Un nuevo estudio reveló que el cometa interestelar 3I/ATLAS podría tener criovolcanes activos en su superficie, un fenómeno que ofrece pistas inéditas sobre la composición de este visitante procedente de otro sistema estelar.
Las observaciones, realizadas mientras el objeto se acercaba al Sol, mostraron chorros de hielo en plena erupción.
Volcanes de hielo en acción
El análisis indica que el cometa liberó una serie de “chorros helados” a medida que aumentaba su temperatura durante el acercamiento al perihelio —el punto más cercano al Sol— el pasado 29 de octubre. Este proceso, conocido como criovulcanismo, ocurre cuando el hielo atrapado bajo la superficie se calienta, se convierte en gas y estalla hacia el exterior.

Los investigadores señalaron que este comportamiento sería una consecuencia directa de la mezcla de materiales que conforma el cometa, lo que permitiría conocer más sobre su origen y estructura interna.
Qué dice el nuevo estudio
Los resultados preliminares fueron publicados el 24 de noviembre en el servidor de preprints arXiv y citados por varias revistas especializadas. Aunque todavía no pasaron por revisión de pares, los datos sugieren que 3I/ATLAS presenta similitudes con los objetos helados transneptunianos que orbitan más allá de Neptuno, incluidos algunos planetas enanos.
Si se confirma esta hipótesis, significaría que, a pesar de haber nacido en un sistema planetario remoto, el cometa comparte características con cuerpos de nuestro propio entorno solar.
La sorpresa de los astrónomos
“Todos quedamos sorprendidos”, afirmó Josep Trigo-Rodríguez, autor principal del estudio e investigador del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC/IEEC). El especialista destacó que es notable que un cometa interestelar muestre una composición parecida a la de objetos formados a gran distancia del Sol.
Trigo-Rodríguez también publicó en la red social X las imágenes obtenidas durante las observaciones, en las que se registran las erupciones de hielo en la superficie del cometa.
Un visitante poco común
Desde su detección en julio por astrónomos de la NASA, 3I/ATLAS generó especulaciones sobre su naturaleza. Si bien en redes sociales circularon conjeturas que lo vinculaban a tecnología extraterrestre, los especialistas coincidieron en que se trata simplemente de un cometa proveniente de un sistema estelar desconocido.
Es el tercer objeto interestelar registrado hasta ahora, lo que convierte su estudio en una oportunidad única para comprender cómo se forman los cuerpos celestes en otros sistemas y qué materiales los componen. Los científicos buscan obtener la mayor cantidad de datos posibles antes de que abandone el sistema solar el próximo año.
Cómo se realizó la observación
El nuevo trabajo se basó en observaciones del Telescopio Joan Oró del Observatorio del Montsec, en Cataluña, que fueron complementadas con mediciones de otros centros de la región. Los astrónomos siguieron de cerca al cometa durante su aproximación al Sol, cuando el calor provoca que los hielos superficiales se sublimen y se conviertan en gas, permitiendo detectar su composición.
La trayectoria del objeto, registrada por la NASA y otros organismos, muestra que atraviesa el sistema solar en un recorrido único que no volverá a repetirse. Por eso, cada dato obtenido es crucial para reconstruir su historia.
Lo que falta descubrir
Con las nuevas mediciones, los especialistas esperan avanzar en la comprensión del origen del cometa y de los procesos que lo moldearon durante miles de millones de años. Las erupciones de hielo observadas podrían ser la clave para conocer las condiciones físicas y químicas del entorno en el que se formó.
Mientras continúa su viaje hacia el exterior del sistema solar, los astrónomos se preparan para una última etapa de observaciones antes de que 3I/ATLAS desaparezca para siempre de nuestro alcance.
























