Los alimentos ultraprocesados forman parte de la dieta diaria de millones de personas en el mundo. Sin embargo, un estudio reciente publicado en la revista eClinicalMedicine volvió a encender las alarmas: algunos de sus aditivos podrían estar vinculados a un mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa.
La investigación analizó los hábitos alimentarios de casi 187.000 adultos del Reino Unido, con edades entre 40 y 75 años, a lo largo de 11 años. Los participantes registraron su consumo en diarios digitales de 24 horas, y los científicos compararon esos datos con productos reales de supermercados, identificando 57 aditivos potenciales mediante etiquetas de ingredientes. Con esta información, calcularon el porcentaje de la dieta de cada persona proveniente de ultraprocesados y de aditivos específicos.
Los aditivos bajo la lupa
El estudio identificó cinco grupos de aditivos con asociaciones significativas:
- Sabores o aromatizantes: quienes consumían más alimentos saborizados tenían un riesgo 20% mayor de mortalidad.
- Variedades de azúcar como fructosa, azúcar invertido o maltodextrina también mostraron vínculos negativos.
- Colorantes: se asociaron con un riesgo 24% mayor cuando representaban un 20% de la dieta.
- Edulcorantes: un 14% más de riesgo cuando estaban presentes en un quinto de la ingesta diaria.
- Gelificantes: la excepción, ya que se relacionaron con un menor riesgo de mortalidad.

El análisis también evaluó la proporción total de ultraprocesados en la dieta. A partir del 18% de ingesta, el riesgo comenzó a crecer. Con un 30% de consumo, el incremento fue del 6%; con un 50%, el riesgo ascendió al 19%. Según datos del CDC, la mayoría de los estadounidenses obtiene más de la mitad de sus calorías de este tipo de alimentos.
Precauciones y recomendaciones
Los autores advierten que se trata de un estudio observacional: no prueba causalidad, aunque ajusta factores como tabaquismo, presión arterial, índice de masa corporal y alcohol. Además, la información se basó en autoinformes, lo que puede introducir sesgos.

Aun así, expertos en salud recomiendan actuar con cautela. La Clínica Mayo y la Asociación Americana del Corazón insisten en reducir el consumo de ultraprocesados, priorizando frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y proteínas magras. “El impacto es mayor si reducimos algo que comemos a diario en grandes cantidades”, afirma Tara Schmidt, dietista de la Clínica Mayo.
En definitiva, la investigación invita a revisar nuestra despensa y tomar decisiones más conscientes. Elegir opciones menos procesadas y naturales puede ser una estrategia clave para cuidar la salud a largo plazo.