Para la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, exesposa de Alberto Nisman, hay certezas inconmovibles. Una es que la impunidad sigue viva en el caso del atentato a la Asociación Mutual Israelita Argentina, y que la investigación sobre el ataque terrorista fue la razón del asesinato del fiscal.
A 31 años del atentato contra la Amia, la magistrada estuvo en Córdoba para recordar a las víctimas y para defender la memoria de Nisman, y asegurar que en su asesinato “hubo intervención de los servicios de inteligencia”.
—A 31 años del atentado a la Amia, ¿qué cosas quedan claras y qué cosas cree que nunca vamos a saber en Argentina?
—Que fue uno de los hechos más trágicos en la historia de nuestro país. Y lo más grave aún es que, dos años antes de este atentado, que cobró la vida de 85 personas, habíamos sufrido otro: el de la embajada de Israel, con 22 víctimas. Queda claro que ese atentado permanece impune, que hubo una cantidad de irregularidades, de ocultamiento de la verdad, de complicaciones para que la Justicia pudiera llevar adelante una investigación independiente y eficaz. Pese a todo, el fiscal Alberto Nisman había dictaminado la responsabilidad de ciudadanos iraníes y libaneses que habían formado parte de la autoría ideológica y de la planificación de este atentado terrorista. Con su trabajo, logró la emisión de las alertas rojas de Interpol. El problema fue que, el 27 de enero de 2013, el día que se conmemora a las víctimas del Holocausto, el entonces gobierno de Cristina Kirchner firmó un pacto de entendimiento con Irán, al que prefiero llamar “pacto de impunidad”. Fue uno de los actos de mayor injerencia en la división de poderes. Fue fue una intromisión deliberada del Ejecutivo, con el aval del Legislativo, en la órbita propia del Poder Judicial. Todos somos iguales ante la ley y nadie puede ser juzgado por comisiones especiales, ni sustraído de los jueces designados antes del hecho de la causa. Este pacto era una renuncia a la soberanía de nuestros tribunales, ya que creaba una comisión, mal llamada “de la verdad”, integrada por iraníes y argentinos, que demandaba que el juez y el fiscal se constituyeran en Irán para indagar a los acusados. Era un agravio a los derechos de aquellos 85 fallecidos. Ese pacto de impunidad, aprobado por ley del Congreso y luego declarado inconstitucional por la Justicia, no logró sellar esa negociación con el terrorismo. Lo que quedó claro, entonces, es que Irán es el responsable detrás de este atentado terrorista. Y esto no solo fue sostenido por Nisman, sino más recientemente por la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal. Incluso el Poder Ejecutivo actual ha declarado a Hamas como lo que es: un grupo terrorista. La realidad mundial, y la nacional, hoy le dan la razón al trabajo de Nisman.

—Yendo al juicio en ausencia, hay 10 acusados iraníes y libaneses. Ese proceso tiene que empezar este año. ¿Qué expectativa le genera el inicio y la actuación del juez Rafecas?
—El juez Rafecas resolvió que la ley de juicio en ausencia es aplicable a la situación de estos 10 ciudadanos iraníes y libaneses, que deben ser sometidos a juicio por el atentado contra la Amia. Las expectativas son positivas en el sentido de que esto va a permitir que no solo la Argentina, sino el mundo, conozca la investigación que se hizo en nuestro país, y confirme si efectivamente estas personas, y el régimen que ellos sostienen, son responsables de esta tragedia.
—Si esas personas son encontradas culpables, ¿qué mecanismos hay para hacer que cumplan un castigo efectivo?
—Están dadas todas las garantías para que tengan derecho a una defensa efectiva en este juicio, aun cuando no se presenten a derecho. Con posterioridad, si resultan condenadas, tienen la posibilidad de pedir una revisión. Recordemos que son personas que se han mantenido rebeldes, no están dispuestas a venir y someterse a los tribunales. No obstante, esta herramienta legal, que es de destacar que el Congreso haya convertido en ley después de tantos años y de tantos detractores, es muy importante, sobre todo para los familiares de las víctimas. Para saber la verdad y también para, a partir de allí, generar otros elementos de juicio tendientes a avanzar sobre la conexión local.
—Este año, en enero, el fiscal Taiano dictaminó que Nisman había sido asesinado por la denuncia que llevaba adelante. El juicio todavía no inicia. ¿Cómo está esa situación?
—Hubo pronunciamientos muy importantes de la Justicia. Uno que merece ser destacado fue el del 5 de diciembre del año pasado, en el que la Corte Suprema resolvió que la denuncia de Nisman debía ir a juicio oral.
—La investigación sobre la expresidenta Cristina Kirchner.
—Efectivamente. La Corte reconoció que esa denuncia debía ser investigada y que debía sentarse en el banquillo de los acusados.
—Esa era la denuncia que Nisman iba a presentar en el Congreso el día posterior a que fue encontrado muerto.
—La denuncia que había presentado ante la Justicia cuatro días antes de su asesinato, el 14 de enero, y de la que iba a dar cuenta al día siguiente, cuando fue hallado con un disparo en la cabeza. Con respecto a la investigación de su asesinato, confiamos en la labor del fiscal Taiano y del juez Ercolini, que se encuentran tratando de desentrañar toda esa cantidad de llamados y comunicaciones que hubo con distintos miembros de los servicios de inteligencia durante esas horas en que no se sabía qué había pasado con Nisman.
—Hay que determinar quiénes fueron los autores, tanto intelectual como material, del asesinato.
—En la investigación ya está probado que fue víctima de un asesinato, y que estuvo vinculado con su función como fiscal a cargo de la investigación del atentado desde 2004, cuando fue designado.

La llegada de Milei
—El cambio de gobierno, más allá de que no debe haber injerencia entre poderes, ¿cambia la forma en que se espera que avance la Justicia? Es un gobierno alineado con Israel, que reconoce a Irán como terrorista.
—Sin duda las decisiones de política exterior adoptadas por la actual gestión, con un alineamiento claro y determinante con los países que defienden la preservación de la humanidad y están en contra del terrorismo, dan claridad sobre la línea que seguimos, e interpretan a los argentinos en cuanto a qué lugar del mundo queremos estar. Queremos estar del lado de los países que no negocian con el terrorismo, que no se asocian con ellos, que defienden los derechos a la vida, a la libertad, a la familia, a la paz. También fue muy importante la declaración de Hamas y del régimen de Irán como Estado y organización terrorista. Y fue muy importante que, a 10 años del asesinato de Nisman, por primera vez un presidente (por Milei) se pronunciara reconociendo que el fiscal fue víctima de un asesinato. Además, expresó que se comprometía a impulsar el proyecto de juicio en ausencia, que ya es ley, y que confiaba en que la Justicia iba a avanzar con esa herramienta en el esclarecimiento del atentado. Y no solo en eso, sino también en la investigación del asesinato de Nisman, esperando que la Justicia avanzara en la denuncia que el fiscal había radicado, y que le costó la vida. “Para que los responsables terminen tras las rejas”, dijo expresamente.
—Pasaron 31 años desde lo de Amia y todavía no está resuelto el caso. En ese sentido, ¿cree que podría volver a suceder un atentado de esas características?
—Sin duda, la impunidad del primer atentado, el de la embajada de Israel, nos hizo vulnerables y permeables al segundo atentado, el de la Amia. Esta situación de 31 años sin verdad, sin justicia, sin condena a los responsables, nos deja en un escenario semejante. Pero eso no puede condicionar la política exterior de nuestro país. Justamente, se trata de no tenerle temor al terrorismo, que es lo que pretende con sus acciones escenográficas: infundir terror para imponer su pensamiento, su régimen. Si bien el escenario mundial está planteado como está, eso no debe condicionar las decisiones de política exterior, porque sería ser funcional al fin que el terrorismo pretende.
—En relación con los servicios de inteligencia hoy, ¿se ha avanzado? Hubo participación en los atentados, hubo mano de obra local. ¿Esa situación sigue siendo vulnerable? ¿Puede haber influencia allí o ha cambiado?
—Ha habido muchos cambios en el Servicio de Inteligencia nacional. Lo cierto es que sería muy importante que en la investigación del atentado a la Amia, la Justicia y la UFI Amia puedan avanzar con la desclasificación de todos los archivos secretos de la ex-Side. Algo se ha avanzado, con la desclasificación del “Informe Toma”, en referencia al exsecretario de Inteligencia Miguel Ángel Toma, que fue el informe a partir del cual Nisman inició su trabajo. Veinte años después, la Sala II de la Cámara de Casación declaró a Irán como Estado terrorista. Hoy la necesidad es que se desclasifiquen todos los archivos. Recordemos que, recientemente, el año pasado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a la Argentina y destacó la necesidad de que se proceda a esa desclasificación, y de que se garantice a las víctimas el acceso a esos archivos secretos.

—Se lo preguntaba porque mencionó los llamados del día del asesinato de Nisman. Allí se sospecha de mucha actividad de inteligencia, no solo de la Side sino también del general Milani. Y luego, hubo una campaña de descrédito contra el fiscal.
—Sin duda que en el asesinato de Nisman hubo intervención de los servicios de inteligencia. Incluso el Presidente actual, al conmemorar los 10 años del asesinato, lo recordó como un crimen cometido por lo más oscuro del poder. Y lo más oscuro del poder fueron nuestros servicios de inteligencia. Y sin duda, toda esa campaña vergonzosa y cobarde de desprestigio a la imagen de Nisman, exponiendo cosas de su vida personal y profesional que ni siquiera sabemos si eran verdad, pretendía restarle crédito a su trabajo. Fue una campaña motorizada desde los estamentos del poder político vigente en ese momento. Y, por el tipo de maniobra, sin duda hubo contribución de los servicios.
—Es muy interesante escuchar a Kala y Lara, sus hijas con Nisman. Las reflexiones sobre lo que han sufrido, el modo en que lo han procesado y cómo miran hacia adelante.
—Es muy difícil. Fue un hecho que obviamente cruzó nuestras vidas, nuestra familia. Pero lograron, con mucho esfuerzo y mucho amor, ir superándolo y continuar con una mirada positiva. Tratando de reconstruir sus vidas, seguir estudiando, positivamente. Sin rencores, sin venganzas y sin miedo.