Las elecciones de renovación de autoridades del gremio docente provincial (Uepc), del viernes pasado, no tuvo cambios a nivel provincial, con un amplio triunfo de la lista Celeste que encabezó Roberto Cristalli. Sin embargo, la gran novedad se produjo en la delegación Capital, por lejos la más grande de las 26 en toda la provincia: la izquierda se quedó con el triunfo, beneficiado por la división del oficialismo.
La victoria del dirigente del Partido Obrero, Franco Boczkowski, en la ciudad de Córdoba, como candidato de la lista Unidad desde las Escuelas, es un resultado con alto impacto político: que la delegación Capital del gremio docente sea conducida por una corriente del trotskismo desde el 1º de diciembre, es una novedad preocupante para el próximo gobernador Martín Llaryora.
La lista opositora capitalina captó la adhesión de muchos docentes autoconvocados, que fueron los que más resistieron el último acuerdo paritario que firmó la Uepc.
Este antecedente es preocupante para el gobernador electo, que a partir del febrero del año que viene tendrá que discutir paritarias con la Uepc, ahora con la delegación Capital conducida por dirigentes de izquierda que ya demostraron ser duros a la hora de negociar.
“Los gremios estatales tenemos que negociar salarios y condiciones laborales con el Gobierno provincial de turno. Para el trotskismo negociar con el Gobierno significa casi una traición. Será complicado para el próximo Gobierno. Para la Uepc se inicia una etapa nueva, que será distinta a los 38 años que condujo la lista Celeste”, reconoció un miembro de la cúpula del gremio docente.
Detrás del triunfo de la oposición en la Capital hubo un proceso en la interna del gremio docente, en la cual el Gobierno provincial no habría estado ausente.
La Uepc tiene la representación de 80 mil docentes, y 33 mil jubilados y pensionados. De esa cifra, 42.925 estuvieron en condiciones de votar en las elecciones del viernes pasado.
Los números marcan que el gremio docente es -por lejos- el más grande entre los estatales.
Entonces, más allá de que nadie lo reconocerá, la renovación de autoridades del gremio estatal más influyente por su tamaño, se convierte en una cuestión de Estado.
La derrota del oficialismo en la ciudad de Córdoba se comenzó a gestar con la división de la lista Celeste.
La actual titular de la delegación, Alina Monzón fue por su reelección. Pero, su secretario adjunto, Walter Cabrera, armó su propia lista (la Dorada) para competir.
El resultado –por ahora provisorio– marcó que el opositor Boczkowski ganó con 2.172 votos, contra 2.033 de la Celeste que lideró Monzón, y 1.146 de la Dorada de Cabrera.
Es decir, que de no haberse producido la división del oficialismo, difícilmente hubiera podido ganar la oposición.
Interna Capital
La división del oficialismo en la Capital fue una larga discusión en la interna de la lista Celeste, que lleva 38 años conduciendo al gremio.
Por distintos motivos, el oficialismo no pudo frenar las ambiciones personales de Monzón y Cabrera, que apuntaron a consolidarse como dirigentes provinciales, apuntando en el futuro a conducir el gremio.
El actual titular, Juan Monserrat, fue perdiendo peso en las decisiones internas, por los cuestionamientos que recibió el año pasado, y en este 2023, en medio de la discusión paritaria con el Gobierno.
Desde el entorno de Monserrat creen que parte de los cuestionamientos internos se gestaron desde el Centro Cívico, por su adhesión al cristinismo.
Mientras que el ministro de Educación, Walter Grahovac, uno de los fundadores de la lista Celeste, también fue perdiendo injerencia en la vida interna del gremio docente.
Un dato marca esta situación. Los tres principales dirigentes de la actual conducción, que hace más de tres décadas ocupan distintas funciones en el gremio provincial, se irán a ocupar cargos que obtuvieron en la última elección del gremio nacional (Ctera): Monserrat, Zulema Miretti y Oscar Ruibal. En la Uepc se inicia una nueva etapa en su conducción, no sin preocupación para el próximo gobernador.
Gremios, en el centro de las críticas opositoras
Los autoconvocados son un fenómeno que comenzó a tener influencia entre los estatales cordobeses, en el sector de la salud. En noviembre pasado, el Gobierno provincial se vio obligado a negociar con los autoconvocados en los hospitales públicos, porque los agentes reclamaban y decían no sentirse representados por el Sindicato de Empleados Públicos (SEP) y Atsa, los gremios que discuten paritarias con el personal de salud.
Entre los docentes, los autoconvocados fueron los que más reclamaron en las calles, durante la última negociación paritaria, antes de inicio de la campaña electoral provincial.
Con la modalidad de ir a protestar a lugares donde iban el gobernador Juan Schiaretti, y el entonces candidato oficialista Martín Llaryora, generó preocupación en el Centro Cívico, que aceleró las negociaciones para acordar antes del arranque más fuerte de la campaña.
Llaryora, quien se reunió con Juan Monserrat, titular de la Uepc, influyó para que el Gobierno mejorara la oferta salarial para cerrar la discusión. Los autoconvocados se alinearon mayoritariamente detrás de la candidatura de Franco Boczkowski en la Capital. La sede del gremio capitalino se encuentra a sólo tres cuadras del Centro Cívico. Una alarma que se enciende para el próximo gobierno provincial.
