¿Con qué frecuencia debemos bañarnos? Esa fue una de las preguntas que respondió la Universidad de Harvard años atrás. Ahora, surge otra inquietud: ¿cada cuánto debe bañarse un adulto mayor?
El cuidado personal de los adultos mayores es un aspecto clave para garantizar su bienestar y su calidad de vida.
La respuesta sobre la higiene personal no es sencilla, ya que depende de varios factores como el estado de salud, la movilidad y la sensibilidad de la piel de cada uno/a.
Cada cuánto debe bañarse un adulto mayor: qué dice una especialista
La especialista Sylvie Meaume, dermatóloga y jefa del Servicio de Geriatría, Heridas y Cicatrización en el Hospital Rothschild (París, Francia), destaca que, a medida que las personas envejecen, la piel se vuelve más delgada y sensible, lo que hace que bañarse con demasiada frecuencia pueda causar resequedad, irritaciones o incluso infecciones.
Para muchos adultos mayores, un baño completo diario puede no ser necesario y en algunos casos, incluso puede ser contraproducente.
La película hidrolipídica, una barrera natural que protege la piel y mantiene su hidratación, se debilita con la edad. Un lavado excesivo o agresivo puede dañar aún más esta barrera, comprometiendo la protección contra agresiones externas y acelerando la pérdida de hidratación.
¿Qué recomiendan los expertos?
La doctora Meaume recomienda que, a partir de los 65-70 años, lo ideal es “enjuagarse el cuerpo diariamente, pero usar jabón solo un día de cada tres, evitando frotar la piel con demasiada fuerza”, publica El Universal.
De esta forma se reduce el riesgo de resecar la piel, sin descuidar la higiene. Sin embargo, la limpieza diaria de áreas clave como el rostro, axilas, genitales y pies es fundamental para evitar infecciones y mantener el bienestar general.
En casos donde la movilidad está comprometida, como en personas con enfermedades crónicas o discapacidades, se pueden utilizar toallitas húmedas o baños de esponja, que resultan eficaces para mantener la higiene sin exponer la piel al agua de forma excesiva.
Una higiene adaptada al envejecimiento: consejos
- Temperatura del agua: Utilizar agua tibia en lugar de caliente, para evitar resecar la piel.
- Duración de la ducha: Según los expertos de la Escuela de Medicina de Harvard, 3 a 4 minutos son suficientes.
- Productos de higiene: Optar por aceites de ducha o jabones dermatológicos suaves, evitando aquellos con tensioactivos agresivos, como sulfatos o ácidos.
- Secado adecuado: Secar la piel con pequeños toques de toalla, en lugar de frotar vigorosamente.
Estas recomendaciones deben adaptarse a factores como la estación del año, las actividades diarias y el estado de salud de cada persona.
Cada persona debe consultar a su médico personal para encontrar la opción óptima de baño e higiene personal.
¿Por qué no es necesario bañarse todos los días?
- Piel más sensible: Con la edad, la piel se vuelve más delgada y pierde parte de su capa protectora de grasa. Bañarse con demasiada frecuencia puede resecarla y hacerla más vulnerable a irritaciones.
- Película hidrolipídica: Esta barrera natural de la piel ayuda a mantener la hidratación y proteger contra infecciones. El baño frecuente puede dañarla.
¿Cuál es la frecuencia recomendada?
- En general: Muchos expertos recomiendan bañarse 2-3 veces por semana.
- Enjuagues diarios: Se pueden realizar enjuagues diarios sin jabón para eliminar el sudor y mantener una sensación de frescura.
- Uso de jabón: Se recomienda utilizar jabón suave y natural un día sí y otro no, evitando frotar la piel con demasiada fuerza.
¿Qué otras consideraciones hay que tener en cuenta?
- Zonas sensibles: Las axilas, los pies y las zonas genitales requieren una limpieza diaria para prevenir infecciones.
- Hidratación: Después del baño, es fundamental aplicar una crema hidratante para proteger la piel.
- Condiciones médicas: Si el adulto mayor tiene alguna condición de la piel, como eczema o psoriasis, es importante consultar a un dermatólogo para obtener recomendaciones específicas.
Beneficios de reducir la frecuencia de baño:
- Piel más saludable: Se reduce el riesgo de resequedad, picazón e irritaciones.
- Menor gasto de agua y energía: Se contribuye al cuidado del medio ambiente.
- Mayor comodidad: Se evita la sensación de tirantez y sequedad en la piel.