Un reciente estudio reveló que un significativo porcentaje de la población argentina, cerca del 45%, enfrenta dificultades para conciliar el sueño y mantenerlo de forma adecuada, lo que impacta negativamente en su calidad de vida y su salud general.
Expertos en medicina del sueño señalan que este problema multifactorial podría estar vinculado a factores socioeconómicos, pautas culturales y diferencias biológicas, que convergen para perturbar el descanso nocturno de muchos.
La Asociación Argentina de Medicina del Sueño respalda esta preocupante tendencia con una encuesta que indica que más del 50% de los argentinos no está durmiendo lo suficiente.
Este hallazgo se alinea con los resultados de un estudio realizado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA, donde el 45% de los encuestados admitió experimentar algún tipo de problema relacionado con el sueño. Esta coincidencia de datos subraya la magnitud del problema y la necesidad de abordarlo de manera integral.
Dentro de este panorama, se identificaron patrones específicos de trastornos del sueño. Las dificultades para iniciar el sueño afectaron al 28,9% de los participantes, mientras que un 29,6% luchaba por mantener el sueño a lo largo de la noche, y un 30% se despertaba antes de lo deseado.
Un factor común que surgió fue la influencia de las preocupaciones y los pensamientos nocturnos, que fueron señalados por el 48% de los encuestados como la causa principal de sus problemas para dormir.
El estudio también arrojó luz sobre las disparidades demográficas en la calidad del sueño. Las mujeres, los individuos mayores de 60 años y aquellos que se identifican como pertenecientes a clases sociales más bajas demostraron ser los grupos más susceptibles a experimentar dificultades para dormir.
![El 45% de la población enfrenta dificultades para dormir, impactando negativamente su calidad de vida y salud.](https://www.lavoz.com.ar/resizer/v2/U57AA57PRNC4LK3TWCRQLOGAQY.jpg?auth=c0e8e7bc5488a92e0d4e1670f5d980e7354538478cbe74843f96206dcf205417&width=1280&height=720)
Qué factores contribuyen a este problema generalizado
Algunos de las principales causas son:
- Presión laboral y económica: la exigencia de largas jornadas laborales, combinada con la presión económica, puede llevar a las personas a sacrificar horas de sueño en favor de cumplir con sus responsabilidades.
- Estilo de vida moderno: la exposición a la luz artificial de pantallas y dispositivos electrónicos, especialmente antes de acostarse, puede interferir con los ritmos circadianos naturales del cuerpo, dificultando la conciliación del sueño.
- Factores biológicos y hormonales: las mujeres, en particular, pueden experimentar alteraciones en el sueño debido a los cambios hormonales asociados con el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia.
La falta de sueño, ya sea ocasional o crónica, puede acarrear una serie de consecuencias perjudiciales para la salud física y mental.
La privación de sueño se asocia con fatiga diurna, dificultades de concentración, irritabilidad, aumento del riesgo de accidentes, problemas de memoria y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión y trastornos metabólicos.
Aunque las necesidades de sueño varían de persona a persona, los expertos sugieren que los adultos deberían aspirar a dormir entre 7 y 8 horas por noche, mientras que los niños y adolescentes necesitan aún más descanso para un desarrollo óptimo.
Priorizar el sueño como una necesidad fisiológica fundamental es esencial para mantener una buena calidad de vida y promover la salud en general.
Si se experimentan dificultades persistentes para dormir, es recomendable buscar la orientación de un profesional de la salud especializado en trastornos del sueño.