A menos de dos horas de vuelo desde Córdoba, la ciudad patagónica de Neuquén despliega un paisaje que recuerda los años de oro de la soja en el centro del país: decenas de grúas dominan el horizonte urbano con más de un centenar de obras en marcha.
Un poco más al norte, a 110 kilómetros por una ruta que alterna tramos asfaltados con otros muy deteriorados y angostos, Añelo no deja de transformarse. Pese a la volatilidad del “oil & gas”, por cercanía la localidad se consolida como capital operativa de Vaca Muerta.
El flujo de personas y bienes impresiona. Según estimaciones oficiales, cada día ingresan 29 personas nuevas a Neuquén capital y 8 a Añelo. Esa presión demográfica desborda la capacidad habitacional y obliga a ubicar a los recién llegados donde se pueda. Solo en la Capital hay 127 edificios en construcción, entre ellos uno de la desarrollista Aspa (que hizo el hotel Hilton) donde funcionará la nueva sede de YPF.
Por ese crecimiento, el gobernador Rolando Figueroa solicitó al Gobierno nacional créditos para programas de hábitat y la ejecución de obras clave, como la ampliación de la Ruta Provincial 7 y la circunvalación de Añelo, una zona en la que el tránsito de camiones y buses con operarios suele avanzar a paso de hombre.
En medio del desborde habitacional, muchos recién llegados consiguen empleo. Como Julieta, una arquitecta chaqueña que logró insertarse hace casi dos años en una de las principales constructoras locales. “Quien bebe agua del río Limay, se queda”, es un dicho popular.
Otros lo hacen en empresas del segundo y tercer anillo de proveedores petroleros, mientras que algunos pocos acceden a los sueldos millonarios de las operadoras como YPF, Tecpetrol, Vista, PAE o Total.
Desde Córdoba, muchos empresarios observan esta dinámica como una oportunidad. Algunos, como Marcelo Espinosa, de la firma Vista Kau, llegaron hace más de una década y hoy gestionan desarrollos de viviendas con servicios para los empleados del sector energético.
Otros actores como el Grupo Edisur, en alianza con una empresa rosarina, puso un pie con proyectos concretos, departamentos modulados hechos en Córdoba y trasladados por camiones en un operativo estratégico de sincronización.
También hay quienes apenas empiezan a explorar las chances. “Sin duda, hay mucho por hacer aquí”, dice Horacio Parga (h), quien expuso in situ esa experiencia ante empresarios llegados de distintas provincias.
Tendencia imparable
La atracción se potencia por los cambios macroeconómicos. El presidente Javier Milei desreguló el mercado energético, liberó exportaciones y eliminó la fijación de precios del “barril criollo”. Desde entonces, la producción alcanzó niveles récord: en 2024 se rozaron los 810.000 barriles diarios, con proyecciones que superan el millón hacia 2030.
Para sostener esa expansión, el gobierno puso en marcha obras clave como el oleoducto Vaca Muerta Sur (U$S 2.500 millones), la reversión del Gasoducto Néstor Kirchner y la ampliación de infraestructura energética, incluyendo redes que atraviesan Córdoba.
Ese impulso también se nota en la macro: en 2024 el país logró un superávit comercial récord, empujado por mayores exportaciones de energía y el ahorro en importaciones de gas que no obstante continuará un tiempo.

Pero el fenómeno aún se desarrolla en un contexto de infraestructura precaria y escaso acompañamiento nacional. Así lo expuso el gobernador Figueroa ante el ministro de Economía Luis Caputo, remarcando que el Estado nacional hoy está prácticamente ausente en el territorio con un déficit de infraestructura de U$S 4.000 millones.
Para los desarrollistas, invertir en Vaca Muerta es una apuesta con múltiples aristas. Alejo García Guevara, ejecutivo de Dypsa Group –empresa que construyó viviendas y un hotel en Añelo–, destaca que la demanda existe en todos los niveles.
“Desde departamentos para operarios hasta servicios de mantenimiento. Pero lo primero es tomar la decisión de radicarse y adaptarse al entorno”, explicó. Tierra, viento, distancia: factores que no figuran en los Excel, pero que definen la viabilidad de un proyecto.
Viviendas y naves industriales
Un departamento de 40 m² demanda una inversión de USD 150.000 y puede rendir entre USD 1.200 y 1.500 por mes, con una ocupación promedio del 85%. En paralelo, crece la demanda de naves industriales, depósitos y parques logísticos.
Uno de los más ambiciosos es el Parque Industrial Río Neuquén, desarrollado por Gran Valle Negocios en San Patricio del Chañar. Son 114 hectáreas, 263 lotes, estación de servicio, zona comercial y servicios básicos. “Es el primer parque privado de estas características”, resalta a este medio Lucas Albanesi, gerente comercial.
Insertarse en este ecosistema exige cumplir con el Compre Neuquén y, en muchos casos, asociarse con actores locales. Porque si bien es posible participar desde afuera, quienes buscan una porción significativa del negocio saben que volverse “neuquino” marca la diferencia.

Hay empresas de Córdoba que llegan con sus productos. El caso más conocido es el de Bertotto Boglione con sus tanques de plástico y acero, pero también se ven los acoplados de Cormetal o, adentro de los edificios, los muebles de cocina y baño de SQL, entre una larga lista.
El “pionero” cordobés
Con 51 años de edad, Marcelo Espinosa puede ser considerado un pionero cordobés en el desarrollo inmobiliario de Añelo. En 2016, cuando pocos hablaban del potencial de esa zona, salió de Villa Carlos Paz impulsado por la baja rentabilidad que ofrecían los alquileres en Córdoba (algo que se mantiene, dice) y decidió probar suerte en el corazón energético del país. “Hablé con todo el mundo para buscar inversores, nadie me llevó el apunte”, recuerda.

“Acá una inversión de 80 mil dólares generaba una renta mensual de 400 mil o 500 mil pesos. No tenía sentido”, resume Espinosa en diálogo con La Voz. Desde entonces, construyó cinco desarrollos en Añelo bajo su marca Vista Kau, todos con servicios de hotelería como desayuno, limpieza diaria y cambio de sábanas.
La fórmula que encontró es clara: departamentos o habitaciones con baño y cocina, apuntando al trabajador petrolero. “La industria va a ese formato de demanda”, señala. Hoy, sus complejos suman 250 plazas, aunque advierte que el contexto se ha vuelto desafiante.
“Hay muchos departamentos vacíos como consecuencia de que no existe la inversión en infraestructura. Desde el cambio de Gobierno, todo se paralizó”, asegura, en referencia a la motosierra aplicada en el gasto que tiene a la obra pública en el centro de los ajustes.
Con una inflación que duplicó los costos de construcción –de U$S 600 a más de U$S 1.200 dólares por metro cuadrado–, Espinosa sigue apostando por ese rincón de la Patagonia, donde Vista Kau está radicada con administración, vehículos y empleados locales.
Actualmente construye 30 unidades nuevas, con otras 30 proyectadas. Pero aclara: “Si no brindás servicios, no vayas. Poner un lavadero o una ferretería no alcanza. Para ser proveedor de la industria, tenés que estar en la cresta de la ola”. No alcanza con voluntad: “Depende de lo que quieras hacer y los contactos que tengas”.
¿Tiene futuro Añelo como capital operativa del gas y el petróleo no convencional? Espinosa responde con un ejemplo. Las reservas de Vaca Muerta son 100 veces mayores a las que tiene Cerro Dragón, que dio lugar a una ciudad como Comodoro Rivadavia.
Y le pone su impronta a la explicación. “Con un gasoducto de 1.500 kilómetros podríamos ser el proveedor número uno del país más grande de América del Sur”, afirma en referencia a Brasil. “Dejemos de mirar para otro lado”, insta convencido.