La emblemática fábrica de conservas Marechiare puso fin a sus operaciones en Mar del Plata, marcando un quiebre significativo para la comunidad y el sector pesquero local.
Tras un cuarto de siglo de actividad bajo su última administración, el cierre abrupto se concretó con el despido de 50 empleado,, sumando un caso emblemático a la crisis de la economía productiva de la región.
La decisión de cesar la producción fue impulsada por una combinación de factores económicos adversos: la caída de ventas, el aumento de costos, la inflación sostenida y la fuerte competencia de productos importados.
La dirección de la empresa confirmó que la falta de rentabilidad sostenida fue determinante en la decisión.
Federico Angeleri, director del grupo Marechiare, explicó la difícil situación en un diálogo con un canal de Mar del Plata, indicando que no les quedaba “alternativa”.
El empresario enfatizó la imposibilidad de competir “contra todo el aluvión de importados”, señalando que la inviabilidad del negocio se ha vuelto común para muchas compañías que no pueden competir en igualdad de condiciones con los productos extranjeros.
Angeleri describió la medida como una decisión difícil y no planificada, sino algo a lo que fueron “empujados”.
Un referente de la industria portuaria
Marechiare, asociada históricamente a la elaboración, envasado y venta de conservas de atún y otras especies marinas, se había consolidado como un referente de la industria conservera local, siendo sinónimo de tradición para generaciones de consumidores.
Adquirida en 1997, la fábrica llegó a ocupar un lugar central en la identidad productiva del puerto de Mar del Plata.
La conservera operaba como una filial del Grupo Veraz, un importante conglomerado argentino especializado en la pesca de merluza y langostino, dueño de una de las flotas más grandes del país.
En 2022, la conservera quedó expresamente excluida de un potencial acuerdo de adquisición con la multinacional española Nueva Pescanova, lo que expuso la falta de interés de inversionistas extranjeros en este rubro particular.
La crisis y la reconversión
El proceso de cierre se extendió durante meses, culminando con la suspensión de la producción y la desvinculación total del personal.
Marechiare fue pionera en la venta en línea de conservas en el país, herramienta que usó hasta el final para agotar el inventario remanente,.
Empresarios y especialistas coinciden en que la industria pesquera marplatense atraviesa una de sus crisis más profundas, afectada también por una recesión económica que ha reducido el consumo interno de alimentos envasados.
La pérdida de este actor central genera inquietud en cámaras empresariales y autoridades locales por el aumento del desempleo.
A pesar del cese de la producción local, la familia propietaria manifestó que su vocación industrial permanece vigente.
El directorio de Marechiare está analizando alternativas de reconversión, incluyendo la posibilidad de cambiar completamente el eje de negocio hacia la importación de pescado enlatado, principalmente atún y caballa, para su posterior comercialización,.
El director del grupo empresarial subrayó que el sector está atravesando “una de las peores crisis” y que hoy son muy pocos los negocios en la actividad que resultan rentables.
El cierre de Marechiare deja una huella productiva y simbólica en Mar del Plata, sumando incertidumbre al resto de las empresas que operan bajo presiones similares.
La situación de la industria pesquera marplatense, forzada a dejar de producir por la incapacidad de enfrentar costos y competencia, es como un barco que, para evitar hundirse por completo, debe arrojar al mar una parte vital de su carga, en este caso, sus años de tradición productiva y su fuerza laboral.
