Los libertarios atraviesan días de alta tensión y están enfocados en descomprimir una ebullición interna que se desató con la oficialización de las candidaturas en la provincia de Buenos Aires. El cimbronazo fue directo al corazón del llamado “triángulo de hierro” y tuvo su punto más álgido cuando, de forma inusual y con exposición pública, Karina Milei blanqueó la pulseada que mantiene con el influyente y enigmático asesor presidencial Santiago Caputo.
Sin embargo, todo indica que la sangre no llegará al río. El presidente Javier Milei activó sus resortes más pragmáticos y encomendó al jefe de Gabinete, Guillermo Francos –empoderado en este tramo de la gestión– la misión de apaciguar los ánimos. Su tarea: acercar posiciones entre dos frentes internos tan determinantes como antagónicos: “las fuerzas territoriales”, que responden a Karina Milei, y “las fuerzas del Cielo”, comandadas por Caputo.
La reconocida pericia negociadora de Francos surtió efecto. La ofensiva digital de los militantes que orbitan en torno de Caputo se detuvo, y cesaron, por ahora, los ataques a los operadores de Karina, conocida entre los propios como “la hermanísima” del Presidente.
El alto al fuego se sintió en las redes sociales, donde los jóvenes libertarios dejaron de apuntar contra Sebastián Pareja, el operador estrella de Karina en la provincia de Buenos Aires, y contra los primos Menem –Martín y Eduardo “Lule”–, piezas clave en el engranaje de la Secretaría General de la Presidencia.
Mientras se intentaba ordenar la interna libertaria, un dato llegó a la Casa Rosada: Juan Schiaretti encabezaría la lista del oficialismo provincial en Córdoba.
La información llegó desde dirigentes bonaerenses que aseguran haber escuchado del propio exgobernador su decisión de “jugar” en Córdoba, con el objetivo de consolidar un espacio nacional de centro, moderado, como alternativa a los extremos que representan hoy los libertarios y el kirchnerismo.
Si bien la preocupación dominante de Milei es la elección bonaerense del 7 de septiembre, en los pasillos del poder no dejan de mirar hacia el interior.
Córdoba, segundo distrito electoral del país, es un territorio clave para Milei. Al igual que en su momento lo fue para Mauricio Macri, en esta provincia es donde mejor mide el Presidente. No es un territorio más. Por eso, según dicen, Milei ordenó “cuidarla”.

Una prueba de que Córdoba entró definitivamente en la órbita electoral libertaria es la inquietud que surgió en la Casa Rosada sobre una probable candidatura de Natalia de la Sota por fuera del cordobesismo. La respuesta que recibieron fue afirmativa. Y en Balcarce 50 leyeron ese dato con entusiasmo.
Desde el oficialismo nacional creen –y no sin argumentos– que una postulación de De la Sota le restaría votos a Schiaretti. En cuestiones electorales no siempre 2 + 2 es 4. Aunque la diputada mantiene un discurso claramente opositor a Milei, si decidiera competir por fuera del cordobesismo podría beneficiar, paradójicamente, a los libertarios.
Pero las lógicas electorales no siempre coinciden con los principios políticos. De la Sota tiene razones de peso para mantenerse en la vereda opositora a Milei, donde viene caminando con convicción.
Mientras tanto, el gobernador Martín Llaryora ahora comenzó a pisar el acelerador para construir un perfil más opositor a la Casa Rosada.
Llaryora también tiene lo suyo para explicar su moderación: una gestión que debe convivir con el poder nacional y, por momentos, acordar para sobrevivir. No todo es especulación política; también hay necesidad de gobernabilidad.
Cambiar el plan
Hasta ahora, Schiaretti no oficializó su candidatura para octubre, pero en el Centro Cívico dan por hecho que competirá. Faltaría definir cuándo y cómo hará el anuncio.
Desde el llaryorismo intentan contener a Natalia de la Sota, pero la diputada parece poco dispuesta a escuchar llamados a la “unidad electoral”. Cree que su rol opositor a Milei no podría sostenerse dentro de los límites del cordobesismo.
Mientras tanto, el plan inicial de Karina Milei –competir en Córdoba con candidatos puros de La Libertad Avanza– está en revisión. La probable jugada de Schiaretti reconfigura todo.
Con Schiaretti en la cancha, también se reaviva la ilusión de Rodrigo de Loredo para acordar con los libertarios. Sin embargo, el diputado radical quedó atrapado en la decisión de su partido: el congreso de la UCR autorizó alianzas, pero con una condición muy difícil, para no decir imposible de digerir para los libertarios: que la UCR lidere la coalición.
En este contexto cambiante, no falta quien recuerde una vieja promesa del senador Luis Juez: encabezar la boleta libertaria si Schiaretti es candidato.
Lo dijo el año pasado, pero no volvió a insistir. Hoy se afirma que Juez preferiría mantenerse en el Senado, desde donde alimenta una relación directa con Milei, con la mirada puesta en el lejano 2027, cuando Córdoba se juegue el poder provincial.
En este ajedrez, aparece también el nombre de Gabriel Bornoroni, principal referente libertario en Córdoba, apadrinado por Karina Milei.
El jueves pasado, el diputado cordobés se reunió con ella y con Francos en la Casa Rosada. Fue un encuentro reservado, del que no trascendieron detalles.
Tal vez se habló sobre cómo el oficialismo podrá sostener los inminentes vetos presidenciales, que incluyen al aumento a jubilados, moratoria previsional y emergencia en discapacidad. Pero si Bornoroni y la hermana del Presidente compartieron mesa con el empoderado Francos, cuesta imaginar que no hayan repasado también el escenario cordobés.
En la danza de nombres libertarios, sigue en pie el propio Bornoroni -quien debería renunciar a su banca si decide competir- y también suena Agustín Laje, aunque el escritor haya dicho que preferiría no participar de esta contienda.
El escenario está abierto. Por ahora, La Libertad Avanza concentra sus energías en Buenos Aires. Pero si finalmente se confirma la candidatura de Schiaretti, Córdoba dejará de ser un punto en el radar para convertirse en un frente de batalla para los libertarios.