Como el boxeador que recibe un uppercut certero, Juntos por el Cambio no comprende aún qué le pasó en Córdoba, provincia donde nació hace ocho años; y donde la coalición quedó sin liderazgos naturales, incuestionables, con las internas apenas contenidas por el “espanto”.
Ayer, mientras la franquicia local de Juntos por el Cambio intentaba recomponerse de la derrota, los dirigentes del PRO cargaban datos en una planilla para saber cómo quedará la lista de Diputados nacionales que presentará en octubre.
Por ahora, por 1.200 votos, Pedro Dellarossa, quien encabezó la lista de Horacio Rodríguez Larreta, quedaría tercero en la lista que liderará el radical Luis Picat, boleta que tendrá como segunda candidata a la empresaria Belén Avico, sin rodaje político.
Con el resultado puesto, el radicalismo parece el más golpeado en la interna: perdieron Gerardo Morales y Martín Lousteau, presidente y vice del partido, respectivas terminales de Ramón Mestre y Rodrigo de Loredo.
La Unión Cívica Radical llega a esta coyuntura “sin una figura que ordene ni lidere” el “rejunte de tribus” que no sabe todavía cómo organizarse frente al desbande.
“El radicalismo se transformó en una máquina de triturar liderazgos, por lo que se debe configurar un modelo de gestión colegiada que incluya a los distintos sectores”, dice un dirigente radical que repasa el listado de derrotados este año.
El abanico para esa hipotética mesa colegiada es tan amplio que parece inviable: incluye desde los caciques tradicionales –Mestre, De Loredo y Mario Negri– hasta el rector Jhon Boretto y el defensor del Pueblo, Mario Decara –ambos con responsabilidades institucionales–; desde los intendentes que podrían ser liderados por Marcos Ferrer –si éste gana la elección en Río Tercero–, hasta nuevos legisladores departamentales como Gustavo Bottasso.
También pide una silla en esa supuesta mesa Javier Bee Sellares, delegado del gobernador correntino Gustavo Valdés, uno de los pocos radicales que salvó la ropa de la ola Milei, resultado que lo proyecta nacionalmente tras el fracaso de Gerardo Morales y Martín Lousteau, los derrotados jefes del radicalismo nacional.
En este radicalismo anárquico, el único factor ordenador que aparece es el “espanto” ante un triunfo de Javier Milei; una variable con fecha de vencimiento: el 22 de octubre, en la primera vuelta, o el balotaje de noviembre, si Patricia Bullrich llega a esa instancia.
“El radicalismo girará a la derecha, con la única misión de que Bullrich crezca frente a Milei”, dice uno de los dirigentes cordobeses que analiza el futuro del partido sin un conductor político indiscutido.
“Por cómo quedó el escenario, Bullrich es hoy el centro”, empiezan a decir los radicales cordobeses que estuvieron hasta el domingo con Rodríguez Larreta, acomodando el discurso.
La interna amarilla
Por ahora, la centralidad del PRO será para Laura Rodríguez Machado, la jefa de campaña de Bullrich, quien fue ratificada como coordinadora hasta el 22 de octubre.
En el PRO advierten que, para la campaña, los radicales se sumarán en tropel por el “temor a quedarse sin nada” si Bullrich gana, algo que matemáticamente es posible.
“El radicalismo vive de las glorias del pasado, pero no tiene la capacidad de salir de su interna permanente y mucho menos de generar un nuevo líder, un emergente”, es el análisis que hacen en el cuartel general del PRO.
La interna motorizada por la incapacidad del PRO en resolver la sucesión sin desangrarse desnudó la precariedad de estructura que tiene en Córdoba el partido amarillo. En ese contexto, la expectativa de que la presidenta del partido llegue a la Rosada es el gran factor de orden.
Finalmente, la otra incógnita es qué rol tendrá Luis Juez, quien dividió a su tropa para la interna, preservándose él.
Aunque PRO y radicales consideran que Juez, más allá de su intención, no está en condiciones de liderar la coalición a futuro, él siente, lo dice a los suyos, que la derrota no es su 100 por ciento responsabilidad, sino compartida con De Loredo, por haberse “bajado” de la fórmula provincial. Aunque es incomprobable, el relato le sirve para mantener viva la exceptiva.
La coalición sabe que sigue tal como está hasta el 22 de octubre. Luego, se verá.
