A tono con lo que sucede con el tiempo meteorológico, Argentina vive un cambio en el clima social y político tras la clara victoria de Javier Milei en las elecciones legislativas.
El triunfo tiñó de violeta gran parte del mapa de las provincias. El resultado no será inocuo en la agenda política.
Hubo sorpresas impactantes, como el triunfo en la provincia de Buenos Aires, donde 50 días antes los candidatos libertarios habían perdido por 14 puntos.
En Córdoba, se produjo una diferencia similar a favor de La Libertad Avanza, cuando una semana antes las encuestas aludían a una diferencia a favor de Juan Schiaretti (Provincias Unidas) de 10 puntos.
La ayuda de Estados Unidos, a través de la dupla Donald Trump-Scott Bessent, y el temor a un estallido económico por el eventual regreso del kirchnerismo fueron decisivos para el cambio de voluntades, como reflejó este medio el lunes último.
“El apoyo de Trump es muy fuerte y tendrá impacto de aquí a la elección presidencial de 2027”, razonaba ante La Voz un incondicional de Schiaretti.
No obstante, las advertencias lanzadas por un dirigente con tres mandatos al frente de una de las provincias de mayor peso económico deberían ser valoradas.
“La derrota del 7 de septiembre (en Buenos Aires) fue una gran enseñanza”, reconoció Milei al aludir al cambio de conducta que exhibe ahora en sus modales y en las demostraciones para acordar con la oposición.
Resta conocer la letra chica de los proyectos oficiales, que no dejarán conformes a todos, pero que son claves para “la etapa de crecimiento” que promete el Presidente.
Clima social
Guillermo Oliveto, uno de los mayores especialistas en el análisis de comportamientos sociales y de los consumidores, sostiene que con el resultado “Milei tiene un bonus track (bono extra) de confianza”.
El consultor se plegó a la idea de que las elecciones le dieron otros “100 días de confianza”, similares a los que goza un presidente cuando inicia su mandato.
Su par cordobés Oscar Piccardo admite que este escenario “puede cambiar las expectativas de consumo”; en especial, en las clases media y media alta, que habían retraído el consumo en los últimos meses.
Tras la derrota bonaerense, la actividad económica cayó en septiembre, que borró así el leve aumento de 0,3% de agosto sobre julio, mes que había acumulado un trimestre de datos negativos.
La recuperación del consumo depende de que la estabilidad se mantenga en los próximos meses y de que retorne la financiación a tasas razonables.
La mediana de los consultados por la Universidad Torcuato Di Tella para su muestra de expectativas de inflación prevé una suba de 30% en los precios en los próximos 12 meses.
Una “tasa razonable” sería de entre 30% y 40%, cifra que también esperan las pequeñas y medianas empresas para el crédito de evolución y para eventuales inversiones.
Esa recuperación no llegaría a la vestimenta, al calzado y a artículos para el hogar, cuyos comercios soportan la fuerte competencia de plataformas chinas.
A esa realidad, se añade la proliferación de ofertas que se producen con las jornadas de comercio electrónico identificadas como Cyber Monday (3 al 5 de noviembre) y Black Friday (28/11), además de la tendencia “pronto moda” de los jóvenes (compras baratas para el uso de los ahorros en placeres personales).
Piccardo anuncia que grandes marcas y cadenas están preparando “fiestas especiales” en el calendario nacional para incentivar el consumo.
¿La receta para la sobrevida del comercio? Gratificar al consumidor, adecuarse a las tendencias tecnológicas y a nuevos productos.
La letra chica
La dura discusión que se anticipa entre Milei y los gobernadores tiene que ver con la letra chica de los proyectos prioritarios.
El Presidente no cederá en el equilibrio fiscal, que implica, por caso, que no habría dinero extra para las universidades.
Hubo sí algunas partidas menores para la discapacidad y para los hospitales, cuyos beneficiarios calificaron de “insuficientes”.
La mejora en las jubilaciones estará atada a la reforma laboral, en la medida en que haya más aportantes al sistema.
De acuerdo con los primeros relevamientos, dos de cada tres argentinos tienen expectativas favorables para lo que vendrá.
Sin embargo, la torta aún es demasiado chica para dejar conformes a todos. ¿Habrá paciencia para esperar el crecimiento?

























