Las manchas de humedad son un problema frecuente en viviendas. Aunque suelen parecer menores, pueden deteriorar la pintura y afectar la calidad del aire en los hogares.
Pintores y especialistas en mantenimiento coinciden en que existen métodos simples y seguros para tratarlas sin recurrir a productos agresivos: uno de los más eficaces combina vinagre blanco y bicarbonato de sodio.
Reconocer el tipo de humedad es clave
Antes de limpiar, los expertos recomiendan identificar el origen del problema. No todas las humedades son iguales ni se tratan de la misma forma.
La humedad por condensación es la más común. Aparece cuando el aire cálido y húmedo del interior se enfría al contacto con superficies frías, como vidrios o muros. El resultado son manchas oscuras y moho superficial, sobre todo en esquinas y techos.
La humedad por filtración proviene del exterior o de cañerías dañadas. Suele manifestarse tras lluvias o pérdidas de agua, con pintura descascarada y cerco amarillento.
En cambio, la capilaridad asciende desde el suelo por los poros del muro y deja el característico salitre blanco en los zócalos.
Paso a paso: el método del vinagre y el bicarbonato

El llamado “método de los pintores” es una alternativa segura cuando la humedad se debe a moho leve por condensación. Según profesionales del sector, el secreto está en no mezclar previamente ambos productos, sino dejar que reaccionen sobre la pared.
- Espolvorear bicarbonato de sodio o aplicar una pasta suave con agua sobre la mancha.
- Pulverizar vinagre blanco de limpieza encima. La efervescencia que se genera ayuda a desprender el moho sin dañar la pintura.
- Dejar actuar unos minutos, limpiar con un paño húmedo y secar bien.
- Ventilar el ambiente durante al menos 10 a 15 minutos.
El vinagre desinfecta y neutraliza el moho, mientras que el bicarbonato aporta una abrasión mínima y elimina olores.
Cuándo usar otros productos
Si las manchas son extensas o profundas, los pintores advierten que la lejía diluida (una parte de agua y una de lavandina) puede servir como medida puntual, aunque su uso frecuente deteriora los acabados y decolora las paredes. Sólo debe aplicarse si se planea repintar la zona luego.
Qué hacer si el problema persiste
Cuando la humedad reaparece o el muro se siente frío y húmedo al tacto, la causa suele estar en una filtración o fuga interna. En esos casos, lo prioritario es reparar la fuente de agua y dejar secar la pared antes de pintar nuevamente.
Para los casos de capilaridad, los tratamientos más eficaces incluyen inyecciones químicas impermeabilizantes, sistemas de electroósmosis o la colocación de higroconvectores, que facilitan el secado de los muros. Luego, se recomienda repasar con morteros transpirables y pinturas específicas.
Cómo prevenir nuevas humedades

Ventilar cada día, usar extractores en baños y cocinas o incorporar deshumidificadores en ambientes cerrados ayuda a reducir la condensación.
También es importante no secar ropa en el interior y revisar juntas y sellados de ventanas o terrazas.
Los pintores sugieren, además, pinturas con fungicida o anticondensación para zonas problemáticas. No sustituyen la ventilación, pero aportan una protección adicional.