La masiva presencia de turistas en los principales valles de la provincia e inclusive en los festivales durante enero muestra otra fotografía del momento.
Las entidades comerciales trazan, precisamente, una diferencia entre lo que sucede durante enero con la demanda en Córdoba Capital, respecto del interior.
El impacto del turismo se ve esencialmente en dos vectores: la ocupación de alojamientos –hay que recordar que un turista es alguien que permanece alojado al menos una noche en el destino elegido– y el consumo gastronómico.
Correr la suba de costos
Mario Sansone, empresario gastronómico de Villa Carlos Paz con una larga trayectoria, considera que la temporada se ubica “entre buena y muy buena”, pero “no llega” al estatus de “extraordinaria”.
En el enero que termina, hubo mucho movimiento de vehículos por el día hacia sectores recreativos y dejó una imagen de “estar todo lleno” que, para Sansone, tiene su explicación: “todavía estamos en pospandemia, se mantiene un achicamiento de oferta, entonces los lugares abiertos exhiben un poco más de ocupación”, describió a La Voz.
Otro rasgo distintivo de esta temporada de verano es que la inflación complica la evaluación de los precios a todo nivel.
“Cuánto se consume, si es mucho o poco, es muy difícil de evaluar en un contexto inflacionario. Es una carrera permanente entre costos y precios de venta”, señala el empresario.
Por ejemplo, un ticket de 5.000 pesos de una cena para dos personas en un restaurante de la Villa puede resultar caro y en cuestión de días pasar a tener otra valoración por el impacto de la suba de precios.
Sansone remarca que, más allá de situaciones puntuales que todas las temporadas aparecen, en esta de 2023 “no ha aparecido una preocupación del turista promedio por el nivel de los precios”. “No hemos tenido quejas”, dice.
Taquilla positiva
Otro experimentado en la interpretación de lo que ocurre con el turismo es el productor teatral Miguel Pardo, con 12 espectáculos en cartelera en Villa Carlos Paz.
“La capacidad de compra del consumidor de espectáculos es la misma que tiene la gente para cualquier producto, en consecuencia, es muy selectiva y elige”, puntualiza.
Para esa demanda, en particular en aquellos espectáculos con entradas más caras, casi el 80% de los tickets se despachan con tarjeta de crédito muchas veces con planes hasta seis cuotas sin interés, en algunos casos, en 12 meses, con recargo, explica el empresario.
“La temporada de shows comenzó después del 10 de enero, pero todavía le faltan 40 días. Todo febrero y la primera de marzo que suele ser muy buena. No es una temporada para salvar la ropa, es una temporada con resultados excelentes”, comenta Pardo.
Relajado y de vacaciones, el público “está atento a las promociones, responde a la venta de último momento sin elegir tanto a qué show va”.
También hay una fuerte demanda ya definida por aquellos que están decididos a ver determinado espectáculo, en cuyo caso no importa el costo, lo paga y concurre, dice el productor.
