“Nosotros todavía no largamos y ellos están yendo a 150 kilómetros por hora y sin el cinturón de seguridad puesto”. Nosotros es Hacemos por Córdoba. Ellos, Juntos por el Cambio.
“Nosotros tenemos la ventaja de contar con dos cartas fuertes que ellos ya conocen, pero aún no saben cómo las vamos a jugar”. Nosotros es Juntos por el Cambio. Ellos, Hacemos por Córdoba.
La política cordobesa acelera y frena a un ritmo ajeno al vértigo diario que exhibe la convulsión nacional que genera la costosa interna del gobernante Frente de Todos.
Todo lo publicado sobre las elecciones 2023
En virtud del último y pobre desempeño electoral del oficialismo nacional en la provincia, tiene lógica que el tsunami generado por los choques entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández no haga olas en Córdoba.
Las tensiones –por ahora de bajo calibre– en las dos principales fuerzas políticas cordobesas transcurren con lógica estrictamente local.
El peronismo asiste cada vez con más periodicidad al lanzamiento de candidatos para la Capital. La certeza de que el intendente Martín Llaryora buscará en 2023 suceder a Juan Schiaretti en el Panal va de la mano con otra evidencia: como aún no hay postulantes oficialistas que deslumbren ni tampoco un bendecido por el jefe del Palacio 6 de Julio, las inscripciones son libres, gratuitas y sin cupo.
El llaryorista Juan Manuel Cid fue el último en levantar la mano. Esa gatera tiene más ubicaciones disponibles.
Cerca de Llaryora confían en que la gestión terminará prevaleciendo sobre el postulado opositor que clama por alternancia y cambio.
Los buenos registros que devuelven los sondeos de opinión sobre la valoración ciudadana de lo hecho hasta aquí por Llaryora y por Schiaretti sopesan otros trabajos que hablan de escenarios parejos si hoy fueran los comicios provinciales. Pero, claro, las elecciones no serán ahora.
“La supuesta competitividad de la que se habla desaparecerá en dos meses. En un mano a mano entre Martín y (Luis) Juez, la gente vota gestión”, dice convencido un llaryorista con despacho en la Municipalidad consustanciado con la causa del intendente.
El arte de convivir
En Juntos por el Cambio, el nivel de roce actual está por debajo de su media histórica. No es poco decir. Sin embargo, en el deloredismo ven con cierta inquietud el acercamiento cada vez más explícito entre Juez y los radicales Mario Negri y Ramón Mestre, con poder de fuego y decisión dentro del partido.
“Nosotros ya demostramos que si tenemos que competir, lo hacemos. Podemos ganar o perder, pero no les escapamos a las internas”, sueltan en mesas de café para que oigan los que tengan que oír. La relación personal y política entre Juez y De Loredo está firme.
Pero, como contó días atrás La Voz, hay algunas incomodidades propias del momento y que se potencian por la indefinición voluntaria del radical.
Donde sí hay total coincidencia es en la estrategia preelectoral: después de un apuro inicial que mandaba tener plantados los candidatos para antes de que finalice este año, ahora se cree que la competitividad de Juez y de De Loredo se puede potenciar con el factor sorpresa.
“No hay apuro. Tenemos dos opciones. Nosotros decidiremos cuando sepamos cuándo se vota en la provincia y en la Capital”, coinciden en la UCR y en el Frente Cívico
¿Y el PRO? Esta semana, y después de largos meses, casi todas las partes –hubo algunas ausencias justificadas– lograron reunirse en la sede del partido.
Aun con matices, todos los sectores concordaron con una máxima de supervivencia: si no logran unirse, aunque sea sólo por simple conveniencia, lo que logren de parte de Juez y de De Loredo en la mesa de negociación no alcanzará ni para poner el mantel.
Puntadas finales
Los tiempos políticos de la Justicia provincial también comienzan a activarse al compás de las necesidades que sobrevendrán.
Esta semana, la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia decidió por mayoría (dos votos contra uno) rechazar por “inadmisible” el recurso extraordinario para acudir a la Corte Suprema presentado por los opositores Juan Pablo Quinteros y Aurelio García Elorrio para que la asociación civil Asoma fuera querellante particular en la ya archivada causa por la controvertida construcción del hotel Ansenuza, a la vera de Mar Chiquita, concretada en la última gestión del exgobernador José Manuel de la Sota.
Los jueces Sebastián López Peña y María Marta Cáceres Bolatti –ambos exfuncionarios del fallecido mandatario– consideraron “inadmisible” el planteo.
La jueza Aída Tarditti, en cambio, avaló el planteo de los denunciantes al establecer que debe “reconocerse” el rol de las “asociaciones que luchan contra la corrupción”, como es el caso de Asoma.
El revés para Asoma es clave para que no se reabra esa investigación sensible para el poder.
Otro recurso extraordinario, esta vez referido a la causa conocida como “Madero Urbano”, relacionada con la compra de inmuebles en Capital Federal por empresarios ligados a empresas que participaron de las licitaciones de los primeros gasoductos troncales, se encamina a correr la misma suerte a la brevedad.
El tiempo no para, 2023 está a la vuelta de la esquina.