El estrés es uno de los trastornos que más proliferó durante la pandemia de Covid-19. La buena noticia es que podemos reducir su impacto incorporando varias rutinas saludables que resultan muy eficaces para manejar la ansiedad y mejorar el ánimo:
1. Introspección. Para empezar, hay que reconocerse, percibir esos estados de ánimo e identificar sus señales y su relación con las circunstancias cotidianas. ¿Dificultad para dormir? ¿Irritabilidad? ¿Cefaleas? ¿Mala digestión? La toma de conciencia es fundamental para iniciar cualquier cambio.
2. Evitar conductas no saludables. Muchas veces, la ansiedad y el estrés llevan a conductas impulsivas, no conscientes, que se apaciguan con gratificaciones inmediatas, como comer dulces, beber alcohol, fumar o consumir drogas y/o psicofármacos sin indicación médica. Nada de eso va a ayudar; al contrario, puede tener consecuencias negativas para la salud.
3. Aceptación. Esta actitud mental es fundamental para afrontar las adversidades. No hay que negar ni minimizar, sino reconocer que hay cosas de la realidad que no se pueden modificar, pero sí otras que están a nuestro alcance.
4. El ejercicio físico es la principal y más sencilla manera de reducir el estrés. Se ha comprobado que la actividad física ayuda a la “química cerebral” porque se liberan endorfinas que provocan sensación de bienestar. Además, el ejercicio ayuda a “descargar” energía reprimida. Podemos caminar, bailar en casa, andar en bici o hacer algún deporte.
5. Ejercicios de relajación. Existen muchas técnicas y videos en internet que pueden servir de guía: desde el tradicional yoga y el Tai Chi hasta técnicas de control mental y mindfulness. Para iniciarse, lo importante es saber que todas se centran en la respiración. Realizar una respiración consciente, profunda y rítmica es el comienzo. Hay que intentarlo, es más simple de lo que cree.
6. Cambio de actitud mental. Tras alcanzar una respiración consciente, se puede continuar con otra técnica que consiste en enfocarse e ir reemplazando pensamientos negativos por positivos: nos debemos imaginar en situaciones agradables o resolviendo exitosamente otras que haya que afrontar.
7. Socializar. Conectarse con los seres queridos, amigos, aunque sea por teléfono o videollamada. Buscar que esas interacciones sean gratificantes.
8. Retomar actividades placenteras. ¡Animémonos! Un ratito nomás... Comenzar un libro, escuchar música, disfrutar de una peli o salir a caminar.
9. Reconocer los límites. Estar atentos a las exigencias que asumimos en el trabajo y en la vida en general. No nos comprometamos con cosas no deseadas o que generan más presión que la aceptable. Hay que aprender a decir “no”.
* Médico psiquiatra y Presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras.
