Junto con el verano, aparecen cambios en las costumbres diarias de la gente. La modificación de hábitos puede incidir a veces negativamente en la salud de nuestra boca.
Tomar sol es uno de ellos, si no se toman los cuidados necesarios. La radiación ultravioleta (UV) solar produce alteraciones en los labios, principalmente con la aparición de fisuras, escamas o erosiones que se conocen con el nombre de "queilitis", que, si permanecen a través de varios años, pueden transformarse en cáncer. Por eso es muy importante exponerse al sol sólo en los horarios indicados y usar protector solar labial.
Además, el calor produce una mayor pérdida de líquidos a través de la transpiración, lo cual aumenta el riesgo de deshidratación (se indica un mínimo de dos litros diarios). Es por eso que se incrementa la cantidad de bebidas que se consume durante el verano, sobre todo entre las comidas. Es muy importante observar el tipo de líquido ingerido, ya que puede ser dañino para nuestros dientes. Las sustancias ácidas, como por ejemplo el limón, producen la disolución del esmalte de las piezas dentarias, lo que se conoce con el nombre de "erosión dental" y, por otro lado, el azúcar promueve el desarrollo de las caries.
La caries dental es una de las enfermedades más frecuentes en nuestro país y se registra a partir de edades muy tempranas. El consumo de dulces y alimentos a base de hidratos de carbono, de consistencia pegajosa, aumentan considerablemente su incidencia, ya que son metabolizados por las bacterias del interior de la boca, produciendo ácidos que descalcifican los dientes, los reblandecen y luego penetran en su interior, generando cavidades que con el tiempo avanzan y llevan a su pérdida. Por otro lado, la erosión dental es un trastorno que afecta cada vez a más personas de todas las edades, y es consecuencia del consumo de bebidas y alimentos muy ácidos, como frutas, yogur y diversos tipos de bebidas. Su ingesta produce la descalcificación y el desgaste progresivo de los dientes, y el paciente concurre a la consulta muy tarde, debido a que no produce manchas oscuras ni destrucción de tejidos como las caries.
El cepillado de los dientes previene las caries porque elimina parcialmente los microorganismos de la boca, pero no evita la erosión dental. Por eso, si tenemos una dieta muy ácida, se recomienda usar pastas especiales para prevenirla, estas recalifican el esmalte dental sin desgastarlo.
Ante ello, a la hora de hablar de bebidas para el verano, la más saludable, y que se puede ingerir indiscriminadamente es sin dudas el agua, ya que las demás tienen características especiales que limitan su consumo, como la acidez (pH reducido) y la cantidad de azúcar o sacarosa. Las más perjudiciales son las gaseosas tradicionales, ya que no aportan ningún nutriente importante y presentan gran cantidad de azúcar y ácidos que reducen el pH y promueven tanto la caries como la erosión dental. Las gaseosas light tienen menos cantidad de sacarosa, pero conservan la acidez, y las tipo "cero azúcar" tienen importantes cantidades de edulcorante y son ricas en sodio, por lo que estarían contraindicadas en personas con hipertensión arterial. Otras bebidas muy azucaradas son las energizantes, los hidratantes deportivos, los jugos artificiales y los jugos a base de leche de soja. También están los exprimidos naturales y las frutas, sobre todo la naranja, que tienen numerosos nutrientes y vitaminas, pero presentan un nivel muy alto de acidez, por lo que promueven la erosión dental.
Por otro lado, debemos considerar que es posible consumir muchos helados para refrescarnos durante el verano. Al ser alimentos muy azucarados (excepto algunos dietéticos) promueven el desarrollo de caries dental, por lo que es mejor ingerirlos como postre en las comidas habituales; caso contrario, se indica higienizar los dientes tras comerlos.
En resumen, a la hora de hidratarnos en verano, la bebida de primera elección es el agua, y debemos limitar parcialmente los jugos naturales o consumirlos junto a alimentos de baja acidez, como por ejemplo el queso. Los hidratantes deportivos están indicados para ingerir luego de la actividad física, son excelentes recuperadores de agua y sales, pero tenemos que recordar su capacidad cariogénica y no debemos tomarlos en exceso. Las bebidas que deberíamos incorporar en muy poca cantidad son los jugos artificiales, las bebidas de soja y, sobre todo, las gaseosas. Éstas últimas no sólo producen daño a los dientes, sino que también reducen el depósito de calcio en los huesos, provocan problemas digestivos y trastornos en todo el organismo.
Es posible disfrutar del sol, los helados y todo lo que trae el verano con los cuidados necesarios para nuestra salud. Transitemos el receso estival sin olvidarnos de consumir tanto alimentos como bebidas variadas y colocar en nuestro bolso el protector solar y el cepillo de dientes (que no tiene por qué tomarse un descanso).
Vulnerables
Los labios son una zona del cuerpo olvidada para la protección contra los rayos ultravioleta, cuando en realidad son particularmente frágiles, ya que no tienen melanina, es decir, no se broncean, pero pueden quemarse, agrietarse, resecarse y, con el tiempo, también perder el colágeno natural, por lo que se vuelven más delgados.
Debido a que la necesidad de hidratación también aumenta, es preciso repetir la aplicación del producto.
Medicamentos
Algunos medicamentos pueden aumentar la sensibilidad y el riesgo de daño en la piel por radiación UV, como ciertos antibióticos o productos para tratar el acné. Si le han prescripto medicamentos y debe estar mucho tiempo al aire libre, consulte a su médico.
En el caso de medicamentos no recetados, lea atentamente el prospecto y, ante cualquier duda, consulte también a su médico, porque pueden sensibilizar la piel.
*Presidenta de la Sociedad de Prevención del Círculo Odontológico de Córdoba