Tres opiniones de cordobeses apenas finalizado el discurso presidencial.
Manuel Tagle, empresario
Ha sido una demostración clara y elocuente de la coherencia que el Presidente viene mostrando con sus convicciones ideológicas y su posicionamiento político, en donde la libertad, el libre mercado, la disciplina fiscal y monetaria y la integración del país al mundo ocupan el centro de la escena. Para él esto es algo inclaudicable y es lo que ha permitido que el país se ordene en la macroeconomía y genere un proceso de estabilización consistente y sustentable en el país.

Gracias a esa estabilización que ya se percibe, el país ha comenzado la etapa del crecimiento sólido sobre la base del crédito que antes lo absorbía totalmente el sector público. Ahora ese crédito que los bancos tienen para otorgar está siendo derivado al sector privado y al consumo.
También es muy importante señalar que ha hecho hincapié en las reformas estructurales que faltan, tanto la jubilatoria, la laboral y la fiscal y que la van a introducir inexorablemente lo antes posible, inclusive habló de que lo harían después del 10 de diciembre de este año, una vez superado el proceso electoral. Creo que ha sido importante el proceso de unificación de impuestos, la reducción de la cantidad de impuestos para hacer más eficiente el ente recaudador y bajar la presión fiscal reduciendo el gasto público.
En este contexto las reformas estructurales son las materias que aún falta abordar y concluir para completar el proceso de saneamiento de la macroeconomía. Esto es lo más importante que se puede haber escuchado en el discurso que es la ratificación del rumbo económico, la ratificación de los procesos de saneamiento del Estado para que deje de intervenir en la economía y libere al sector privado para que cumpla con la función de invertir, de generar riqueza y de generar bienestar.
Por más que el Gobierno cometa algunas actitudes que pudieran ser imprudentes o pudieran ser cuestionables en algunos aspectos, si la economía está sólida y consistente, indudablemente que va a seguir su rumbo sin volatilidad y sin riesgo de que esa estabilidad económica pueda verse afectada por algunas cuestiones políticas no deseadas.
Finalmente, vale la pena también mencionar es lo que el Presidente mencionó sobre el orden en las calles, el orden en las cuestiones de los movimientos sociales que se ha introducido con una política desde el Ministerio de Seguridad firme y consecuente con las ideas del Presidente.
Emilio Graglia, politólogo
Acusado de varios delitos por su rol en la criptoestafa $Libra, lejos de dar explicaciones, un presidente visiblemente nervioso, dio un discurso recargado de autoelogios grandilocuentes, datos sesgados y provocaciones indignas de su cargo.

La intolerancia que evidencia su discurso es incompatible con los consensos que el país requiere. Milei no cree en la democracia. Ni siquiera cree que sea “el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás”, como dijera Winston Churchill.
A un año de lanzarlo, hizo apenas dos tangenciales referencias al “Pacto de Mayo” (firmado en Tucumán el 9 de Julio con 18 gobernadores y el jefe de gobierno de CABA), sepultando la única iniciativa de diálogo político de toda su gestión
Es lógico, porque es un “anarcocapitalista” que sigue a Murray Rothbard. Milei odia al Estado y anhela un capitalismo monopolista, como públicamente lo ha reconocido, de ahí su inocultable desprecio al Congreso, al Poder Judicial y a las autonomías provinciales.
Desde ese extremismo ideológico, libra una guerra en la que los adversarios son enemigos y los aliados solo adherentes. Párrafo aparte para la ausencia poco republicana de una oposición condenada por el pasado o la falta de alternativas.
Diego Dequino, economista
El programa económico, en palabras del Presidente, expone sus fines a partir de expresar sus medios: desregular y reducir la participación del gasto publico en la economía.En tales terminos el crecimiento y el bienestar son apuestas de fe en el libre mercado como mantra.
En cuanto a lo instrumental del programa económico, en este 2025, observo que tiene menos contundencia de planteo de ejecución respecto a 2024.
La pérdida de contundencia es debido a que:
El pilar de bajar el gasto publico parece continuar, aunque ello no podrá este año producir resultados en la proporción de 2024.
El segundo pilar que fue el saneamiento de los pasivos del BCRA, continúa, pero al igual q el anterior no podrá entregar resultados en la proporción de 2024. Lo único que sí podría gatillar, sería una importante expansión del crédito pero para ello la inflación deberá descender a menos del 20%.
El tercer pilar que fue la mega devaluación de 2024 con control cambiario, no parece estar en la agenda actual. El Gobierno se siente cómodo con el cepo y con tipo de cambio retrasado en términos históricos, y la economía real deberá adecuarse incluso con sectores y ramas que podrán quedar fuera de juego.
Del discurso, en materia económica, destaco como punto saliente y diferencial la mención explícita a sostener la idea de crecimiento y bienestar, en los próximos años, ligado a salirnos del Mercosur para ingresar en un tratado de libre comercio con Estados Unidos.
Sin dudas esa es una apuesta que, de hacerse, no producirá resultados en el corto plazo. Y sin dudas tendrá costos inmediatos sobre ramas y sectores de producción.