Jennifer Aniston, un ícono de belleza atemporal y una de las estrellas más carismáticas de Hollywood, sigue asombrando a sus 56 años con una figura tonificada y una vitalidad envidiable. La actriz, reconocida por su estilo natural y su disciplina en el cuidado personal, compartió recientemente uno de sus mayores secretos matutinos, un hábito que, según ella, potencia su entrenamiento y transforma su cuerpo de adentro hacia afuera.
“Todo empieza con querer a nuestro cuerpo”, dijo la protagonista de Friends, enfatizando que su enfoque va más allá de los tratamientos estéticos, basándose en la positividad, el optimismo y un profundo autocuidado físico y emocional.

Para arrancar cada jornada con esa energía, Aniston reveló a la revista People que su mañana comienza con una bebida muy particular: “Bebo calostro ARMRA a primera hora de la mañana, con agua a temperatura ambiente y un limón entero exprimido”.
Pero, ¿qué es exactamente el calostro ARMRA?
El calostro es la primera leche que producen todos los mamíferos, incluyendo los humanos, inmediatamente después del parto. Es un “oro líquido” extremadamente denso en nutrientes, repleto de anticuerpos y factores de crecimiento esenciales. En el caso del calostro bovino, como el que consume Aniston, este concentrado de primera calidad es conocido entre los entendidos como una “potencia inigualable de más de 200 nutrientes bioactivos”.

Los beneficios atribuidos al calostro bovino son variados y prometedores. Se cree que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, modulando respuestas locales y sistémicas en diversas condiciones. Para la actriz, este suplemento es fundamental para potenciar su entrenamiento y mantener su mente y cuerpo en óptimas condiciones.
Si bien el calostro bovino es un suplemento con muchos defensores, es importante mencionar que fue objeto de controversias. Una demanda colectiva propuesta en abril de 2024 alegó que los suplementos de ARMRA Colostrum fueron falsamente publicitados, afirmando que no estaban respaldados por investigaciones científicas legítimas y que solo se basaban en estudios “profundamente defectuosos”.