En paralelo al terremoto político que generó la ratificación de la condena de Cristina Kirchner y las implicancias que lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia tiene para la expresidenta, el calendario avanza con la mirada fija en octubre. Y Juan Schiaretti continúa cultivando un silencio que inquieta al peronismo cordobés.
Dicen quienes lo conocen que el exgobernador es un “tiempista nato”. Fiel a su estilo, deja que la incertidumbre se alimente y aguarda el momento justo para mover la ficha. Entre los llaryoristas más cercanos, ese silencio se interpreta como una señal: hay quienes ven en el exgobernador a un posible contrincante de peso frente al ascenso libertario.
Sin embargo, no está claro si se trata de una lectura fundada en la realidad o apenas una expresión de deseo de los principales operadores del gobernador Martín Llaryora.
En ese mar de especulaciones, una voz interna pero potente podría marcar el rumbo definitivo. La senadora Alejandra Vigo, esposa y figura clave de peso en el oficialismo, habría sido contundente en reuniones reservadas: “¿Para qué va a ser candidato?”, deslizó ante una consulta en confianza.
El tono no dejó lugar a dudas.
Alguien que sabe de esa afirmación y conoce de cerca la relación política –y obviamente personal– entre Vigo y Schiaretti, no vacila al interpretar: “Alejandra no diría algo así, ni siquiera en privado, si no estuviera segura de que ‘el Gringo’ piensa exactamente lo mismo”.
Un perfil que interesa y empieza a ser observado por la política tradicional
Pintaba para ser una foto potente y lo fue. A mitad de la semana que pasó, la inauguración de una importante etapa de la obra de la Ciudad Deportiva del Club Instituto mostró juntos en una postal al gobernador Martín Llaryora, al intendente capitalino, Daniel Passerini, y al presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio “Chiqui” Tapia. También estuvieron Andrés Fassi, titular de Talleres, y sus pares de Belgrano, Luis Fabián Artime, y de Racing de Córdoba, Manuel Pérez.
La velada, en el predio de La Agustina, estuvo cargada de emociones y de gestos. Y si bien la mirada estuvo puesta en la calidad de la obra de infraestructura, quien se llevó todas las miradas fue el dueño de casa, el presidente de “La Gloria”, Juan Manuel Cavagliatto.
El joven presidente de la institución con sede en Alta Córdoba por ahora sólo incursionó en la política deportiva. Empresario privado fuerte del rubro de la logística, Cavagliatto ha canalizado su costado dirigencial a través de su pasión, Instituto. Pero hay quienes en la política empiezan a verlo con proyección más allá del club de sus amores.
Cavagliatto no sólo tiene una relación casi familiar con Tapia, sino que, además, suma puntos en el peronismo de Córdoba. Especialmente con Llaryora y con Passerini. La dupla del PJ le tiene un agradecimiento eterno por la disposición que tuvo Instituto los días previos a la crucial elección capitalina. Allí, el oficialismo montó un operativo electoral que, en el seno del PJ, aseguran que fue determinante para la victoria sobre el radical Rodrigo de Loredo.
Quienes dicen ver más allá en la política le auguran un futuro promisorio a Cavagliatto si en algún momento decide dar el salto a la arena política partidaria.
El Suoem, con protestas hasta el telón final
Ni siquiera el fin de semana largo detuvo la protesta del gremio de los municipales de la Capital provincial. Fiel a su promesa de “acciones sorpresivas”, el Suoem llevó sus reclamos hasta el escenario del Teatro Comedia, donde los elencos municipales de danza y de teatro ofrecían una función tras su renovación.
Al cierre del espectáculo, dos artistas tomaron el micrófono para reclamar, con tono sereno pero firme, mejores salarios y mayor inversión cultural por parte del intendente Daniel Passerini. El mensaje fue recibido con aplausos por un público que, más allá del arte, percibió el reclamo como legítimo.
El gremio prometió que sus medidas continuarían durante todo el fin de semana largo, incluso el domingo y el lunes feriado, en las dependencias municipales que mantuvieron actividad. En Córdoba, la protesta también tiene puesta en escena.
Llaryora: señales de calma para los hospitales
Con la campaña electoral asomando en el horizonte, el gobernador Martín Llaryora busca resolver los últimos focos de tensión con los gremios estatales. La mayoría ya firmó acuerdos paritarios, pero aún quedan dos frentes abiertos: los tribunales provinciales y los hospitales públicos.
En el plano judicial, el gobernador dio luz verde al Tribunal Superior de Justicia para iniciar conversaciones con el gremio de los judiciales en torno de una vieja demanda: la equiparación salarial con la Justicia federal.
Pero es en el ámbito de la salud donde Llaryora prepara una jugada fuerte. En los próximos días, encabezará un acto multitudinario en el Centro Cívico donde firmará la reglamentación de la nueva Ley Provincial de Salud, que en su momento fue impulsada por los legisladores peronistas José “Pepe” Pihen y Diego Hak.
Esta norma ha sido el eje del principal reclamo de los trabajadores de la salud, quienes sostienen medidas de fuerza a pesar de los acuerdos ya rubricados por gremios como el SEP y Atsa.
La implementación de esta ley traerá aparejado un significativo aumento salarial para los profesionales del sector. En el Centro Cívico hay optimismo: creen que con esta medida se desactivarán los conflictos que han puesto en jaque la atención hospitalaria.
Un “brote verde” en la política cordobesa
Desde la semana pasada, Córdoba cuenta con su primer partido político ambientalista oficialmente reconocido por la Justicia Electoral federal: el Movimiento Verde Cordobés. Su referente principal es Pablo Riveros, exintendente de Villa Ciudad Parque y actual director de Ordenamiento Territorial, una dependencia del Ministerio de Ambiente de la Provincia.
Aunque orgánicamente forma parte del esquema del cordobesismo, hay dudas sobre su participación en las listas del 26 de octubre. Riveros agradece el espacio dado por el gobernador Martín Llaryora, pero reconoce en privado que sus bases difícilmente acompañarían una boleta encabezada por un candidato peronista tradicional.
Una de las posibilidades que se baraja en el entorno de Riveros es lanzar una lista propia. Son conscientes de que, por ahora, el Movimiento Verde tiene presencia limitada a cinco departamentos serranos, con Calamuchita como bastión principal.
Riveros, quien mantiene una relación cercana con Juan Grabois, fue visto recientemente junto a Natalia de la Sota. El dirigente ecologista elogió a la diputada nacional por sus críticas filosas al gobierno de Javier Milei. Apoyarla podría ser una vía, aunque eso seguramente implicaría su salida del gabinete provincial.
