El uso de nuevas tecnologías está prácticamente generalizado en la sociedad actual, lo que provocó un aumento significativo en la exposición a dispositivos electrónicos por parte de niños, niñas y adolescentes. Esta tendencia, que comienza a edades cada vez más tempranas, conlleva una serie de riesgos que afectan el desarrollo integral de los jóvenes.
Estudios recientes confirman que el uso de pantallas sí altera los patrones de sueño, siendo las características más perjudicadas la duración, la calidad del sueño y el retraso a la hora de acostarse. La luz azul emitida por estos dispositivos electrónicos interfiere en los patrones de sueño-vigilia al reducir la producción de melatonina, lo que a su vez afecta la regulación hormonal fundamental para el crecimiento y desarrollo. La priorización del uso de pantallas sobre el descanso es una de las razones del retraso a la hora de dormir.
Cuáles son los efectos de largas horas de exposición a pantallas en niños, niñas y adolescentes
El tiempo prolongado frente a las pantallas también se asocia con impactos negativos en otras áreas. A nivel emocional, puede causar un mayor riesgo de ansiedad y depresión, irritabilidad y aislamiento social. Específicamente, el uso excesivo se vincula con la labilidad emocional en niños preescolares, especialmente si no están acompañados por sus padres al usar las pantallas.

En el ámbito físico, el sedentarismo derivado de largas horas frente a los dispositivos contribuye al aumento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil. Se observó que el uso de pantallas al menos tres horas diarias para el ocio se relaciona con el exceso de peso y la obesidad en niños de 2 a 14 años. Cognitivamente, el uso excesivo se asocia con retrasos en la adquisición y uso del lenguaje, menor capacidad de expresión verbal y problemas de atención.
Para proteger el desarrollo adecuado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras organizaciones científicas establecieron límites claros. Se recomienda que los niños menores de dos años no tengan ningún tipo de contacto con pantallas. Para aquellos entre dos y cinco años, el tiempo debe limitarse a una hora diaria de contenido de alta calidad y bajo supervisión de un adulto.
Para implementar hábitos saludables, los expertos aconsejan que los adultos establezcan límites claros, fomenten el juego simbólico y actividades físicas o artísticas alternativas, y eviten el uso de dispositivos al menos una hora antes de dormir. Además, es crucial que los adultos modelen un uso responsable de las pantallas.