Si bien no hubo festejos efusivos, los diputados nacionales opositores no disimularon gestos de satisfacción por haber derrotado al oficialismo en la votación por el presupuesto nacional, en la mañana del 17 de diciembre pasado.
En el mismo momento que el Gobierno nacional se quedó sin Presupuesto para el año próximo, con derrota política incluida en el Parlamento, la preocupación también embargó a los gobernadores, entre ellos, Juan Schiaretti.
Sin la “ley de leyes” como se le dice al Presupuesto, ahora la lapicera del presidente Alberto Fernández definirá las obras y los fondos federales que el poder central enviará a las provincias.
En realidad, si bien la decisión política del reparto pasará en gran medida por la decisión política del Presidente, la figura del jefe de Gabinete, Juan Manzur, se agigantará para los mandatarios provinciales, ya que tendrán que negociar los recursos nacionales con el exgobernador tucumano.
Al no haber un Presupuesto para el año próximo, el Gobierno nacional prorrogará la vigencia del actual, y las actualizaciones se concretarán a través de Resoluciones Administrativas de la Jefatura de Gabinete.
En el Gobierno de Córdoba, los pocos funcionarios provinciales que hablan en off the record (de manera extraoficial), admiten que Schiaretti se verá obligado a negociar con Manzur los fondos federales que vendrán a la provincia.
En este escenario, los más preocupados son los mandatarios opositores, entre los cuales, en la Casa Rosada ubican a Schiaretti.
El martes pasado, el presidente Alberto Fernández recibió en la Quinta de Olivos a los gobernadores del Frente de Todos.
Esta cumbre alimentó la inquietud de los mandatarios opositores. El Presidente prometió a los oficialistas “acompañarlos” el año próximo.
Este sábado, el jefe del Estado firmó el decreto mediante el cual prorrogó el Presupuesto 2021.
El DNU es escueto y no figuran la distribución de las inversiones nacionales en las distintas provincias.
Ésa será la discusión central de los gobernadores con el jefe de Gabinete, bajo la atenta mirada del Presidente, y también de la influyente vicepresidenta Cristina Fernández.
Se descuenta que las obras nacionales que ya están en marcha tienen asegurada su continuidad para el año próximo.
En el caso de Córdoba, los cuatro hospitales modulares que se construirán en la Capital; la continuidad de la autopista San Francisco-Córdoba y el final de la ampliación de la planta de Bajo Grande, entre otros proyectos importantes que financia la Nación, no correrían riesgo.
En el caso de la planta depurado de líquidos cloacales en la ciudad de Córdoba la obra de infraestructura está terminada casi en su totalidad. Sólo falta completar el equipamiento tecnológico; la maquinaria, el software (todos importados) y la capacitación del personal para operarla.
No obstante hay dos temas que genera mucha inquietud en el Gobierno provincial: los fondos para la Caja de Jubilaciones y los subsidios al transporte. Sin presupuesto nacional, ambas cuestiones dependerá de la negociación y discrecionalidad del poder central.
Los subsidios al transporte público es una de las obsesiones del intendente de Córdoba, Martín Llaryora.
El financiamiento del rojo de la Caja de Jubilaciones de Córdoba está garantizado por una ley que se aprobó en el año 2017. Pero, se sabe, las discusiones por los números siempre tienen un raíz política.
Schiaretti espera recibir el año próximo alrededor de 25 mil millones de pesos de la Anses. Una suma muy importante, que incluso ya está en la mira de la poderosa vicepresidenta de la Nación.
Relación política
Tratando de buscar algún resquicio de optimismo, en medio de la tensa relación con la Casa Rosada, por el discurso marcadamente opositor del gobernador, algunos schiarettistas recuerdan que cuando Manzur vino a Córdoba en la última campaña electoral evitó criticar a Schiaretti.
Efectivamente, en una conferencia que brindó en la Estación Mitre de Ferrocarril, ante una consulta de La Voz sobre la postura crítica de Schiaretti en contra del Gobierno nacional, Manzur respondió la con una frase cortante. “No vine a Córdoba a pelearme con nadie”.
En el Centro Cívico admiten la preocupación por la eventual discrecionalidad que tendrá la Nación en el manejo de los recursos.
No obstante, los funcionarios schiarettistas tratan de desdramatizar la situación. Reconocen que hasta ahora, el presidente Alberto Fernández tuvo una actitud distinta a la discriminación que en su momento tuvo con Córdoba Cristina Fernández, sobre todo, en su segundo mandato presidencial.
“Córdoba es una de las provincias más productivas del país y la Nación no la podrá dejar de lado. Seguramente habrá presiones, pero “el Gringo” no se moverá de su postura de siempre: defenderá los intereses de la provincia en cualquier discusión”, aseguró uno de los funcionarios que se sienta en la mesa chica de las decisiones del schiarettismo.
En este contexto, durante los últimos días, algunos dirigentes del Frente de Todos cordobés insistieron con asegurar que el secretario de Obras Públicas de la Nación, Martín Gill, esta negociando su continuidad en el cargo, mediante un diálogo que Manzur habría iniciado con Schiaretti.
El funcionario villamariense necesita que el Concejo Deliberante de su ciudad le prorrogue la licencia como intendente para seguir en la Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
Para lograr ese objetivo, dos concejales que responden al ministro de Industria y Comercio, Eduardo Accastello, deberían abstenerse o no asistir a la sesión.
El vínculo personal entre Gill y Accastello está roto, por lo cual, el gobernador sería la única vía para conseguir la continuidad del villamariense en la secretaría que administra la obra pública nacional.
En el Centro Cívico desmienten esta versión. Aseguran que Schiaretti “jamás” se involucraría en una negociación de estas características.
Más allá de las versiones y las desmentidas, este tema se resolverá antes del martes próximo. Entonces, se sabrá si hubo o no negociación entre el gobernador y el jefe de los ministros.
Contra la grieta
Schiaretti tiene otra dificultad política. Debe manejar de manera solitaria su relación con el poder central.
Mientras que Juntos por el Cambio que gobierna a cuatro distritos (Ciudad Autónoma de Buenos Aires; Mendoza, Jujuy y Corrientes), pueden hacer causa común, en la discusión que se viene con la Nación.
En la Casa Rosada lo ubican a Schiaretti entre los opositores, pero el cordobés también tiene diferencias con la principal alianza opositora.
Durante la campaña electoral, el gobernador aseguró que “el kirchnerismo y el macrismo” habían “chocado el país”.
En los últimos días, en conversaciones informales de funcionarios nacionales con gobernadores opositores, desde la Casa Rosada impulsan un nuevo pacto fiscal, mediante el cual las provincias podrían aumentar impuestos.
“En Córdoba no hay margen para aumentar impuestos. Además, prometimos de avalar subas impositivas en el Congreso”, reafirmó un schiarettista.
Sin alianzas estratégicas con otros gobernadores a la vista, Schiaretti se prepara para una negociación, que todo indica será con Manzur, el jefe de los ministros.
