La lengua de suegra (Sansevieria trifasciata) se convirtió en la planta estrella de los hogares argentinos. Es la elegida tanto por expertos como por principiantes gracias a su gran resistencia y a que le aporta ese toque verde fundamental a cualquier ambiente.
Además de su popularidad estética, esta especie es altamente valorada por su capacidad de filtrar toxinas del aire y producir oxígeno durante la noche.
Para mantenerla siempre impecable, existe un truco de jardinería casera que corre de boca en boca: rociar sus hojas con vinagre blanco. Si bien el método promete grandes beneficios, también puede ser peligroso si no se aplica de la forma correcta.
Cómo funciona el vinagre blanco para limpiar tu lengua de suegra
El vinagre blanco no es solo un condimento de cocina, sino un gran aliado para la jardinería gracias a sus propiedades antifúngicas y antibacterianas. Es un remedio natural excelente para combatir a los enemigos más comunes de esta planta, como las plagas de cochinillas, pulgones y hongos, que suelen aparecer en ambientes con poca ventilación.

Otro efecto positivo es que el vinagre ayuda a la limpieza de las hojas. Al eliminar el polvo que se acumula, la planta puede respirar mejor y logra una fotosíntesis más eficiente.
Acá viene la parte crucial: para aprovechar los beneficios sin dañar a tu planta, siempre hay que diluirlo. El método más recomendado es mezclar una parte de vinagre blanco en diez partes de agua y aplicarlo directamente sobre las hojas con un rociador.
El principal peligro reside en usar el vinagre sin diluir o pasarse con la cantidad de este ingrediente de la cocina. Debido a su acidez, el vinagre puro puede quemar los tejidos de las hojas, generar manchas marrones y, en casos extremos, debilitar progresivamente a la planta o incluso provocarle la muerte.