somos.
La pata cordobesa de Somos también tendrá una representación en la Casa Rosada. Néstor Moccia, quien supo ser funcionario del cristinista Oscar Parrilli, en los últimos días asumió un cargo que dependerá del secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello, un amigo personal del presidente Alberto Fernández.
En la interna de los piqueteros se comenta que el ala albertista del Gobierno nacional puso a Moccia en un despacho cercano al jefe del Estado, para ser un contrapeso del "Chino" Navarro.
Navarro (socio de Pérsico en el liderazgo del Movimiento Evita) ocupa el cargo de secretario de Relaciones Políticas y Parlamentarias del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
Influyente
Pérsico y Navarro conducen el Movimiento Evita, la organización piquetera más importante e influyente del país, que hasta el año pasado y durante la gestión macrista administraba más de 400 mil programas sociales y 1.500 comedores en todo el país.
Juan Grabois, otro de los dirigentes piqueteros más conocido, es el máximo referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y fundador de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep), no tiene un cargo en el Gobierno.
Pero, sí uno de sus hombres más cercanos: Rafael Klejzer es director en la Secretaría de Economía Social y Desarrollo Local que conduce Pérsico.
Grabois y Pérsico, pese a tener un discurso muy opositor al macrismo, fueron los piqueteros que más negociaron la entonces ministra de Desarrollo Social, la macrista Carolina Stanley.
En diciembre de 2016, por la presión de las protestas callejeras, la gestión macrista aceptó impulsar la Ley de Emergencia Social que impulsaban los piqueteros.
Esa norma les garantizó a las organizaciones piqueteras 43 mil millones de pesos en tres años, para destinarlos a las cooperativas de trabajo.
"Es menos de lo que pedimos, pero es lo que se pudo acordar", dijo Grabois en su momento, luego de aquel acuerdo con el macrismo, que no terminó de cumplirse totalmente, cuando en 2018 estalló la crisis financiera.
Mientras que el dirigente social Juan Carlos Alderete, otro integrantes de la Ctep, como cabeza visible de la organización Corriente Clasista y Combativa (CCC), es diputado nacional por el Frente de Todos.
Más cargos
Desarrollo social no es el único ministerio en el cual fueron designados dirigentes piqueteros.
El exdiputado nacional Edgardo Depetris, del Frente Transversal y Popular, ocupa la subsecretaría de Obras Públicas. Es el segundo del cordobés Martín Gill, secretario de Obras Públicas, que depende del bonaerense Gabriel Katopodis, titular de la cartera nacional que administra la obra pública en el país.
En tanto que Miguel Gómez, integrante del Mocase, está a cargo de la secretaría de Agricultura Familiar del Ministerio de Agricultura que conduce el formoseño Luis Basterra.
Objetivos
La mayoría de los dirigentes piqueteros están en el área de Desarrollo Social que intenta que la asistencia a los desocupados se conviertan en alguna contraprestación para el Estado nacional.
El otro objetivo de los dirigentes sociales es que los desocupados reciban capacitación para dejar de depender de un subsidio estatal. “La gente quiere trabajar no recibir subsidios. El Estado debe garantizar dignidad dando las herramientas indispensables para que los desocupados no sigan dependiendo del Estado. Nadie quiere vivir de un subsidio”, remarcó Menéndez, quien está trabajando con Pérsico.
