“Sería muy importante que Schiaretti sentara postura ahora. Su figura es muy relevante”. Desde que dejó el poder provincial en diciembre pasado, el exgobernador Juan Schiaretti cultiva un perfil fantasmal.
En el bloque legislativo de los ahora exdialoguistas y “traidores” –de acuerdo con una de las caracterizaciones más suaves lanzadas por el presidente Javier Milei tras el revés de la “ley ómnibus”–, hay voces no cordobesas dentro de la bancada de Hacemos Coalición Federal que demandan y creen “necesaria” la reaparición del excandidato presidencial que cosechó el 6,7% de los votos (1.802.068) en la primera vuelta electoral.
En ese espacio, consideran que Schiaretti es una pieza clave que podría influir en la convulsionada escena nacional atravesada por el duro enfrentamiento entre los gobernadores –los de Juntos por el Cambio más Llaryora– y el Presidente.
“Schiaretti no opinará ahora. Menos de Córdoba y en este contexto. La regla de hierro de que quien gobierna conduce no se toca. El gobernador es Llaryora”, responden, tajantes, desde el entorno del excandidato presidencial.
Llaryora y Schiaretti hablan muy seguido, cuentan los mismos informantes.
A comienzos de enero, Schiaretti imaginaba una reaparición en la escena nacional para finales de febrero o principios de marzo.
Aunque pasó apenas un puñado de semanas desde aquel momento, el paisaje político es muy distinto a aquel. “Se irá viendo. Probablemente, más cerca de abril Schiaretti haga alguna aparición. Tiene invitaciones de varias entidades, pero por ahora esperará”, comparten con cautela cerca de él.
Detonados todos los vínculos con el grupo de gobernadores que eran considerados “amigables” con el Gobierno, Milei está decidido a jugar el apoyo electoral cosechado en las urnas antes de que el impacto de la profundización de la crisis económica le carcoma ese único capital político que aún ostenta en niveles más que aceptables, a pesar de cierto desgaste propio de la conducción de un país sin paz.
Llaryora hizo en las últimas horas un llamado directo al Presidente para retomar el diálogo y bajar las tensiones. Esa posición choca con la estrategia del libertario, quien decidió que la “exposición” de los “traidores” ante la sociedad de la que se regodea Milei pondrá a los mandatarios “de rodillas” ante la Nación por la quita de distintos fondos que administra la Casa Rosada.
El bloque en Diputados, ¿fisurado?
El saldo de la puja con el Presidente, y especialmente la posición de líder opositor en la que Milei ubicó a Llaryora, generaron posiciones encontradas dentro del bloque que conduce el verborrágico y malhumorado Miguel Pichetto.
Con puntos de contacto aún activos con el expresidente Mauricio Macri, de quien fue compañero de fórmula en las presidenciales de 2019, el experimentado parlamentario hizo saber entre sus compañeros de bancada que el protagonismo adoptado por Llaryora durante el debate de la fallida “ley ómnibus” acarreó costos políticos –y también financieros– innecesarios para el mandatario cordobés y para algunos de sus pares de Juntos por el Cambio.
La relación entre Pichetto y Llaryora no atraviesa el mejor momento, pero en el bloque consideran que las rispideces podrán limarse. Este jueves, el gobernador tiene previsto reunirse con parte del bloque en Diputados para acercar posiciones y seguir adelante.
Las divergencias generaron en los últimos días versiones sobre la posibilidad de fractura en un bloque cuya génesis de constitución estuvo marcada por el pragmatismo –con el objetivo de ocupar lugares en comisiones estratégicas– por encima de un programa político y de acción compartido.
“Sería un error enorme desintegrar ese espacio ahora. Hay diferencias de miradas, por supuesto, pero no podemos aislarnos en este momento. El bloque está en pie”, aseguran integrantes del oficialismo cordobés de esa bancada bien variopinta, en la que tallan Pichetto, Emilio Monzó, Florencio Randazzo, Nicolás Massot, el schiarettista Carlos Gutiérrez y el llaryorista Ignacio García Aresca.
Diputados de esa bancada presentarán en los próximos días proyectos puntuales que toman algunos de los temas de la “ley ómnibus” que quedaron en la nada por el fracaso del tratamiento. Interesan el esquema de mayor corte para los biocombustibles y el blanqueo de capitales, entre los principales. Nadie sabe qué viabilidad legislativa tendrán esas propuestas.
Llaryora sostiene que su posición es la correcta. Asegura que la próxima etapa de la crisis tocará el aspecto más sensible de los trabajadores: su empleo. Y que en ese punto quienes hoy lo cuestionan por no alinearse con Milei cambiarán de opinión.
No todos piensan igual en el oficialismo. Hay algunas importantes figuras del PJ cordobés que advierten que ya no es el kirchnerismo el que está enfrente: el adversario de hoy fue más votado en Córdoba que el propio Llaryora.
