Cuando hacia el fin de esta semana ingrese al Senado de la Nación la versión definitiva de la menguada “ley Bases”, cuyo texto final aún es una incógnita en varios puntos centrales, comenzará un verdadero segundo tiempo en el que todo puede pasar.
El peronismo nacional, dividido en dos bloques -Frente nacional y popular y Unidad ciudadana-, alinea 33 bancas. Si el oficialismo nacional sostiene el esquema de alianzas que tuvo en Diputados para la sanción general de la ley, podría empatar al sumar los siete de La Libertad Avanza, seis del PRO, 13 radicales, a la cordobesa Alejandra Vigo, y tres de Innovación Federal, aunque estos le responden a los gobernadores de Río Negro y Misiones, Alberto Weretilneck y Hugo Passalacqua, respectivamente.
Con esos escaños, la sesión no podrá comenzar: el conglomerado libertario y sus eventuales colaboradores no cuentan con el cuórum de 37 senadores sentados.
Ese será el primer desafío para los libertarios en el recinto de la Cámara Alta. Lograr que otros cuatro senadores decidan ingresar. Los apuntados serán la neuquina Lucila Crexell, que responde el gobernador Rolando Figueroa, y los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano, espadas del gobernador Claudio Vidal.
Si la negociación entre la Nación y los gobernadores avanza de manera positiva, aún le faltará ocupar una banca. Queda poco de dónde rascar: el correntino Carlos Espínola y Edgardo Kueider integran el mismo bloque que Vigo (Unidad Federal), pero a diferencia de la esposa del exgobernador Juan Schiaretti, los litoraleños no le responden a ningún gobernador.
Para que llegue ese momento fatídico, aunque quedan varios días por delante: se especula que la ley con media sanción ingresará a la Cámara Alta el jueves o viernes próximo. Recién entonces la vicepresidenta Villarruel podrá convocar al plenario de comisiones para que se aboque a analizar el tema.
Va de suyo que los dos bloques del peronismo nacional dilatarán el debate, conscientes que el ajuste del Estado y la desregulación de la economía impactarán en las economías familiares, lo que podría hacer que el Presidente pierda más apoyos, según lo vienen revelando distintas encuestas.
El cálculo más optimista para el Gobierno nacional es que serán tres días de reuniones de comisión, lo que podría dejar el tratamiento de la ley fuera del período de sesiones extraordinarias, para lo cual hará falta un decreto prolongándola.
Aquí vale resaltar otro punto que exhibe la falta de expertise del Gobierno nacional: este domingo el Presidente inicia una gira internacional durante 15 días, por lo que la vicepresidenta se mudará a la Casa Rosada y la conducción del Senado estará en la muñeca del puntano Bartolomé Abdala, un exfuncionario de Alberto Rodríguez Saá recién arribado a La Libertad Avanza, a donde llegó de la mano Carlos Kikuchi, desplazado del corazón del poder libertario.
Resta pasar el peine fino al bloque radical que comanda Maximiliano Abad y que integra como hombre fuerte Martín Lousteau, presidente de la Unión Cívica Radical, maltratado por Milei desde hace semana y, sobre todo, un acérrimo enemigo de Mauricio Macri, quien es un aliado del Presidente y que jugó de frente a favor de la sanción de la ley ómnibus en Diputados.
Como a esta novela no le faltan enredos, hay que recordar que febrero tiene un fin de semana largo, el de Carnaval, lo que podría prolongar el debate hasta los últimos días del mes.
