La actividad financiera en la Argentina se reanudará este miércoles en medio de un clima adverso ante el temor que provocó en los mercados internacionales la escalada en la guerra comercial que desató la decisión de Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones de México, Canadá y China.
Los ADRs de acciones argentinas cerraron el martes con resultados mixtos, sobrellevando una rueda en la que en la mayor parte estuvieron en terreno negativo. Los bonos soberanos también sufrieron en el inicio de las negociaciones, pero finalmente terminaron en equilibrio. De todas formas, el Riesgo País se mantuvo en el elevado rango de 780 puntos.
Cuando el fin de semana el FMI anunció avances en el diálogo con la Argentina y el presidente, Javier Milei, adelantó que enviará el programa para su aprobación al Parlamento, la sensación era que el inicio de la semana financiera sería auspicioso para la plaza local.
Sin embargo, la ratificación por parte de Trump de las medidas proteccionistas modificó en forma sustantiva el escenario.
Tal como precisó este medio, los activos que habían empezado el lunes con subas de hasta 8%, revirtieron la tendencia sobre el final de esa rueda e ingresaron a la operación del martes en baja y mantuvieron la inestabilidad.
Pero no solo la atmósfera afectó al mercado accionario y de bonos, sino que también impactó alcanza a los commodities. La soja perdió cerca de U$S 4 y pasó a cotizar en la zona de U$S 367 la tonelada. Este es un dato que el gobierno de Javier Milei sigue atentamente, ya que los ingresos fiscales de este primer semestre dependen en gran parte de lo que suceda con la oleaginosa. Un panorama similar muestra el trigo con descenso a $ 197 y el maíz a $ 177 por tonelada.
Trump impuso un arancel de 25% para los productos que entran al país desde México y Canadá y de 10% para los que llegan desde China, que se suman a una tasa previa que había entrado en vigor a principios de febrero.
Los países afectados también tomaron medidas en similar sentido, lo cual provocó un cimbronazo en las bolsas mundiales por la incertidumbre que genera esta guerra comercial. Los inversores reaccionaron en buena medida refugiándose en oro que volvió a valores máximos.
En el caso de los activos argentinos, la volatilidad no puso evitarse ni tan siquiera con la declaración de Trump de que “consideraría” un acuerdo de Libre Comercio con el país.

Una de las consecuencias de este panorama es la pérdida de valor de las monedas de los países más afectados y allí radica el mayor temor en la reanudación de las operaciones en la Bolsa de Buenos Aires.
El cierre de las transacciones del viernes 28 de febrero mostró a un dólar estable en el mercado informal, pero mucho más movido en la plaza financiera.
El dólar MEP cerró en $ 1.228, muy cerca del “blue” que lo hizo en $ 1.230; mientras tanto el Contado con Liquidación operó en la zona de $ 1.220.
Pero estos precios estuvieron influenciados por la intervención del Banco Central. El último informe de la entidad indicó que en enero se habían utilizado U$S 984 millones para controlar el MEP y el Contado con Liquidación. Es la cifra más alta desde octubre de 2023, en tiempos de Sergio Massa como ministro de Economía y candidato a presidente. Los analistas estiman que durante febrero el nivel de intervención también resultó alto.
Por eso las miradas estarán puestas en cómo arrancan las cotizaciones y a partir de allí qué posición adoptará el Gobierno, habida cuenta que además enfrenta el corset que impone mantener el ritmo de crawling peg en el 1%.
Cabe apuntar que el MEP subió 5% en el primer bimestre, por encima de la pauta devaluatoria. En el caso del CCL el incremento fue de 2,8%.
Este miércoles se espera una actividad importante tanto de exportadores como de importadores luego de dos días sin operaciones, lo cual también tendrá impacto directo en el mercado de cambios.
El presidente, Javier Milei, volvió a embestir contra quienes sostienen que el precio del dólar está “atrasado” y los acusó de ser “quienes destruyeron la Argentina” por impulsar devaluaciones.
Esta nueva declaración del jefe de Estado no hace más que reafirmar la idea de que el Gobierno utilizará todas las herramientas que tenga disponibles para evitar un alza del tipo de cambio que pueda poner en riesgo el proceso de desinflación; principal objetivo de su política económica.