El nordeste de Brasil reúne algunos de los paisajes más impactantes del país. Sus playas, reconocidas por la mezcla de tonos turquesa, arenas claras y piscinas naturales formadas por arrecifes, se han convertido en un imán para quienes desean unas vacaciones tranquilas, activas y rodeadas de naturaleza. Desde Ceará hasta Bahía, la región despliega escenarios que combinan espíritu rústico, tradición pesquera y una infraestructura pensada para recibir tanto a familias como a viajeros curiosos.
Las 5 playas más visitadas del Nordeste de Brasil
- Jericoacoara (Ceará)
Jeri mantiene un carácter auténtico gracias a sus calles de arena y la prohibición de vehículos, lo que preserva su ambiente relajado. Sus dunas forman un paisaje desértico frente al mar. La Duna do Pôr do Sol es el principal punto para disfrutar atardeceres imponentes, mientras que la Pedra Furada se consolidó como el sello visual del destino. A pocos minutos del pueblo, la Lagoa do Paraíso ofrece aguas turquesas y hamacas sumergidas.

- Praia dos Carneiros (Pernambuco)
Carneiros deslumbra por sus cocoteros inclinados hacia el mar, su arena blanca y sus aguas calmas. La Capela de São Benedito, ubicada frente a la playa, completa un paisaje icónico. Durante la marea baja, los arrecifes forman piscinas naturales ideales para nadar. Además, se ofrecen paseos en catamarán para recorrer la costa y los manglares.
- Maragogi (Alagoas)
Las Galés son el mayor atractivo del destino: piscinas naturales formadas a varios kilómetros de la costa, accesibles en excursiones durante la marea baja. La visibilidad del agua permite observar peces de colores y el fondo marino con total claridad. Antunes y São Bento completan la lista de playas imperdibles.

- Pipa (Rio Grande do Norte)
Sus acantilados rojizos crean un entorno único. Praia do Amor convoca a surfistas, mientras que Bahía dos Golfinhos permite avistar delfines. El centro de Pipa ofrece gastronomía variada, artesanías y bares con música en vivo.
- Morro de São Paulo (Bahía)
Con playas numeradas y sin circulación de vehículos, es un refugio perfecto para descansar. La segunda playa concentra movimiento; la tercera ofrece piscinas naturales; y la cuarta es ideal para quienes buscan silencio. El Mirador del Faro regala vistas panorámicas del archipiélago.





























