Manifestantes marcharon en la tarde del miércoles por el Centro de la capital cordobesa, desde Colón y Cañada hasta el Patio Olmos, en el marco de una jornada de protesta nacional de Unidad Piquetera en contra de las políticas de ajuste lanzadas por el gobierno de Javier Milei, medidas fiscales de recorte y ajuste.
Fue el bautismo de fuego para el nuevo Gobierno provincial en cuanto a las grandes movilizaciones sociales, particularmente atravesadas en este caso por la conmemoración del 20 de diciembre (en 2001, ese día cayó el gobierno de Fernando de la Rúa en medio de graves incidentes con casi 40 muertos), el rechazo al “plan motosierra” de Milei y, a último momento, el inicio de un conflicto entre los gremios estatales y la gestión de Martín Llaryora, quien decidió colar en la sesión de la Legislatura una ley para incrementar los aportes jubilatorios y para obra social de los trabajadores estatales.
Con una fuerte guardia policial considerada “desmesurada” por el Polo Obrero, y que incluyó el desplazamiento de todos los recursos disponibles y el vallado humano de efectivos de Infantería, la marcha se realizó sin inconvenientes.
Los comercios permanecieron abiertos y en los bares la gente merendaba o comía pizzas. Fue un postal que trajo alivio en la Jefatura y en El Panal, donde en los días previos se trabajó en el operativo para evitar desbordes. El nuevo jefe, Leonardo Gutiérrez, y el flamante ministro del área, Juan Pablo Quinteros, siguieron el operativos desde el centro de comando ubicado en Jefatura.
Por redes sociales, Quinteros agradeció a la Policía por el operativo que “garantizó la paz social y la vigencia de los derechos a manifestarse, a transitar libremente y a ejercer el comercio”.
Además, en el Gobierno provincial le reconocen a Raúl La Cava, el secretario municipal de Políticas Sociales, el haber interactuado con los dirigentes sociales que lideraron la protesta para que la movilización se mantenga en su cauce.
Al llegar a la esquina del Patio Olmos, la columna comenzaba en la mano de sur de bulevar San Juan y se extendía por General Paz hasta la antigua sede de la CGT, a metros de 27 de Abril.
Las organizaciones sociales y políticas hicieron lo propio para colaborar con la seguridad. Para evitar infiltrados, el Polo Obrero desplegó “custodios” particulares que recorrían la columna de esa agrupación. También llevaron paramédicas.
Una movilización tranquila
En el caso de los cortes de calle, fueron momentáneos, por algunos minutos, cuando se desplazaba la columna. Durante la concentración en Colón y Cañada, por ejemplo, quedó habilitada para el transporte público la mano hacia el este. Tampoco se interrumpió el tránsito en bulevar San Juan, en la mano hacia Nueva Córdoba. A las 20.30, la desconcentración fue también de manera pacífica.
Sí hubo desvíos implementados por la Municipalidad para resentir lo menos posible el tráfico del sistema de transporte.
Como se recordará, la Justicia de Córdoba no considera un delito a la movilización, siempre que esta no implique un corte permanente de las arterias.
Al grito de “unidad de los trabajadores / y al que no le gusta, se jode, se jode”, los manifestantes reclamaron la organización de un plan de lucha para derrotar al “plan motosierra” de Javier Milei.
En primera fila de la columna que ocupó tres cuadras estuvieron Laura Vilches, Liliana Olivero, Julia Di Santi, Emanuel Berardo, Soledad Díaz García y Federico Giulani, entre otros dirigentes de las organizaciones que convocaban.
Mientras la movilización de Unidad Piquetera comenzaba, se conoció que el gobernador Llaryora impulsaba con tratamiento exprés una ley para aplicar su propio plan motosierra, con incremento en el porcentaje de los aportes que realizan los estatales a la Caja de Jubilaciones y a la Apross.
La noticia de esa reforma salarial caldeó los ánimos de los manifestantes, en particular de los gremios como ATE y CTA, presentes en la movilización.
De hecho, en el acto frente al shopping, Giulani (ATE) reclamó la conformación de una mesa provincial para organizar la resistencia: “Criticaba a los ‘pituquitos de Recoleta’ y fue el primero en viajar a Buenos Aires para darle gobernabilidad al ajuste de Milei”, dijo el gremialista de Llaryora.
Cuando ingresó a la avenida General Paz , la columna lucía más nutrida, mientras se repetían las consignas en contra de Milei y su plan de ajuste. Una llovizna persistente hizo que los manifestantes apuraran el paso para llegar a la tradicional esquina.
A lo largo de General Paz se ubicaron varios puestos de choripán, que se ofrecían a 2.000 pesos cada uno, por lo que transeúntes y empleados que salían de trabajar se apostaron para disfrutar del típico menú mientras veían pasar la marcha.
En la esquina de Vélez Sársfield y bulevar San Juan se desarrolló un improvisado acto, sin escenario, apenas sostenido por un simple equipo de audio.
Allí, se leyó un documento con tres puntos: el rechazo al ajuste de Milei, la denuncia al protocolo de Patricia Bullrich por vulnerar derechos constitucionales y el llamado a un paro general.
“Milei va a descargar sobre los trabajadores y los sectores vulnerables un verdadero ataque de manera dictatorial, por decreto y sin pasar por el Congreso”, dijo Emanuel Berardo, del Polo Obrero, quien también opinó que el despliegue policial fue desmesurado.
