Este martes 20 de agosto se celebra el Día Mundial de las Papas Fritas, el ya universalmente conocido plato que abunda en los distintos restaurants y casas de comida rápida a lo largo del mundo.
De origen disputado entre Bélgica y Francia, la papa frita se encuentra en prácticamente cualquier comercio gastronómico. De hecho, hay franquicias que solo se dedican a servir este plato en su negocio.
Si bien su forma tradicional indica que son a bastones, hoy se pueden encontrar de variadas formas, desde redondeadas hasta rizadas o en bolsas en forma de “chips”. Se pueden comer solas o pueden servirse a modo de acompañamiento de otra comida. También pueden degustarse con queso, aderezos, salsas, huevos y cuanto ingrediente se le ocurra al comensal.
En fin, hay tantas formas de papas fritas y maneras de comerlas como cocineros haya. Sin embargo, en reiteradas ocasiones la gente busca conseguir un resultados similar al de las casas de comida rápida. A continuación, repasaremos las diferentes técnicas para que nuestras papas fritas queden crocantes por fuera y hechas puré por dentro.
El corte y la preparación: claves para un buen resultado
A la hora de cortar nuestros bastones, debemos tener en cuenta el grosor que les queremos dar. Si bien en muchos locales gastronómicos las papas suelen ser de aproximadamente cuatro milímetros por cuatro milímetros, vamos a cortar las nuestras con un grosor de alrededor de un centímetro por un centímetro. De esta manera, conseguiremos una mejor combinación de texturas al comer.
Ya listos nuestros bastones, vamos a ponerlos en un bowl con agua fría, a la cual previamente le debemos agregar una cucharada de sal y media de azúcar. Allí, dejaremos reposar nuestras papas por al menos 20 minutos. Esto ayudará a que tome la sal necesaria y despida el exceso de almidón.
La primera cocción: comienza a formarse el puré interno
En una olla, calentaremos una cantidad abundante de agua. Cuando ya esté caliente, echaremos nuestras papas allí y esperaremos a que rompa hervor. Un vez que comenzó a hervir el agua, aguardaremos cinco minutos y las retiraremos.
Tras esto, vamos a colocar los bastones sobre una rejilla o alguna superficie plana en la cual puedan reposar y secarse. Mientras tanto, vamos a colocar una cantidad importante de aceite o grasa en una olla o en un recipiente.
La segunda cocción: los bastones se convierten en papas fritas
Ya con nuestros bastones secos, vamos a agregarlos en nuestro recipiente con aceite o grasa. Es importante que el material para freír no esté el máximo, lo ideal es que esté a unos 130°C. Si no contamos con un termómetro de cocina, lo que podemos hacer es mantener el fuego alto y meter un pedacito de un bastón. Si vemos que burbujea de manera uniforme pero sin expandirse demasiado hacia los costados, significa que ya está.
Allí, bajamos el fuego a media potencia y agregamos nuestras papas. Esta cocción permitirá que nuestros bastones se terminen de cocinar tanto por fuera como por dentro, tomando una textura blanda por fuera. Al cabo de 3 minutos, vamos a retirarlas del fuego y las colocaremos sobre una fuente con papel absorbente.
La tercera cocción: la papa frita perfecta
Tras colocar nuestros bastones en la fuente, vamos a subir el fuego al máximo para que nuestro aceite o grasa alcancen una temperatura considerablemente elevada. Allí vamos poner nuestras papas durante un minuto y medio o dos. Este “shock” de temperatura sellará nuestras papas y las dorará por fuera. En tanto, el interior seguirá cocinando y quedará prácticamente como un puré.
Al retirarlas, debemos colocarlas nuevamente sobre una fuente con papel absorbente. E inmediatamente las condimentaremos con sal y pimienta, sin dejar que se enfríen. Si queremos darles un toque distintivo, podemos agregarle un poco de pimentón y ají molido para realzar el sabor.
Ahora solo nos queda servirlas bien calientes y disfrutarlas como más nos gusten.
