Desde el primer minuto de este lunes 9 de mayo, los surtidores bajo bandera YPF, la marca que lidera el mercado por cantidad de estaciones y volumen de venta de combustibles, ajustó los precios un 11%, en promedio.
El litro de súper se fue en Córdoba a 132 pesos en esas estaciones.
La suba de la nafta se produjo 24 horas después de que las otras dos grandes, la brasileña Raízen (propietaria de la marca Shell) y Pan American Energy (Axion) dispusieran un incremento similar en todas las variedades de nafta y gasoil.
El aumento es el tercero del año y el más pronunciado en porcentaje de todos los que se dispusieron en la “era Alberto”.
En efecto, desde que Alberto Fernández ocupa la Casa Rosada, los combustibles no habían subido en tanta proporción, ya que desde la Secretaría de Energía la estrategia fue la autorización de “minisubas”.
Aunque el precio de los combustibles no está regulado en el país, como la empresa de mayoría estatal tiene el control del mercado (el 60% del market share), en los hechos, los acuerdos no escritos entre el Gobierno y los directivos de YPF han funcionado como organizadores de precios.
“En un mercado con tanta presencia de YPF, las otras petroleras no pueden aumentar por sí solas sin perder ventas”, reconocieron el lunes fuentes energéticas.
Es por eso que sorprendió al mercado el aumento en solitario de Axion y Shell sin un correlato en los surtidores de YPF, algo que finalmente ocurrió un día después, incluso cuando desde la estatal habían dejado trascender que la suba no iba a materializarse en lo inmediato.
Aumento de los combustibles
¿Por qué aumentaron Axion y Shell? Simple. El precio de venta de los combustibles está entre el 25% y el 35% por debajo de la paridad internacional, fuertemente impactada por el aumento internacional del crudo por la guerra en Ucrania.
En este escenario, y sin avizorar un aval del Gobierno para una suba de YPF, las dos petroleras decidieron cambiar de estrategia y remarcar arriesgando más cuota de mercado aún.
En un comunicado oficial, YPF argumentó que el incremento dispuesto el lunes “sigue al ajuste de precios” realizado por las rivales durante el fin de semana y tiene como objetivo “evitar que se siga ampliando la brecha de precios ya existente con la competencia”.
“Previo a este aumento, la brecha se ubicaba entre el 7% y 12% y provocaba un incremento de demanda hacia la red de YPF, generando importantes quiebres de productos en todo su sistema e impactando en el nivel de servicio”.
Es decir, YPF aumentó porque la amplia diferencia hubiera volcado la demanda hacia sus estaciones, generando un quiebre de stock.
La petrolera estatal también dijo que el último incremento estuvo asociado, además, “a la evolución de las variables que conforman el precio de venta al público”, como “la evolución de los costos asociados a la refinación y comercialización”, el “aumento de los biocombustibles” y el “sostenido incremento de los precios internacionales de los combustibles que es necesario importar para complementar la refinación local”.
Cómo impacta el aumento de la nafta en la inflación
¿Por qué el Gobierno no quería darle el visto bueno a un aumento de YPF? Porque la inflación se desbocó en el primer cuatrimestre y el incremento en la nafta y el gasoil impacta de lleno en todos los precios de la economía.
Más allá de estudios de los estacioneros que demuestran que, en la práctica, el efecto real no es significativo en muchos sectores, en los hechos, es diferente.
“Sube la nafta, sube todo”, es una definición que está en el inconsciente de los argentinos. Más aún en un contexto de expectativas inflacionarias elevadas.
Petróleo (el crudo Brent), dólar (oficial), biocombustibles e impuestos (por ahora con incrementos postergados) son las variables que determinan el precio de la nafta y el gasoil.
Los aumentos de los combustibles pegan en la canasta básica de los hogares de forma directa, por la llamada “movilidad”: el costo de traslado de los integrantes de las familias (nafta del auto, costo del boleto urbano, taxis).
Pero también hay un impacto indirecto que afecta al índice de precios al consumidor (IPC).
El 90 por ciento de los bienes que se trasladan en el país lo hacen mediante transporte automotor, por lo que la suba de la nafta o del gasoil se transfiere en cascada hacia el resto de los productos que se consumen, en algunos casos de manera inmediata, y, en otros, después de algunas semanas.
¿Cuánto influyen?
Una forma de estimarlo es dimensionando el peso de la logística en el precio de los bienes de la economía, que, según la fuente que se consulte, está entre el 20% y el 30%.
A su vez, el 40 por ciento de los costos logísticos totales corresponden al transporte y el resto se distribuye entre almacenamiento y gastos de gestión.
En limpio, la incidencia del transporte sobre el precio final de los bienes se podría inferir que es de alrededor del 10%, y es de esperar que todo aumento de los combustibles líquidos impacte de manera relativamente rápida en este rubro.
Los dueños de estaciones dicen que el impacto del aumento de la nafta no es tan alto en los precios de la mayoría de los productos de la economía.
“Que la inflación haya seguido alta mientras la nafta estuvo frenada en 2020 y buena parte de 2021 es una muestra de que no es cierto que los combustibles impactan de manera contundente en el precio de todo el conjunto”, razonan.
