Mientras los circuitos tradicionales de Salta se llenan de turistas, existe un destino que promete una experiencia totalmente distinta: Olacapato. Este pueblo, poco conocido y lejos del bullicio habitual, se alza como una joya escondida en el Departamento Los Andes, y ostenta un título impresionante: es el pueblo más alto de toda la Argentina, ubicado a más de 4000 metros sobre el nivel del mar.
Si bien otros lugares atraen mayor público, Olacapato brilla por su oferta única: una calma total en un entorno natural que corta la respiración. Este rincón mágico tiene una historia digna de escuchar y un encanto único, ideal para aquellos que buscan escapar de la multitud primaveral.
El entorno es puro altiplano y puna, caracterizado por un clima frío, cielos despejados y una vegetación escasa. Olacapato está rodeado por un paisaje dramático dominado por volcanes y salares vecinos. El principal atractivo aquí es, sin dudas, el paisaje de altura.
Quienes lo visitan pueden caminar por sus calles de tierra con imponentes montañas al fondo, y la puna ofrece el escenario perfecto para la fotografía de paisaje extremo, capturando amaneceres en altura o noches con cielos limpios ideales para observar las estrellas.
Cómo llegar a Olacapato
La historia minera también dejó su huella. Es posible explorar los alrededores y encontrar antiguas vías ferroviarias en desuso, restos de talleres y estaciones fantasma.
En lo gastronómico, Olacapato respeta la tradición del Noroeste argentino. La mesa se viste con las clásicas empanadas salteñas, humitas, tamales, y guisos contundentes a base de quinua, cabrito o llama.

Llegar hasta este paraíso de altura requiere planificación. Desde la ciudad de Salta se accede por la Ruta Nacional 51, cruzando San Antonio de los Cobres. Muchos tramos en altura exigen un vehículo 4x4, y es fundamental prever combustible suficiente para las rutas largas sin servicios, ya que el viaje incluye caminos de ripio con pendientes y falta de señalización en algunos sectores. Si buscás paz y paisajes épicos, Olacapato es el destino obligado de la primavera.