En apenas mes y medio, llegará a su fin la ley 27.705, que planteó una moratoria previsional que permite, a través de una regularización de aportes no realizados, comprar los años faltantes para llegar a los 30 años requeridos. Será, en principio, el único “cambio” al que dará lugar el Gobierno este año, o al menos antes de las elecciones de medio término.
De hecho, eso fue lo único que quedó en pie de todo lo que anunció el ahora extitular de Anses Mariano de Los Heros. Además de haber confirmado que no habrá prórroga y que la ley caerá el 23, De los Heros había dado los trazos gruesos de la reforma previsional que vendrá: suba de la edad jubilatoria, eliminación de los regímenes de privilegio, cambios en la Pensión del Adulto Mayor, restricciones al otorgamiento de las pensiones y la posibilidad de recibir los regímenes jubilatorios de las provincias.
Eran de tanta envergadura los anuncios que Milei lo eyectó. “Me parece un disparate que un funcionario de segunda línea se tome el atrevimiento de hablar de un tema que no es parte de la agenda política y no entender la secuencialidad de las reformas”, dijo en alusión a De Los Heros.
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De todos modos, de todo lo que dijo, sí es cierto que la moratoria termina. Así, el 23 de marzo será el último día para que las personas con la edad reglamentaria ya cumplida a esa fecha (65 los varones y 60 las mujeres) puedan comprar los años de aportes que les falten hasta completar los 30.
Esta moratoria también permite a quienes les falten hasta 10 años para jubilarse –es decir, 55 los varones y 50 las mujeres– comprar el remanente para llegar a juntar los 30 años requeridos para cuando se alcance la edad. Esto sí seguirá vigente y no finaliza el 23 de marzo. En estos casos, se adquieren “unidades de cancelación de aportes previsionales para trabajadores y trabajadoras en actividad”. Cada unidad vale un mes de contribución y pueden comprarse períodos previos a abril de 2012. Cada mes que se debe cuesta hoy 25.971,65 pesos y se descuenta de la jubilación que se otorgue, con el mismo índice de actualización.
El impacto de las moratorias
La decisión es relevante sobre todo si se tiene en cuenta el pasado: en el 2024, tres de cada cuatro jubilaciones otorgadas por Anses se hicieron bajo el paraguas de la moratoria.
Fueron personas que no alcanzaron a reunir íntegramente los 30 años de servicio que exige hoy el sistema. Según datos de la Subsecretaría de Seguridad Social de la Nación, pasaron a retiro 313.950 comprando aportes sobre un total de 427.505, es decir, el 73%. En las pensiones por fallecimiento, fueron 48.284 pensiones las habilitadas por esta vía, casi la mitad de las dadas de alta durante casi todo 2024.
Hace años que tienen peso gravitante: en 2022 fueron el 65% de las nuevas jubilaciones y en el 2023, el 81%. Y se mira globalmente, desde 2010, la mitad requirió del régimen.
“Las moratorias han sido un parche que no debería haber existido, se debería haber buscado una solución estructural, pero como eso se fue demorando, la moratoria buscó resolver el problema grave que tenemos que es la gente que no tiene aportes”, plantea Oscar Cetrángolo, economista especialista en el tema.
Si efectivamente Anses no hace nada, podrían jubilarse en este 2025 unas 130 mil personas, apenas la cuarta parte de las que se jubilaron el año anterior.
“Creo que es coherente su finalización, por más antipático que parezca, porque se ha confundido el sistema de jubilaciones con el sistema de asignaciones no contributivas. Un sector ha sostenido que jubilarse es un derecho por el sólo hecho de llegar a la edad jubilatoria, pero lo cierto es que tenemos un sistema contributivo que exige trabajar, aportar, generar un ahorro a una caja en la vida activa y si no, no tengo derecho a una jubilación”, plantea el especialista en temas previsionales Adrián Tróccoli.
Cetrángolo entiende que hasta tanto no se haga alguna reforma de fondo, este esquema debiera prorrogarse para casos puntuales. “Yo la prorrogaría para los casos en los que la persona aportó pero no cumplió con la totalidad de aportes”, dice.
Otros sostienen que debe reformarse la Pensión Universal de Adulto Mayor (Puam), que es lo que quedará en pie para cuando caiga esta moratoria. Implica el pago del 80% de una jubilación mínima, requiere tener 65 años de edad y no se deriva al cónyuge en caso de fallecimiento. La Puam a febrero es de 218.469,20 pesos más el bono de 70 mil, es decir, 288.469,20.
Reformas intermedias, ¿un camino posible?
La injusticia hoy es que para jubilarse hay que juntar sí o sí 30 años de aportes, una vara muy alta en esta Argentina de tantos vaivenes e informalidad en el mercado laboral.
Quienes tienen cinco, 10, 20 o hasta 29 años, quedarán con una Puam cuando sí ha hecho un esfuerzo contributivo.
“Falta algo en el medio para aquellos que tienen muchos años de aportes pero no los suficientes”, dice Adrián Troccoli. Y remarca que hay al menos siete proyectos en el Congreso que hablan de una “jubilación proporcional”. “El concepto es que si aportaste y no llegaste a un jubilación plena, podrías tener una prestación proporcional, que sería algo mayor que una no contributiva”, agrega.
Es probable que este cambio sobre la Puam se pueda debatir este año, sin avanzar aun en cuestiones previsionales de fondo.
Pero ese no es el único cuestionamiento que recae sobre la Puam: el mayor es que iguala la edad de retiro en 65 tanto para hombres como para mujeres. Algunos advierten ahí la punta de lanza de algo que llegará tarde o temprano: que tanto hombres como mujeres se retiren a los 65.
Con la caída de la moratoria, la enorme mayoría de las mujeres deberá esperar hasta los 65 para acceder a una ayuda. Tróccoli es enfático al respecto: “Hay un error conceptual en nuestro país en creer que por tener la edad tenés derecho a jubilarte. Pero si alguien a los 60 dice que estaba trabajando y no tuvo aportes, Anses le reconocerá el trabajo si probás que trabajaste. Durante años el trabajo de los abogados fue buscar la prueba de que habías trabajado. Pero si uno hacía tareas de cuidado no remunerado y vivían con el ingreso de uno, el varón generalmente, en la etapa pasiva debería alcanzarle a los dos. Hay que mejorar las jubilaciones, no regalar una”, cierra el especialista.