A poco más de cien kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, el pequeño pueblo rural de Vagues se convirtió en el destino ideal para una escapada de fin de semana gracias a una propuesta única: un hotel boutique que permite alojarse en antiguos vagones de tren y subte restaurados.
El lugar se llama “Los Vagones de Areco” y está ubicado en medio del campo, a solo siete kilómetros de la antigua estación de Vagues y a unos 15 km de San Antonio de Areco, cuna de la tradición gauchesca.
Atendido personalmente por sus dueños, este hotel boutique nació con el objetivo de brindar un espacio auténtico donde cada rincón cuenta una historia. Ofrece siete habitaciones en suite dentro de vagones cuidadosamente restaurados, cada una equipada con baño privado, aire acondicionado frío-calor, muebles de época y un deck privado con mesas y sillas para disfrutar de la tranquilidad del entorno.

Cada vagón conserva su encanto y personalidad, combinando el encanto del pasado con las comodidades modernas.
Cómo llegar a esta joya oculta en San Antonio de Areco
La experiencia va más allá del alojamiento. La estadía suele incluir pensión completa, con un delicioso asado a la leña al mediodía bajo la sombra de los árboles y cenas servidas en un vagón comedor inglés de más de 120 años. Durante la tarde, los huéspedes pueden recorrer un museo propio lleno de antigüedades que reflejan la historia argentina, disfrutar de la pileta en verano, o simplemente relajarse junto al fogón con una picada y un vino al atardecer.

Llegar a este refugio es muy sencillo. Desde la Ciudad de Buenos Aires, el viaje en auto dura aproximadamente entre una hora y media y dos horas. La ruta más directa es tomar la autopista Panamericana (Ruta 9) y luego continuar por la Ruta 8 hasta San Antonio de Areco. Desde el centro del pueblo, solo restan unos 15 kilómetros para llegar a este original hospedaje.
Además, la cercanía a San Antonio de Areco permite complementar la escapada. Este pueblo, fundado en 1730, es uno de los más antiguos y tradicionales de la provincia y un centro clave de la identidad gauchesca. Los visitantes pueden disfrutar de sus almacenes, restaurantes típicos, cabalgatas y, si viajan en noviembre, de la famosa Fiesta de la Tradición.