Los schiarettistas no ocultan su optimismo luego del protagonismo de Juan Schiaretti en el primer debate presidencial del domingo pasado.
Aunque los consultores aseguran que un debate no cambia sustancialmente la decisión de los votantes, al menos a los peronistas cordobeses, y al propio candidato presidencial, les cambió el ánimo.
Schiaretti reiteró en el debate en Santiago del Estero lo que considera logros de sus gestiones provinciales.
Tanta repetición le valió una catarata de memes en las redes sociales. Hubo muchos mensajes irónicos sobre la “realidad mágica” con la cual Schiaretti describió varios aspectos de la provincia que gobierna.
Es probable que muchos de quienes escribieron los mensajes irónicos sobre “la Córdoba de Schiaretti” no hayan leído el libro Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
Se trata de una obra esencial del realismo mágico, una corriente literaria surgida a mediados del siglo pasado en América latina, cuya narración se basa en la observación de la realidad, donde se mezclan singularidades y peculiaridades dentro de la normalidad.
Con humor, los memes tuvieron mucho de realismo mágico. Schiaretti los tomó en ese registro. Su equipo de campaña lo convenció de que tenía que subirse a la ola en las redes para tratar de alimentar su proyección nacional.
Schiaretti grabó un video de un modo más descontracturado que su habitual estilo personal. Admitió que le causó “mucha gracia” el humor –a veces ácido– de los mensajes en las redes.
En el video, también envió un dato político para lo que queda de la campaña presidencial. “Voy a seguir hablando de Córdoba”, ratificó ¿Seguirán los memes?
En este contexto, la principal promesa de campaña de Schiaretti es convertir a la Argentina en un país “normal”.
El gobernador promete que llevará a la Nación lo que ya concretó en Córdoba. Ergo, Córdoba es una provincia “normal”.
Parecía una semana redonda para Schiaretti, que se está preparando para el segundo debate de este domingo.
Pero apareció un cisne negro. En política, se trata de un acontecimiento extraordinario, que produce un fuerte impacto y debate social.
La escandalosa asamblea del sindicato de la Limpieza (Soelsac), el jueves pasado, que por momentos estuvo al borde de una tragedia, dejó al desnudo una realidad más preocupante que mágica: dirigentes gremiales con conductas mafiosas y con relaciones visibles con el oficialismo.
Sólo hay que repasar el archivo fotográfico de las últimas campañas provincial y municipal para corroborar esta afirmación.
La cruenta pulseada por el poder en el gremio de la limpieza ya se cobró la vida de la joven trabajadora Gabriela Pérez. Por ahora, la investigación judicial del crimen avanza con lentitud.
Este tercer mandato schiarettista tuvo otros cisnes negros, con consecuencias también dramáticas: los asesinatos de los adolescentes Blas Correas y Joaquín Paredes, a manos de policías, y las muertes de criaturas en el Hospital Neonatal, fueron acontecimientos que escapan de cualquier realidad mágica.
Cruce por la inflación
Sergio Massa parece el más interesado en polemizar con Schiaretti. Lo hizo, sin nombrarlo, el miércoles pasado, durante una disertación en la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came).
Los dos candidatos fueron a exponer a ese ámbito empresarial. El primero fue Schiaretti, quien alertó sobre los riesgos de una hiperinflación.
“Si el Gobierno sigue gastando como lo viene haciendo, estamos al borde una hiperinflación”, advirtió el gobernador.
Una hora después, Massa pasó por el mismo escenario. Ante la consulta sobre la definición de Schiaretti, el candidato oficialista respiró hondo y sentenció: “Todo por un voto. No se puede poner en riesgo la estabilidad de un país para tratar de conseguir un voto más”. Así, el ministro de Economía trató de minimizar la fuerte advertencia del mandatario cordobés.
En el comando de campaña massista, ven con preocupación su propio cisne negro: el escándalo por las costosas vacaciones de Martín Insaurralde, ya exjefe de Gabinete bonaerense.
El impacto es en el sensible conurbano bonaerense, pero tiene algunos datos que seguramente le interesarán a Schiaretti.
Según encuestas que manejan en el massismo, hay una porción de votantes peronistas bonaerenses –por ahora pequeña, aclaran– que asqueados por el caso Insaurralde se muestran proclives en los sondeos a votar a Schiaretti el 22 de octubre.
De este modo, este votante habitualmente cautivo del PJ ahora preferiría votar a un peronista díscolo como el gobernador cordobés antes que hacerlo por el ultraliberal Javier Milei.
Menos lo harían por Patricia Bullrich, de marcado perfil antiperonista, sobre todo en el conurbano bonaerense.
Esta es una buena noticia para Schiaretti. Habrá que esperar el debate de este domingo. De ser ciertas estas mediciones, probablemente Massa se ocupe en algún momento de la “Córdoba de Schiaretti”. Y seguramente el gobernador lo hará sobre la errática gestión económica del candidato oficialista.
