Adelma Ferretti tiene 85 años y vive en Alta Gracia. Hace dos años descubrió la pintura y se aventuró a pintar un cuadro tras otro. Adelma explicó que pasó gran parte de su vida cuidando de sus seres queridos por diferentes enfermedades y que recién hace poco tiempo se dio permiso para el arte. “Pintar me mantiene ocupada (además de ordenar la casa, aclaró). Me organizo, pienso qué tengo que comprar, qué colores usar. Los cuadros están en mi cabeza. Espero cada semana a que llegue la profesora”, expresó con entusiasmo.
“Les aconsejo a que se animen a encontrar lo que les gusta”, dijo Adelma con entusiasmo. Ella encontró que le gustaba la pintura desde pequeña. Sin embargo, durante mucho tiempo sus deseos fueron pospuestos para dedicarse al cuidado de familiares con distintas enfermedades, que con el tiempo fallecieron. Primero fue su papá, quien “tenía problemas del corazón”; después, su hermano que padecía de cáncer y, finalmente, se volcó a la atención de su esposo que tenía la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (Epoc). Su marido había dejado de fumar 11 años antes de tener Epoc, sin embargo, no fue suficiente para evitar esa enfermedad, recordó Ferretti.
Recién hace dos años tomó por primera vez un pincel, después de los 80 años, siguió su deseo de pintar. Los primeros trazos fueron sobre telas y el primer dibujo fue una hortensia. Salió naturalmente, a pesar de no ser una imagen fácil, ya que una flor que se encuentra agrupada en ramos de pequeñas flores y tallos. Su atelier está ubicado sobre una mesa en el comedor rodeada de objetos guardados en vitrinas, que conviven con su pasión.
El momento indicado
Adelma recordó que Myriam y Omar, sus hijos, la acompañaron cuando ella les dijo que quería participar de un taller de pintura en casa de una sobrina. Myriam Flamand participa en distintos organismos dedicados a trabajar con la discapacidad, mientras que Omar es docente de Matemática y Física.
En un principio, Adelma participó junto con otras mujeres, pero luego tuvieron que cambiar la locación y Ferretti consultó a la profesora, Claudia Gagliardi, si podía seguir con las clases en su vivienda. La docente aceptó y, desde entonces, una vez a la semana, tiene clases personalizadas. Respecto de su profe, dijo que “era una genia, que tiene una paciencia infinita”.
Primera experiencia
“Nunca había tomado un pincel para pintar. Empecé con unas ‘cositas’ en tela. Y le dije a la profesora: ‘Lo que yo quiero es pintar cuadros’”, recordó entre risas y agregó que, desde entonces, “no lo solté más”.
En una nota con un diario de Alta Gracia, Resumen de la Región, Adelma destacó que le gusta mucho Leonardo Da Vinci y Salvador Dalí y que se va a animar a hacer una réplica de alguna obra de ellos. Respecto de si todos los cuadros le salen bien, había declarado: “Hay que tener paciencia, porque los cuadros no salen así como si nada. Se hacen en varias clases, por ahí cinco. O a veces más de dos meses. Con mucha dedicación y calma, uno va viendo que ese cuadro toma forma y los colores son los que uno quería”.
Cada día dedica unas horas a crear sus cuadros. También le gusta tejer y lo hace con rapidez, y agregó que “hasta con cinco agujas”. Para Adelma, también es fundamental cuidar de su casa, así que esa es otra actividad que le lleva varias horas al día.

Entorno artístico
La casa luce llena de los cuadros que pintó. Pero también hay una mamushka creada por ella y una bandeja decorada a mano. Si puede elegir, opta por óleos para deslizar su pincel, pero reconoce que para una jubilada es difícil costear esa calidad de material. Miró un caballete donde una bailarina con un tutú rosa realiza una posición de danza clásica y comentó: “Los cuadros me vienen a mi cabeza y los hago”. “Lo que me gusta, lo hago y me gusta variar. Prefiero los paisajes”, aseveró la artista, que que describe y lleva adelante con deleite su vocación.
A sus amigas, les recomendó que encuentren lo que les apasiona y lo sigan.
A una edad donde muchos evitan nuevas experiencias, Adelma tomó el pincel de nuevo y creó sus propias imágenes. Se entusiasmó y relató que ya tiene otros cuatro cuadros ideados para concretar. “Pintar me ayuda a pasar las horas libres. La profesora me deja tareas y yo las hago”, explicó Adelma.
“Estoy pensando en tres o cuatro cuadros más”, reconoció.