El universo de las criptomonedas atraviesa un punto de inflexión. Tras un 2024 dominado por la euforia y el crecimiento desmedido, donde las llamadas meme coins llegaron a registrar ganancias promedio superiores al 1.300%, el 2025 se transformó en un año de corrección brutal.
Durante los primeros nueve meses del año, una combinación de factores —entre ellos la alta volatilidad financiera, la reducción del interés minorista y nuevas regulaciones globales más estrictas— desencadenó un “invierno cripto” que afectó incluso a los proyectos más populares.

Los resultados son categóricos: el 90% de las meme coins más importantes por capitalización de mercado sufrieron caídas masivas, según un informe reciente de BestWallet.com. Las pérdidas oscilaron entre un 30% y un 70%, borrando miles de millones de dólares en valor total del mercado y dejando al descubierto el carácter altamente especulativo de este segmento.
Los analistas coinciden en que la falta de casos de uso concretos y la excesiva dependencia del “hype” en redes sociales fueron factores determinantes. En este contexto, la recomendación principal apunta al uso de billeteras frías o hardware wallets como medida esencial para proteger activos frente a la volatilidad.
Dogecoin, Shiba Inu y Pepe: las grandes víctimas del “invierno cripto”
La llamada “antigua guardia” de las meme coins —proyectos que nacieron como bromas y terminaron convertidos en fenómenos globales— fue la más golpeada. Dogecoin (DOGE), Shiba Inu (SHIB) y Pepe (PEPE) registraron desplomes pronunciados, al depender casi exclusivamente del entusiasmo comunitario y carecer de fundamentos tecnológicos sólidos.
Un relevamiento de CoinMarketCap detalló que 18 de las 20 principales meme coins por capitalización sufrieron pérdidas de dos dígitos. El caso más emblemático fue Trump Official (TRUMP), que se derrumbó un 74% tras haber alcanzado un pico histórico, evaporando cerca de 4.200 millones de dólares.

Otros proyectos como MogCoin (MOG) y Bret (BRET) retrocedieron un 67% y 66% respectivamente. También Cat in a Dogs World (MEW) y Dogwifhat (WIF) perdieron alrededor del 61% de su valor. Incluso la “menos afectada”, Pudgy Penguins (PUDGY), retrocedió un 18%, reflejando la magnitud de la caída generalizada.
Los sobrevivientes: proyectos que transformaron la crisis en oportunidad
Sin embargo, no todo el panorama es negativo. La corrección parece haber actuado como un filtro natural que separa la especulación del desarrollo real. Algunas criptomonedas lograron prosperar, marcando el inicio de una nueva etapa de madurez en el mercado.
El caso más destacado es BUILDon (BUILD), cuyo valor se disparó un 6.588% desde enero, al combinar el atractivo viral del universo meme con casos de uso reales como la automatización DeFi y la integración con stablecoins. Otro ejemplo es MemeCore (MEMECORE), que registró un crecimiento del 313%.
Estas excepciones demuestran que la nueva generación de criptomonedas busca trascender el entretenimiento digital, apostando por modelos sostenibles y utilidad tangible.
La debacle de las meme coins en 2025 marca una clara transición del mercado hacia la madurez. Los inversores minoristas comienzan a demandar valor real, transparencia y tecnología, dejando atrás la fiebre especulativa que caracterizó los últimos años.
En palabras de los analistas, la lección es contundente: “En el mundo cripto ya no basta con el bombo de las redes; ahora se premia la utilidad, la innovación y la gestión responsable del riesgo”.
El futuro del sector dependerá de esa evolución: de la capacidad de las monedas digitales para ofrecer sustancia y sostenibilidad, más allá de la volatilidad y el meme.