“No se firma, el pacto no se firma, el pacto no se firma, el pacto no se firma”. Reversionando el clásico cántico libertario contra “la casta”, las miles de personas que se convocaron en Colón y General celebraron que Javier Milei no haya podido cumplir con el objetivo que se propuso el 1 de marzo, cuando abrió las sesiones del Congreso y propuso a los gobernadores firmar en Córdoba el “pacto de mayo”, una vez que la “ley bases” estuviese aprobada.
Las cuatro centrales sindicales, la unión de trabajadores de la economía popular, los partidos de izquierda y numerosos colectivos culturales y deportivos reunieron una manifestación numerosa, pero no multitudinaria.
Aunque los gremios dieron una clara señal de unidad al mostrase en el mismo palco los jefes de las cuatro centrales sindicales, quedó claro que sólo movilizaron sus cuadros orgánicos, lo que repercutió en la convocatoria. Quedó claro que el peronismo provincial no quiso incomodar a Milei en la calle.
Los discursos sí fueron encendidos. Bajo la premisa “la patria no se vende”, el sindicalismo volvió a rechazar el DNU y la “ley bases”, ambos instrumentos que dependen del ambivalente Congreso Nacional. “¡Usted no se va a llevar puesto a todo un pueblo!”, dijo una de las oradoras, en uno de los tramos del documento conjunto, apenas oído por la multitud porque (otra vez) el equipo de sonido fue insuficiente.
Alejadas del palco, las organizaciones de izquierda –el Polo Obrero, el MST, el PTS, entre otras– y gremios díscolos a la conducción peronista, como la delegación Capital de la UEPC, levantaron consignas contra Milei y Martín Llaryora, cuestionado severamente por las docentes frente al estado de las escuelas de la ciudad de Córdoba, en particular por la falta de calefacción.
A las 13.10, cuando el acto finalizaba, la columna de ATE llegó a Tucumán y Colón. Venía del piquete en el ingreso al Aeropuerto, donde se vivió una situación insólita: cuando Gendarmería intentó despejar la ruta con la utilización de gases lacrimógenos, el viento cambió de dirección y se volvió contra los efectivos, que debieron romper la situación. Aunque la situación no escaló, los ánimos ya estaban caldeados.
Así, ATE y las agrupaciones no peronistas caminaron por Tucumán hacia 27 de Abril, para dirigirse hacia la esquina de Vélez Sársfield, el punto más próximo con el Cabildo.
Allí, sobre el vallado, comenzaron los tradicionales empujones, que derivó en represión cuando la Policía detuvo a una docente jubilada y a su hija, según informaron los manifestantes que recién estaban llegando a la tradicional esquina. Hubo disparos de gas pimienta y munición anti tumulto; y la respuestas de baldosas que volaron por los aires durante algunos minutos. Reducida la presencia de manifestantes tras la acción policial, las fuerzas de izquierda mantuvieron sus cánticos mientras Milei le hablaba al país desde el Cabildo de la ciudad.
Mega operativo
Pocas veces se había en Córdoba un despliegue de fuerzas de seguridad como el que se hizo ayer para el fugaz paso de Javier Milei. Sólo de la Policía de Córdoba se apostaron 750 efectivos, más gendarmes y policías federales.
Para tener una dimensión: en la cumbre de las Américas, en 2006, cuando visitaron la ciudad durante dos o tres días los presidentes del Mercosur, Hugo Chávez y Fidel Castro, hubo tres mil efectivos de distintas fuerzas y sumados los servicios de seguridad de cada dignatario.
El cerrojo sobre el Centro, un requisito del Gobierno nacional a través de Casa Militar, fue total, a lo largo de distintos anillos. Incluso se dejó una vía por Rosario de Santa Fe, para la famosa “cápsula” en la que se mueve el jefe de Estado:motos de la Policía de Córdoba y de la Policía Federal, camionetas de ambas fuerzas y una camioneta Toyota SW4 de Presidencia.
Como es lógico, el mandatario y la vicepresidenta se movilizaron por separado. Así llegaron a la ciudad.
Milei llegó en un avión con su hermana y funcionaria, Karina. La vicepresidenta Villarruel, los ministros y el resto de los funcionarios, en un segundo avión. También se desplegaron los helicópteros de Presidencial, Policía Federal y de la Policía de Córdoba.
Sin embargo, no se cumplió el “protocolo Bullrich” respecto de los cortes de calle: ni siquiera después de los incidentes en la esquina de 27 de Abril y Vélez Sársfield, se restituyó el tránsito.
El fiscal Ernesto De Aragón, que tiene injerencia en los eventuales delitos por protestas sociales y el corte de calle, había anticipado que se permitiría el corte total si la cantidad de gente congregada lo ameritaba, como finalmente ocurrió.
El ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, celebró el resultado general del operativo que “garantizó la seguridad” del jefe de Estado, la vicepresidenta, el gabinete nacional y varios funcionarios nacionales.
Quinteros dijo que, “como es habitual”, se analizará si hubo excesos de parte del personal policial en los incidentes ya mencionados. La reconstrucción se hará con los domos de esa esquina.
También desde el Ministerio de Seguridad se tomó como un éxito que los gremios hayan podido expresarse ante una figura que genera “un rechazo acérrimo” en esas filas, como es Milei.
